El blog de 道


Un camino espiritual no-dual- Los inicios: de la mente reactiva a la mindful

Usaremos un pequeño mapa que se inspira en las diez fases de la doma del buey zen para explicar el progreso a través de los distintos estadios de este posible camino espiritual. Aquí están sus dos primeras líneas:

 

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En nuestro mapa explicativo, la mente inconsciente se representa con el color rojo suave o rosa.

Y la mente consciente o mindful en amarillo.

El tamaño de las esferas pretende representar el tiempo que pasas en esa mente.

Es dudoso, que tal como pretende indicar la primera línea del gráfico, exista una persona que viva el 100% de su tiempo en la mente inconsciente. Sobretodo, porque como decíamos los aprendizajes complejos los hace la mente consciente o mindful, por tanto sin que esta se active aunque sea muy de tanto en tanto, parece difícil que una persona pueda ser funcional en nuestra sociedad.

Pero sí ocurre que antes del inicio del caminos espiritual esa mente mindful jamás se usa para evolucionar espiritualmente. Sino para temas puramente operativos mundanos.

Como hemos comentado antes, la mente inconsciente o reactiva es nuestro piloto automático. No es que tenga nada de malo, es rápida y consume pocos recursos, pero no facilita en absoluto la evolución, más bien al contrario, es una garantía de no evolución (ni espiritual ni del tipo que sea a nivel mental).

La mente inconsciente es aflictiva porque nuestros patrones automatizados de reacción son aflictivos. Ella no tiene la culpa, simplemente ejecuta el programa de Alaya, el programa que se ha ido construyendo a lo largo de nuestra vida y que nos dirige, pues inicialmente pasamos gran parte del tiempo en esta mente.

Si nuestro Alaya fuera perfectamente puro, nuestra vida inconsciente y reactiva (nuestra vida en la mente inconsciente) sería también pefectamente pura. Reactividad no implica nada más que reactividad… no tiene nada intrínsecamente malo.

Si nuestro almacén kármico (Alaya) posee patrones de reacción auto-destructivos y tremendamente aflictivos, así será nuestra mente inconsciente.

Y ella misma no puede cambiar Alaya. Para eso necesitamos la mente consciente.

Es por eso que el inicio del camino espiritual ocurre cuando, por algún azar (causas y condiciones realmente) se ha creado en Alaya una corriente que nos pide iniciar una evolución espiritual.

Y como tras leer u oír sobre espiritualidad, asumimos que debemos estar más conscientes de lo que hacemos, entonces la mente consciente o mindful empieza a aparecer más a menudo en nuestras vidas, porque revertir de la mente inconsciente a la consciente también es debido un patrón reactivo en Alaya. Cada vez que «recuerdas» que has de estar mindful, eso también ha sido Alaya.

Fíjate, mientras estamos en la mente inconsciente solo un patrón de reacción adecuado nos puede “enviar” a la mente mindful. Nunca lo hará la propia mente mindful pues no está (esta situación será similar con respecto a la mente despierta más adelante). Y para que la mente inconsciente o reactiva lo haga, tienes que haber creado patrones reactivos que provoquen eso…

Por eso hay quién usa anclas mentales o campanitas o notas personales para recordar que hemos de estar mindful. Es usar el mismo truco pero con anclas externas, pero Alaya hace lo mismo realmente… Y es mejor que lo haga Alaya, por eso no recomiendo las campanitas.

Con el tiempo, formal o informalmente se van estableciendo cada vez más anclas de ese tipo y eso nos enviará más a menudo a la mente mindful. Tú no te das ni cuenta pero lo haces. Quizá nunca estás mindful al despertarte y casi siempre lo recuerdas en la ducha. Si ocurre algo así, es que hay un ancla establecida en la ducha, pero no antes…

Es básicamente asociación, no de ideas en este caso, sino de un estímulos (la ducha) con una reacción (pasar a estar mindful). No diferente de lo que pasa cuando ves las llaves en la mesa antes de salir de casa y reaccionas para cogerlas (aunque en este caso puedes seguir en la mente inconsciente).

