El blog de 道


Jung

Hasta que hagas consciente lo inconsciente, dirigirá tu vida y lo llamarás destino.

– C. Jung



Esquizofrenia: la dualidad extrema
18/10/2016, 7:41 am
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No cabe duda de que el siglo XX ha sido el siglo de la esquizofrenia y tampoco cabe ninguna duda de que la esquizofrenia precisa de un hombre dividido y de una dualidad radical. ¿Pero por qué el siglo XX dio a luz a un hombre más dividido que en el XIX?¿Cuales son las causas de esta escisión?

Lo cierto es que la escisión nos viene de serie (Spaltung la llamó Freud), los seres humanos estamos divididos,escindidos, nos viene de serie con el lenguaje. Es precisamente el lenguaje el que nos permite crear esos dos mundos, esa dualidad que a su vez es observada por una conciencia autorecursiva […]

Hay un mundo percibido, el mundo sensible que nos entra por los canales sensoriales y hay un mundo imaginado y abstracto, todo aquello que podemos nombrar y que no son cosas en sí mismas como libertad, felicidad, honor, amor, etc, cosas no materiales a las que no se les puede meter el dedo. El mundo sensible y el mundo imaginado coexisten en nuestra mente y podemos pasar en nuestro discursos de un mundo a otro sin discontinuidad.

Paco Traver (jefe de servicio del área de salud mental del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón) en su excelente blog.



La atención (II)

Hemos dicho que la atención permite aprender pero hay otra propiedad que también permite la atención y que aunque a veces no se repara, es la misma, y no deja de ser interesante destacarla:

La atención permite aprender y… des-aprender.

Quizá a nivel conceptual no nos parece tan evidente, pero a nivel no-conceptual, por ejemplo patinando, si adquirimos un vicio negativo (por ejemplo tendemos a inclinarnos a la derecha) para desaprenderlo tendremos que volver a aplicar la atención y seguramente repetidamente, pues en lo no-conceptual no vale con «hacerlo una vez» convencerse de que es así y ya está… no funciona así… hay que repetir y repetir hasta que cala…

Y cuidado no es solo porque sea «múscular», no es por eso (o no es solo por eso), por ejemplo si tienes una muletilla cuando hablas en público te va a pasar lo mismo. Sin atención la irás repitiendo… con atención la evitarás y algún dia dejará de aparecer incluso cuando no atiendas…

De parecida manera cuando se nos quiere, o te quieres, convencer de que algo, si no atendemos el esfuerzo será baldío. Pero en lo conceptual es cierto que puede bastar un razomiento claro y convincente para convencernos del todo. De hecho si el razonamiento es claro y directo, y no choca con otras creencias que tengamos, una de las pocas formas de evitar ser convencidos será no atender… negarnos a atender, ¿no lo habeis detectado nunca en otros? Pues a nosotros también nos pasa y mucho… y de formas muy sutiles, por ejemplo ignorando fragmentos de lo que leemos y destacando otros…

Eso sí, es muy necesario aclarar que un convencimiento conceptual aplica solo en la esfera de lo conceptual. Igual que un cambio no-conceptual aplica solo en la esfera de lo no-conceptual. Por eso a menudo podemos afirmar una cosa (incluso sinceramente) y luego hacer otra… cosa muy habitual en la ética personal…

Cómo se explica aquí, puedes estar convencido conceptualmente de que si te tiras haciendo puenting no va a pasar nada y aún así te tiemblan las piernas al acercarte al abismo…

Entonces la atención es la capacidad (finita) de la mente para aprender y des-aprender de forma conceptual y no-conceptual. Vaya, parece que la atención gana interés…

Como toda capacidad, es finita, se cansa pero es entrenable…

Es decir, como con los músculos, cuanto más atendamos más fácil nos será atender en el futuro.

¿Y qué debilita nuestra atención? Básicamente no ejercerla y algunas situaciones ambientales que creo que todos intuímos, por ejemplo el estrés.

Al estar sometidos a muchos estímulos a la vez y especialmente si alguno lo consideramos amenazador iremos debilitando nuestra atención tal como explica el artículo enlazado.

Y eso es casi el pan-nuestro-de-cada-día en nuestra sociedad ¿no?

De hecho dukkha, que es lo que Buddha decía que era esta vida, suele traducirse por sufrimiento pero también puede traducirse como estrés y muchos autores ya están empezado a traducirlo así.

Otra vez démosle la vuelta, entonces ¿qué favorece la atención aparte de su propio entrenamiento?: La calma, la tranquilidad, no tomar excitantes, no hacer muchas cosas a la vez, no tener prisa… ¿es extraño que eso sea lo que suelen llamarse «hábitos zen»?

