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Otro texto corto de la serie ¿Qué es? (por cierto el de Talidad es de los más leídos del blog)
Wu Wei es una expresión de origen chino, en concreto de uso en el Taoismo y que literalmente significa realmente sin-acción (無為/无为) aunque se suela traducir como no-acción.
A menudo también se relaciona el concepto con la ausencia de esfuerzo o con la idea de fluir, o no forzar.
La ausencia de esfuerzo la debemos interpretar aquí como la ausencia de la carga emocional que conlleva el esfuerzo por lograr algo y no como su parte física. Porque cansarnos físicamente, nos vamos a cansar igual pero no habrá desgaste emocional en Wu Wei, y ello será debido a la ausencia deseos y ambiciones, de resultado concretos. Cuando «hacemos por hacer», «hacemos porque sí» por el mismo gusto de hacer, el desgaste emocional está ausente. Es un hacer, libre de la esclavitud de lograr algo. Sin objetivos y no intencionalidad son otras formas de expresarlo y que también se usan en el blog. Y esa forma de encarar la acción es la que deriva en esa ausencia de esfuerzo o desgaste (emocional).
Fluir y no forzar son similares y se relacionan también con la idea de no ejercer un desgaste emocional excesivo. No nos forzarnos internamente por lograr nuestros objetivos y deseos, o bien fluir, dicho en positivo hace referencia a esa situación en que la acción ocurre de forma casi espontánea, tal como es tan habitual en el zen clásico. Esta espontaneidad en cierta manera es la «acción por la acción», como cuando un deportista de élite entra en el estado de flujo (muy habitual por ejemplo en escalada) y se olvida de absolutamente todo excepto la propia acción que está ejecutando (una forma de residir en el ahora). Ya no está pensando en ganar o perder, solo hay acción (física) sin acción (mental).
Y quizá también podrías decir que en Wu-Wei esa acción sin-acción podría decirse que es también acción sin-reacción.
Wu-wei expresa un estado interior sin reacción (emocional) a los fenómenos, estado de ecuanimidad ante ellos. Se podría decir estado de aceptación para entender lo que es, pero ese sería un estadio muy inicial, en realidad ha de ser de trascendencia.
Cuando ni la aceptación necesite ocurrir empezamos a entender Wu-wei. Igual que no aceptamos una noticia irrelevante, simplemente no nos lleva a reaccionar emocionalmente en absoluto. Aceptar todavía es una forma de acción (mental). Solo puede aplicarse Wu Wei a aquello que ha sido trascendido, superado completamente. Aquello que no nos aferra, aquello de lo que somos libres, aquello a lo que no estamos apegados.
Cuando en este blog decimos que las meditaciones Mahayana, como familia de meditaciones, a falta de otro nombre que las agrupe, son meditaciones de no-acción, de Wu-Wei, lo que queremos decir es que se basan justo en lo comentado, en la no-reacción, en la ecuanimidad. Y también en ese no-esfuerzo, en ese fluir, por eso una componente fundamental en toda meditación Mahayana es la ausencia de tensiones emocionales (físicas no importa demasiado), en Tíbet se destaca más ese aspecto que en el Zen japonés (siempre bastante más rígido) y siempre se nos avisa de no generar tensión en las sesiones de meditación. En Zen japonés la obsesión con la postura a veces lleva a ciertas rigideces mentales que no van a ser positivas.
Pero sobre todo lo que define una meditación Wu Wei, es siempre la menor reacción posible y la menor acción (mental) posible ante cualquier cosa que acontezca en la sesión. Basta con estar presentes y todo lo que añadamos es contraproducente para la sesión.
Por eso no nos concentramos en un objeto ni forzamos la atención, por eso si nos detectamos perdidos en un pensamiento no lo seguimos pero tampoco lo rechazamos o aborrecemos, no nos enfadamos o entristecemos por el fracaso, simplemente debe quedar auto-liberado por nuestra presencia, sin reacción alguna, con ecuanimidad absoluta. Como si no hubiera pasado absolutamente nada.
Quién está presente no piensa reactivamente (en el primer yoga), eso no es posible y no hace falta hacer más, luego no hace falta hacer nada además de estar presente. Tu presencia siempre, siempre, desde el minuto cero, va a auto-liberar cualquier reactividad mental automáticamente (de ahí auto-liberar) y sin que hagas nada. Y lo que se te pide, es que justo no hagas nada más. Absolutamente nada más.
Ese minimalismo en la reacción a lo que ocurre es Wu wei. Por eso es: sin-reacción.