Y de la mente mindful a la inconsciente normalmente revertiremos por absorción en un estímulo externo, incluyendo especialmente el intelecto que aquí siempre se considerará externo pues es percibido.

Seguimos



Un camino espiritual no-dual descrito en el marco conceptual del sistema-mente

Para aprovechar mejor este texto, aparte del propio Sistema mente, es recomendable leerse «La evolución de las tres mentes«, pues el objeto de estas entradas será armonizar ambos textos, o dicho de otra manera rehacer esa «Evolución de las tres mentes» ampliándola y adaptando la terminología al Sistema-Mente.


Empezando por el principio, ¿qué son esas tres mentes?

Pues en realidad son tres formas de trabajar del Sistema-mente y no tres mentes diferentes, solo hay una mente. Pero tiene varias formas de funcionamiento, algunas disponibles ya desde ahora y otra forma más adelante.

En los tres modos de funcionamiento, todo lo visto en el Sistema-Mente aplica igual, la mente sigue teniendo esas funciones, solo cambia sutilmente cómo estas funciones se relacionan o qué hacen.

Es decir, se asume que la mente de un Buddha tiene esas mismas funciones mentales que hemos visto, igual que tú o yo o Messi. Solo lo que hemos dado en llamar «el sujeto» desaparece, sería la única excepción, que no lo es, porque ya dijimos que ni tan siquiera es una función concreta, sino más bien un resultado co-emergente de una Alaya sin purificar y una inteligencia ignorante (de ciertos aspectos de la realidad).

Más aclaraciones, se dice en el título «un camino espiritual no-dual», la hipótesis es que si se aplican doctrinas no-duales y meditación de no-acción (ver su descripción) los resultados son bastante comparables, incluso entre religiones enfrentadas, por eso no se concreta más allá de esto.

Así que en realidad si quisieramos decirlo bien sería «Un camino espiritual basado en planteamientos no-duales y cuya práctica meditativa fundamental sea la meditación de no-acción» pero era largo.

Los planteamientos no duales son aquellos en los que se afirma que la separación sujeto-objetos es ficticia (o solamente mental) y la liberación completa del sufrimiento requiere de la realización completa de esa realidad. Y adicionalmente, la práctica principal (a veces exclusiva, como en el Zen Soto que sería el caso más radical) es la comentada.

En ese ámbito cae también el Advaita Vedanta tradicional (pero no todo el neoadvaitismo, a pesar de su nombre) y las doctrinas mahayanas: Zen, Mahamudra y Dzogchen (sin exclusión de que hayan otras muchas que desconozco).

Seguimos.



La sutil diferencia entre disociación y trascendencia (y II)

Como hemos comentado en los apuntes sobre el sujeto (hace cuatro días) solo puede gestionarse algo cuando «se ve», es decir cuando adquieres un pto de vista más elevado que permita a la inteligencia ponderarlo (que no al intelecto), y eso si os fijáis es básicamente el significado literal de trascendencia tal como hemos visto.

Para ponerse «más allá», una técnica posible es la disociativa, ciertamente, pero ya hemos visto sus peligros o peculiaridades. Además siempre implicará «atman» pues no puede haber algo «no mío» sin que quede algo que posee.

Sin atman nada es tuyo, ni no tuyo, no aplica. Por eso en el budismo aplican nada o muy poco técnicas disociativas. Lo cual no significa que no haya budistas aplicándolas erróneamente. Los hay.

Una técnica más indirecta y sutil que la disociación, es la auto-liberación, que es la técnica favorita budista Mahayana (Zen, Dzogchen y Mahamudra la usan bajo este u otro nombre). Casi se podría decir que a nivel práctico la auto-liberación es la gran propuesta Mahayana, igual que los Jhanas concentrativos más la visión vipassana lo son en Theravada.