Nos vamos acercando a «lo espiritual».

Por hoy solo una cosa más: aprender es modificar como funciona la mente. Cuando se dice que se ha demostrado que la meditación modifica el cerebro, alégrate pero no lo exageres. Aprender a tocar el violín también modifica el cerebro (está demostrado) y probablemente aprender a jugar a los bolos también. A eso se le llama plasticidad cerebral y es que aprender es modificar como funciona la mente.

Siendo muy simplistas podríamos decir que el cerebro tiene dos formas de funcionamiento: sin atención aplica lo sabido (funciona perfectamente pero no se modifica, no evoluciona notablemente), con atención puede modificarse a sí mismo con nuevas pautas de funcionamiento.

(continua)



Sobre el no-pensar (非思量)
19/01/2016, 9:34 am
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Incluso entre meditadores avanzados es habitual la polémica del «no pensar».

Pareciera como si algo se resistiese fuertemente a aceptar que «eso» de nuestra cabeza es mero lenguaje sin demasiada influencia sobre la acción y por tanto bastante prescindible. Casi (o sin el casi) un simple malfuncionamiento mental (casi neurosis).

La realidad es que la mayor parte del tiempo, lo que pensamos no tiene relación alguna con la acción que desarrollamos. Un ejemplo aplastante es el conducir. Casi nadie piensa en nada relacionado con el conducir mientras va al trabajo, piensa en lo que le espera ese día o en cualquier fantasía pesonal.

Así pues, ¿qué utilidad para la conducción tenía el pensamiento consciente en esa situación? Ninguna. ¿qué perderíamos en su ausencia? ¿si no estuviera? Nada, conduciríamos exactamente igual (seguramente mejor, pues la atención no estaría en el pensamiento sino en la conducción).

Es una falsedad habitual asociar estas acciones sin pensamiento consciente  relacionado a «procesos mentales inferiores» o automatismos. Es decir, se dice «lo que pasa es que esto lo tengo automatizado por eso puedo conducir y pensar en otra cosa».

Pero eso es evidentemente falso.

Puedes conducir así (y de hecho lo haces cada día) en un entorno tremendamente complejo, cosa que hoy dia no sabe hacer ni el robot más sofisticado (google está en ello invirtiendo billones). Puedes hacerlo sin dedicar ni un pensamiento consciente al más complejo de los tráficos. Ahí no hay nada automatizado excepto en las agrupaciones de movimientos de «como se cambia de marcha» y poco más.

Es paradójico que digamos que eso es «un automatismo» y cuando un mismo pensamiento reaparece por octava vez en nuestra mente (sin haber sido llamado y a veces contra nuestro deseo) sea «yo» o «mi pensamiento» pero nunca «un automatismo»… Es una muestra de cuan esclavos somos de la creencia (falsa) de que «somos pensamientos».

Pero es que de hecho haces casi todo en ese estado de «sujeto despistado», no solo conducir, lo que pasa es que no reparas en ello… solo tras entrenar tu mindfulness diario (fuera del cojín) empiezas a darte cuenta. Y ese «ver» es parte del «ver» que es necesario para «ver». 🙂

Verás que ocurre lo mismo cocinando, en el gimnasio, paseando, etc…

Ocurre casi siempre menos cuando hablas o escuchas (o escribes o lees).

Curioso ¿no? si afirmamos que solo podemos pensar «en otra cosa» cuando la tarea está automatizada me temo que vas a llegar a la conclusión de que casi toda tu vida está automatizada (que no deja de ser una conclusión bastante interesante).

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Pensar es, de hecho, un fenómeno que ocurre espontáneamente. Hay muchos tipos diferentes de pensamientos que responden a diferentes tipos de estímulos; pero todos ocurren mecánicamente. La dificultad o confusión surge a causa del ego. El ego es un tipo de «meta-pensamiento» que abarca todos los otros pensamientos. Este «yo-pensamiento» le da la sensación de que usted está pensando sus pensamientos cuando, de hecho, no es así. El ego es en sí mismo un pensamiento. Así el pensamiento es lo que está pensando. Por esto es por lo que Maharaj dice: «no piense en nada». La intención no es tratar de dejar de pensar, lo cual es imposible, sino romper la identificación con los pensamientos; esto es, separarse de los pensamientos. Usted es la Realidad sin pensamientos, a la cual Maharaj aquí llama «no-mente».

-Sri Ranjit Maharaj



Consejo de corazón sobre la asistencia a los moribundos
05/09/2015, 3:31 pm
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Tarde o temprano la muerte va a acercarse a tu vida. No me refiero tu muerte, aunque también es inevitable (lo único realmente inevitable), sino a las de personas a tu alrededor. Nos gusta ignorarlo, es un tabú. Intentamos olvidar que nuestros padres morirán, morirán muchas personas a nuestro alrededor a lo largo de nuestras vidas.

