Una metáfora muy pobre, notablemente pobre porque en nuestra mente hardware y software están unidos de forma inextricable, pero veamos esa comparativa entre un ordenador y nuestra mente. Solo a efectos de entretenimiento.
A veces para muchas personas no es clara la diferencia entre experiencia, realización, entendimiento conceptual y no-conceptual, etc…
Vamos a explicarlas con esta metáfora. Siempre que no se cometa el error de llevarla demasiado lejos, pues no encajaría, puede ser útil.
Empezando por el principio vamos a suponer que tenemos una mente con una configuración determinada, la de partida, la que sea, por ejemplo tu mente ahora.
Lo que ocurre en ella, por ejemplo el surgimiento del pensamiento o incluso lo visto, los razonamientos, las emociones, todo lo que construye nuestra experiencia, todo eso asumiremos que es el resultado de la ejecución de un programa.
Es decir asumimos que existe un programa que produce todo eso, toda nuestra fenomenología. También el pensamiento, por eso en budismo ésta se incluye como un «sexto sentido». También por eso aquí siempre decimos que el intelecto no piensa, es el resultado de haber pensado. Verlo así es relevante para la práctica, no es algo baladí.
Así el planteamiento «toda la fenomenología es mente» aquí queda reflejada como «toda la fenomenología es el resultado del procesado de este ordenador».
Como hemos dicho siempre, eso no significa que el ordenador «se invente» todo, eso sería idealismo puro o como cuando alguien se cree muy, muy en serio que «todo es un sueño».
Como armonizar que toda experiencia es mente pero no es idealismo puro se ha tratado aquí.
Este planteamiento de «ordenador-mente» es por tanto Mahayana al 100%.
Una variante budista (la Theravada, por ejemplo) que considere que «lo visto» es auténticamente existente como tal, diría que esa fenomenología es el resultado directo de la recepción de «lo-visto» tal cual, por ejemplo vía red o desde un disco.
Eso no pasa en los ordenadores, los ordenadores no reciben peces o gatos, ni tan siquiera letras, por tanto la metáfora no sería demasiado adecuada para ellos.
Si ves un pez en la pantalla, puedes suponer que el pez te ha llegado por la red tal cual y eso es un planteamiento de «exterior» auto-existente tal cual lo conocemos y que es el planteamiento habitual de la mayoría de las personas (veo un pez, porque hay un pez ahí fuera) y también Theravada.
O suponer que nos llega «otra cosa» (datos) y con ellos y nuestro programa podemos construir un pez que es lo que finalmente vemos: planteamiento Mahayana o incluso neuro-científico si quieres.
Hoy día, se sabe que es así como funciona la fenomenología, no hay mucho a discutir. El naranja no existe en la naturaleza, existe solamente en nuestras mentes. En la naturaleza existen vibraciones de diferente energía y frecuencia…
El embrión del pez-visto son los datos recibidos, muy cierto, pero eso es muy diferente a decir que el ya pez existe antes de que te lo muestre tu ordenador.
Incluso si te enviaran texto, el texto no va por la red, van datos y luego se te mostrarán en forma de letras, además ese texto será de mayor tamaño o diferente aspecto (eso que llaman tamaño y fuente del texto) o color para cada persona en su propio ordenador. Eso es, así pues, variable y subjetivo, tu lees los mails con font Arial y yo Verdana, tú pequeñitos y yo gigantes porque soy miope. No vemos «el mundo» igual…
Lo visto son gráficos, no datos. Y se crean en tu pantalla. No antes. Y tienen un elemento muy elevado de subjetividad (y eso que aún no hemos ni añadido nuestras creencias a ese pack).
Luego el pez o el texto concreto solo existe, en la pantalla del ordenador y en ningún otro lugar previo del proceso.
En terminología Mahayana, el pez es co-emergente gracias a ambas cosas (datos y ordenador propio) y otras, solo habrá ese pez o texto concreto en tu pantalla si todo eso ocurre (que hay red, que se transmiten datos, que se procesan, etc…). Y siempre tendrá una parte subjetiva, que le pones tú, en este caso la fuente del texto o el aspecto del texto o el pez. Cada actor del proceso, añade un parte… De ahí el término co-emergencia (emergencia compartida).
El pez es el resultado de todo eso y no hay otro pez como tal en la red o en la memoria o en los programas, allí hay bits (ni eso, finalmente son electrones) y más cosas raras de esas, pero no peces… Eso (esos bits) sería el noúmeno kantiano. Y nos queda tan lejos como poder ver como van los datos por los cables (más lejos, realmente, mucho más lejos).
El pez, ya lo sabemos, es qualia, la representación interna en nuestra mente. Y que se suele asumir como «lo que hay ahí fuera» cuando en realidad no lo es.
La pantalla, el famoso «espejo» (que no refleja nada). Eso es qualia. Y como nuestra consciencia, no es un espejo. Es un creador (pero no crea de la nada, ni al azar).
Básicamente es tu mundo interior completo (interior sobra, pues no hay otro, pero se pone como ayuda al entendimiento.
El intelecto es qualia también porque «lo oímos», es decir, tiene representación interna o es representación interna, mejor dicho. Sería ese texto que nos llega, vete a saber de donde…
Luego todo, todo lo que compone nuestra experiencia es creado por toda esa co-emergencia y de ahí que siempre se compare nuestra mente con Matrix. Es más o menos ¿no?
Seguimos