Por auto-liberación entendemos detectar el surgimiento de aquello que queremos trascender y «dejarlo ir» de la forma más ecuánime posible, es decir, sin darle carga emocional alguna, como si no existiera. Sin darle importancia alguna. El valor de la práctica aumenta cuanto menor carga emocional se añada a la auto-liberación.

Durante el proceso no concluimos que el pensamiento no sea mío, ni lo contrario tampoco. Solo lo auto-liberamos. Según la propuesta doctrinal budista porque «está vacío» (cuestión también muy discutible, pero cada doctrina tiene sus axiomas).

Así pues, la auto-liberación es un continuo «intentar ponerse más allá» del pensamiento. Y este es uno de los trabajos claves del primer yoga Mahamudra o los inicios de Dzogchen o el famoso Zazen, y debe hacerse hasta que ocurra el «click» (habrán diversos clicks menores antes) y quedes establecido de forma natural «más allá del pensamiento» cada vez que estés mindful. De hecho estrictamente en los inicios nunca estaremos más allá de ese pensamiento, pero se construye el espacio que nos permitirá estarlo poco a poco.

En ese momento el yoga de no-conceptualidad podrá ser ejercido y consistirá solo en mantenerse mindful sin bloquear ningún pensamiento, mientras que el yoga anterior, el de concentración solo permitía auto-liberarlos todavía no nos permitía trascenderlos (quizá a veces en meditación profunda ocurra) sino que cuando aplicamos mindfulness los bloqueamos, paramos la cadena argumental de forma brusca.

Es importante recalcar que aunque el pensamiento casi con seguridad parará al ser auto-liberado (si no lo hace, mejor) el objeto de la práctica no es pararlo (eso sería una técnica concentrativa) sino justo lo contrario, auto-liberarlo con ecuanimidad y si no para, mejor. Eso sí, siempre recordad que la atención ha de estar presente (mente mindful), el gran riesgo de la auto-liberación es que a veces se confunde con dejarnos ir con nuestros pensamientos y eso es justo no-meditar, es justo lo opuesto a lo que se propone, es sumergirnos en ellos y perder todo pto. de vista sobre ellos.

Pero trascender sigue teniendo un problema teórico para un budista, porque si buscamos un pto. de vista superior, ¿quien lo busca? ¿atman? ¿quién observa?

La respuesta no-budista es la inteligencia, que no es un atman (armada con su herramienta favorita, la atención) y es por eso que en la doctrinas Mahayanas en mucho ptos parece estar hablándose de un atman, como cuando se habla de «la base» o el «fondo» o incluso el Dharmakaya. Pero no debe olvidarse que para el budismo todo eso no es eterno, es compuesto, no es divino, etc… Y lo que puede afirmarse con la experiencia es que tampoco es el sujeto del teatro cartesiano (mucho menos el pensador de los pensamientos).

Como puede intuirse (y también se trató en los apuntes sobre el sujeto) a medida que trasciendas elementos cognitivos y perceptivos, «lo que queda» como pto de observación más elevado, se reduce, se va volviendo más profundo y sutil porque debes ir «más atrás» mentalmente para adquirir ese pto de vista.

Y ese mismo proceso es el que hace extremadamente sutil la sensación de un sujeto hasta que finalmente ya no puede aplicarse, lo que queda observando es tan sutil y tan desprovisto de la complejidad de un sujeto que solo podría llamarse sujeto por insistencia doctrinal (y hasta el Adv. Vedanta le cambia el nombre a Brahman).



Absorciones, jhanas y samadhi (PDF)

El mini PDF correspondiente:

Absorciones, jhanas y samadhi



Absorciones: jhanas y samadhis (y V)

Más cosas.