Hace tiempo una compañera de trabajo me dio un libro que no quería, por alguna razón pensó que a mi me interesaría, era «El libro tibetano de la vida y la muerte» (no confundir con El bardo thodol). Ahora por cuestiones que no vienen al caso, parece un buen momento para repasar este libro:

CAPITULO ONCE
Consejo de corazón sobre la asistencia a los moribundos

Con frecuencia la persona que va a morir se muestra reservada e insegura, y no sabe cuáles son sus intenciones la primera vez que va usted a visitarla. Así pues, no espere que ocurra nada extraordinario; limítese a ser usted mismo, relajado y natural. Muchas veces la persona que va a morir no dice lo que desea ni lo que piensa, y las personas que la acompañan no saben qué decir ni qué hacer. Es difícil averiguar lo que acaso intenta decir, e incluso lo que acaso está ocultando. A veces, ni siquiera ella misma lo sabe. Por consiguiente, lo principal es disipar cualquier tensión que pueda haber en la atmósfera de la manera que más fácil y natural resulte.

Una vez se ha establecido la confianza, la atmósfera se vuelve relajada, y eso permite a la persona moribunda sacar a luz las cosas de las que realmente desea hablar. Anímela afectuosamente a sentirse lo más libre posible para expresar sus pensamientos, temores y emociones sobre la muerte y el morir. Desnudar así las emociones, sinceramente y sin arredrarse, es la clave de cualquier transformación posible, de hacer las paces con la vida o tener una buena muerte, y es necesario darle a la persona libertad absoluta y el permiso sin restricciones para que diga todo lo que quiera.

Cuando el moribundo empiece por fin a comunicar sus sentimientos íntimos, no interrumpa, discuta ni reste importancia a lo que diga. Los enfermos terminales o moribundos se hallan en la situación más vulnerable de su vida, y necesitará usted toda su habilidad y todos sus recursos de sensibilidad, afecto y amorosa compasión para permitirles que se le abran. Aprenda a escuchar y aprenda a recibir en silencio; un silencio receptivo y sereno que haga sentirse aceptada a la otra persona. Esté tan relajado y tranquilo como pueda, siéntase cómodo; siéntese al lado de su pariente o amigo a punto de morir como si no tuviera nada más importante ni más agradable que hacer.

He descubierto que, como en todas las situaciones graves de la vida, hay dos cosas que resultan útiles: el sentido común y el sentido del humor. El humor es algo maravilloso para aligerar la atmósfera, ayudar a situar el proceso de morir en su auténtica perspectiva universal, y romper la exagerada seriedad y la intensidad de la situación. Así pues, utilice el humor con tanta habilidad y delicadeza como sea capaz.

También he descubierto, por experiencia propia, que resulta esencial no tomarse nada demasiado personalmente. Cuando uno menos se lo espera, el moribundo puede convertirlo en blanco de todas sus iras y reproches. Como dice Elizabeth Kübler-Ross, la ira y la culpa pueden «desplazarse en todas direcciones y proyectarse hacia el rededor, a veces casi al azar». No se figure que esa cólera se dirige realmente contra usted; si comprende de qué profundidades de miedo y aflicción surge, evitará reaccionar a ella de un modo que pueda perjudicar la relación entre ustedes.

A veces quizá se sienta tentado a predicar a los moribundos o a darles su propia receta espiritual. Evite absolutamente ceder a esa tentación, sobre todo si sospecha que no es eso lo que desea el moribundo. Nadie quiere ser «rescatado» con las creencias de otro. Recuerde que no es su tarea convertir a nadie a nada, sino ayudar a la persona que tiene delante a ponerse en contacto con su propia fuerza, confianza, fe y espiritualidad, sea cual fuere. Naturalmente, si la persona es verdaderamente receptiva a los temas espirituales y verdaderamente quiere saber qué piensa usted sobre ellos, tampoco ha de reprimirse.

No espere demasiado de usted mismo, ni espere que su ayuda va a producir resultados milagrosos en la persona que va a morir o que va a «salvarla». Se llevaría una decepción. Las personas mueren como han vivido, como ellas mismas. Para que se establezca una auténtica comunicación hay que hacer un esfuerzo consciente para ver a la persona en relación a su propia vida, su carácter, su medio y su historia, y para aceptarla sin reservas. Del mismo modo, no se inquiete si le parece que su ayuda hace muy poco efecto y que el moribundo no responde. No podemos conocer los efectos más profundos de nuestra atención y cuidados.

-Sogyal Rimpoché




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