Más adelante Wu Wei aún será más fino, cuando hayas visto tu verdadera naturaleza, pensamientos y presencia podrán convivir sin problemas, el pensamiento ruidoso ha sido trascendido, y entonces la meditación de no-acción consistirá en ni tan siquiera auto-liberar pensamientos, solo estar presente ante ellos y dejar que se calmen solos. Esta es también la descripción del Shikantaza maduro y no es casualidad pues es también meditación Mahayana/de no-acción. Y es entonces y no antes cuando se empieza a entender que es solo-ser.
Más adelante, cuando hayas realizado tu esencia completamente (terminología Mahamudra) ya solamente podrás estar presente siempre y empezará el trabajo de existir «sin reacción» durante las 24 horas del día. Fluir continuamente.
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Ampliación de un texto de 2015.
El ahora, ahora, vive en el ahora, ahora.
Las modernas enseñanzas espirituales están llenas de referencias al Ahora. No me queda claro su origen pero lo vemos en E. Tolle, en Kabat-Zinn, en la mayoría de maestros neoadvaitas… podéis comentar si conoceis referencias anteriores de maestros que usaron de forma clara «el ahora» como práctica espiritual principal.
Sin embargo no es así en los textos clásicos.
No es que no se hable del Ahora en absoluto en los sutras, sastras o los textos de Shankara y otros vedanta, pero sin duda no tenía un lugar fundamental y costará encontrar referencias destacables.
No es que no conocieran el ahora. Los «tres tiempos» (presente, pasado y futuro) están muy presentes en muchos textos budistas y supongo que algo parecido debe ocurrir en los hinduistas.
Así, no es que tal concepto no existiera, como por ejemplo no existía el concepto de «cero» en los tiempos del Buddha histórico.
Incluso si uno repasa místicos del cercano siglo XX como Ramana o Nisargadatta o maestros zen o en general budistas recientes, encontrará pocas referencias al tan nombrado Ahora, hasta casi finales del XX.
Quizá el gran abanderado del Ahora haya sido E. Tolle porque es notablemente popular, su libro más famoso es casi mono-temático al respecto, y realmente ha creado una formulación nueva y fresca. En su momento el libro de E. Tolle me pareció muy interesante y motivador.
Podría decirse que si algo será destacado en el futuro, respecto a la evolución espiritual de nuestros tiempos, creo que será el uso de El Ahora como upaya (medio útil espiritual). Uno de los pocos conceptos nuevos introducidos recientemente y que es realmente certero y útil.
Lo primero decir que ese “vivir en El Ahora” no tiene nada que ver con una visión “new age” al estilo “Carpe Diem”: aprovecha el día que no volverá…
El Ahora, si lo entendemos como otra de las 48.000 puertas al despertar, nos propone algo diferente, muy diferente, no es un simple “aprovecha el día”, en realidad no tiene nada que ver.
El foco en el Ahora es otra formulación más, otro medio hábil, para romper con la tiranía del pensamiento discriminante o intelecto.
¿Cómo es eso?
En el ahora estás siempre, ¿cómo podrías no estar en el Ahora? ¿en que otro momento del tiempo podrías estar ahora? En ningún otro ¿no?
Así pues una formulación que te pida “centrarte en el Ahora” o «residir en el Ahora» en realidad no puede pedirte eso, pues eso es siempre así inevitablemente, siempre, siempre, siempre. No haría faltar cambiar, ni hacer nada.
¿Cómo podríamos perder ese supuesto “Ahora”?
No podemos, por eso es solamente un medio útil, una formulacion que nos llevará a… ¿a donde?
Hagamos al experimento: reside en el ahora, ahora, prueba, de forma intuitiva, aunque no te haya explicado qué es eso o como se hace, improvisa. Hazlo un rato. Y luego seguiremos (en dos días).
Seguimos
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Bien, ¿entonces que lugar tiene Wu-Wei(no intencionalidad) y Mushotoku en todo este embrollo ? ¿y cómo aplica todo esto a las vías directas?
¿Cómo encaja en todo esto la petición Taoista o Zen de no-intencionalidad?
La meditación shikantaza (o la contemplación Dzogchen) es práctica-realización, es decir, es una vía directa de revelación del estado de liberación aquí y ahora, tal como vimos hace unos días.
La propuesta en este caso es, que hacer shikantaza es ser un Buddha sentado (y callado), es ser un Buddha en condiciones de «laboratorio», en condiciones «fáciles». Por tanto mientras practiques shikantaza (correctamente) no deben haber deseos y no habrá intención alguna. Eso es muy correcto.
Pero cuando te levantes, si tienes deseos y volición aflictiva, deberás mantener tu perseverancia. No eres del tipo instantáneo… lo siento…
En otra via directa. como el Dzogchen, dado que la propuesta es mantener el reconocimiento de rigpa durante todo el día, la necesidad de volición es más que obvia… Debe re-aparecer cada vez que se pierde ese reconocimiento. Ocurre lo mismo en las propuestas Advaita vedanta que nos piden mantener el reconocimiento del «yo-soy» permanentemente. Sin volición tal cosa será imposible.