Esto ya es hablar por hablar, que nadie se lo tome como absolutamente cierto, aunque tampoco es especialmente relevante, pero aparentemente los estadios de absorción son básicamente cuatro. Igual que los jhanas con forma (4) y los jhanas sin forma (4).

Entonces son 8 ¿no? (y hay quién habla de 12)

No, porque son básicamente los mismos cuatro pero vividos desde diferentes situaciones (o mentes como se dice por aquí):.

En los 4 jhanas con forma (rupa jhana) nos hace falta un objeto porque quién los atraviesa es la mente mindful y ya hemos visto que la mente mindful siempre necesita un objeto mental para existir.

Los 4 sin forma (arupa jhana) ocurren sin objeto, es la propia mente realizada la que los atraviesa, por eso no necesita objeto.

¿Y desde la mente reactiva? ¿se atraviesan esos 4 jhanas de alguna manera?

Sí, y se llama ¿lo adivinas? dormirse. 🙂

Así que es importante darse cuenta de que «quién» atraviesa los estados de absorción es casi más importante que los propios estados de absorción, pues cada día tú ya atraviesas los 4 estados de absorción y alcanzas Nirodha Samadhi (cesación) y lo llamamos sueño profundo, luego emerges de él y sin conectar todavía mente con sentidos o cuerpo, tienes sueños (fase REM). Ese es el ciclo completo del sueño cada noche, que se repite cada pocas horas. Y sin embargo no tiene virtud alguna para ti. Porque lo relevante es que esos estadios los atraviesa la mente reactiva o inconsciente, y eso no nos sirve para aprender nada.

Otros maestros modernos, como Anadi, por caminos completamente diferentes también han llegado a la conclusión de que hay cuatro niveles de absorción. Por ejemplo Anadi los denomina: pure rest, no will, state of absence, and diamond mountain (4). Y también explica que esos cuatro niveles se atraviesan de diferente manera en función de diferentes prácticas pero siempre hay cuatro niveles de absorción.

Si recapitulamos lo visto antes, cuando hablábamos de Prajna, vimos que el Despertar es la aparición de la mente realizada.

Y ahora decimos que los niveles de absorción son cuatro y que lo que cambia para llegar a otras absorciones más profundas es que quién los atraviesa es la mente despierta y no la mindful o concentrativa.

Ahora, por fin, tras largaros tanto rollo puede empezar a verse porque hace falta ambas cosas: prajna y entrenamiento mental: vipassana y samatha.

Ambas dimensiones son necesarias y completan la senda. Si falta una de ellas, habrán resultados parciales.

Finalmente Nirodha samadhi, que a veces se llama el noveno jhana, no es estrictamente samadhi. Es cesación.

Nirodha samadhi es el estado en que la consciencia está ausente también (en cualquiera de sus tres mentes), viene a ser como sueño profundo inducido semi-consciente.

Y por tanto no es samadhi según la definición aquí propuesta, porque no hay presencia clara (no hay claridad), igual que dormirse no es samadhi.

No hay dualidad entre sujeto y objeto pero no por unión de ambos, sino por ausencia de ambos.

Tampoco hay memoria de tal evento, solo la sensación de que «estaba o algo ha estado presente durante ese tiempo». Es decir más bien una pseudo-memoria de que «eso pasó». Supongo que no hay memoria, porque no hay nada que registrar…

Para los más sensibles a las palabras, si se quiere llamar samadhi, llámesele, no hay problema, pero hay que ser conscientes de sus características y como dijo un notable monje Theravada: «allí no hay nada que aprender». Así que es más fruición que práctica.

Ya por acabar, y por si no ha quedado claro, sin práctica exclusiva (meditación o cualquier otra, sea sentado o tumbado, pero no de pie) no hay absorciones. Este mensaje va especialmente dedicado a quién mantenga planteamientos de no-práctica o solo-mindfulness (en el día a día). En esas condiciones es inútil esperar absorción alguna (pero el Despertar es posible).

Y creo que eso es todo por ahora.




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