No tiene sentido que seamos radicales con la idea de «no-volición en el camino espiritual» mientras mantenermos un montón de deseos e intenciones al respecto de miles de cosas más mundanas. Esta situación es absolutamente incoherente y contraproducente: renunciamos a la volición que nos puede sacar del Samsara y nos recreamos en las voliciones hedonistas…
Es como el que tiene problemas mentales serios que le llevan a gastar todo su dinero a lo loco y cuando le recomiendas que se ponga en manos de un psicólogo dice que «mejor no, porque sería gastar más dinero»… 🙂
Una forma de formular todo esto para una doctrina directa sería: mientras eres Buddha (shikantaza, reconocimiento de rigpa etc…) toda intención está ausente y de hecho lo está porque la propia definición de lo que es la budeidad incluye esa ausencia. Pero cuando «caes» de nuevo de vuelta al Samsara, la única forma de continuar es aplicar volición. Eso será así hasta que seas siempre y a todas horas Buddha.
La paradoja es que debemos aplicar volición espiritual (y de hecho al principio bastante) que sea idealmente no-aflicitiva, para ir habituándonos y ampliando nuestro tiempo sin volición no-espiritual aflictiva en un proceso extremadamente sutil.
Hasta que nuestra única volición sea el propio camino espiritual, en ese momento estás preparado para ser realmente Buddha, solo has de dar el último paso… o no…
Epílogo:
Wuzu Fayan (五祖 法演) dijo, «Es como un búfalo de agua que pasa por una ventana enrrejada. Su cabeza, cuernos, y cuatro patas todo pasa. Pero la minúscula cola no puede pasar ¿por qué?“
Wumen comentó: «Si pasa, caerá en una zanja, si se gira, será destruido. Esa minúscula cola ¡qué cosa más extraña y maravillosa es!!»
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Sin embargo, aunque no haya libre albedrío, la volición sigue siendo vital ¿por qué?
Pues precisamente porque lo que eres «son procesos mentales vácuos, impermanentes, sin entidad y que no tienen un controlador único».
Siendo tú tal cosa, la única manera de no cambiar cada dia de idea respecto a lo que se debe hacer es la volición. Lo que falta en aquel que no puede conseguir meditar dos días seguidos es precisamente volición, y esa carencia desgraciadamente le va a poner las cosas muy difíciles… Sus condiciones kármicas (su situación) no son adecuadas…
De hecho, es sospechoso, que muchas prácticas clásicas que hoy dia tildamos de «inútiles y puras paparruchas» lo que hacen es construir una fuerte voluntad (por ejemplo repetir mantras miles de veces). Quizá las paparruchas tenían su utilidad… La volición se entrena, y hay que decir que hoy día la tenemos más desentrenada de lo que creemos…
Seguimos…
La volición en cierta manera no es más que otra cicatriz en Alaya. Es decir una forma de hacer resurgir una y otra vez una tendencia mental, en este caso de seguir un camino espiritual…
¿Es entonces la volición por un camino espiritual es parte del Samsara?
Sin duda.
¡La volición por seguir un camino espiritual habitualmente genera sufrimiento en el practicante!
Casi todos hemos experimentado tal cosa en algún momento, pero a pesar de ello, es la única (¡única!) herramienta de continuidad mental para poder poner el Dharma en acción durante largo tiempo. Por tanto es un mal necesario (excepto para sujetos del tipo instantáneo).
No se sale del Samsara sin volición pero salir del Samsara es superar la esclavitud de la volición aflictiva.
Paradójico ¿no?
La volición es una corriente mental más o menos aflictiva (idealmente nada aflictiva), pero no todas las corriente mentales son iguales, algunas no hunden en el Samsara (deseos materialista o hedonistas, creencias erróneas…) y otras, son el medio útil creado por Buddha y otros para sacarnos de él (correcta volición)
La situación es sutil:
Un exceso apego/deseo a los fines de esa volición bloqueará el proceso, generará demasiado sufrimiento en ti y renunciarás. Es el caso por ejemplo, de los que abandonan la meditación porque dicen que les estresa o agobia, suele haber ahí un exceso de querer «hacerlo bien».
Pero un defecto de volición impedirá que apenas comiences un camino espiritual o que lo continues consistentemente.
Por tanto debe haber una corriente de volición adecuada, firme y paciente, poco apegada a objetivos (deseos). Algo bastante parecido a un buen equilibrio de lo que en budismo se llama los paramitas… si es que no hemos inventado nada nuevo…
(continua)