El blog de 道


Rob Burbea: Origen interdependiente

Volvemos al ataque, una nueva traducción de Juan de Rob Burbea y una nueva visión del Origen Interdependiete. Veamos.


  • Con el olvido de la vacuidad, surge la ignorancia (avijjā) y aparecen las formaciones (saṅkhārā)
  • Con el surgimiento de las formaciones, la conciencia
  • Con la aparición de la consciencia el cuerpo mente (nāmarūpa) se manifiesta
  • Con esta entidad, aparecen las seis esferas de conciencia (Vijñānas)
  • Con las seis esferas de conciencia, se engendra el contacto (samjña)
  • Con el contacto como situación, se producen las sensaciones y experiencia sensorial (vedana)
  • Con la experiencia sensorial, fructifica el deseo vehemente
  • Con este ansia, aparece el apego
  • Con el apego surge el deseo de ser (bhava)
  • Con el deseo de ser, surge la concepción
  • Con la concepción brota la edad, la muerte, tristeza, lamento, dolor, angustia y tribulación.
  • Tal es el origen de sufrimiento (dukkha)

Individualidad y fenomenología: mutua dependencia

Mediante el mapa anteriormente descrito, podemos ver como diferentes prácticas pueden desenmarañar el enredo del sufrimiento desde diferentes perspectivas. A veces se trabaja en los puntos de vista personales, por ejemplo, mediante el auto cuestionamiento, pero con frecuencia la deconstrucción del entramado individual puede ser encaminada a través de las reacciones a las experiencias u observando los puntos de vista que se exponen. Estos pueden ser internos como emociones y pensamientos, o experimentados externamente como la percepción de los demás o de las situaciones.

De esta observación, algo de inmensa importancia puede deducirse en conclusión. Démonos cuenta de que la construcción mental de la identidad está siempre asociada con la edificación de uno o más sucesos. La identidad depende de algo a lo que se reacciona, sea un problema o porque se vea bajo un cierto punto de vista. Esto puede concebirse como un fenómeno interno y otro externo, pero la construcción de la identidad no existiría sino estuviera basada en una u otra clase de experiencia.

Siempre se fundamenta en desear algo, en reactividad y punto de vista de algo. Asimismo, el fenómeno o experiencia considerado, de igual manera que la identidad engendrada, es igualmente resaltado y construido en el mismo momento. La construcción mental de una cosa y de la actitud personal correspondiente son dependientes mutuamente. Al crear una creamos la otra. Este descubrimiento de su reciprocidad es de gran significancia para la liberación.

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Pratītyasamutpāda (los doce eslabones)

Por inspiración de un comentario de Juan en Julio, vamos a repasar, este tema desde un perspectiva acorde a la nomenclatura de este blog.

Primero, ¿qué es Pratītyasamutpāda?

Dice la wikipedia, porque lo que dice es muy correcto:

Pratītyasamutpāda es un desarrollo budista fundamental y común a todas las escuelas budistas. Declara que todos los fenómenos se originan de manera dependiente entre sí por relaciones de causa y efecto (el todos es importante y aquí el pensamiento será un fenómeno si es percibido).

Explica además cómo los seres están atrapados por la ignorancia en un ciclo sin fin de sufrimiento (Samsara) que hace que constantemente perciban la realidad de manera incorrecta.

El principio es expresado en los doce Nidānas (Palidvādasanidānāni, Sánscrito: dvādaśanidānāni) del Budismo), una lista lineal de doce elementos de las enseñanzas budistas. Tradicionalmente la lista se interpreta como describiendo el renacer condicionado en saṃsāra, y el duḥkha resultante (sufrimiento, dolor, insatisfacción).

Una interpretación alternativa Theravada considera que la lista describe el surgimiento del proceso mental y la noción resultante del «Yo» y «mio,» que son la fuente del sufrimiento.

Nosotros aquí estamos de acuerdo con esa interpretación Theravada (y no solo Theravada) y es como vamos a interpretar esa secuencia de eslabones que son (aunque existen muchas otras traducciones):

  1. Ignorancia Avidya
  2. Impresiones o Saṅkhāra
  3. Consciencia o Vijñāna
  4. Nombre y forma o Nāma Rūpa
  5. Seis sentidos o Ṣaḍāyatana
  6. Contacto sensorial o Sparśa
  7. Experiencia sensorial o Vedanā
  8. Deseo, anhelo  Trisna
  9. Aferramiento mental o Upadana
  10. Voluntad de nacer, existencia o Bhava
  11. Renacimiento o Jāti
  12. Sufrimiento o Jarā-maraņa.

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Las teorías del caos y el origen interdependiente budista (I)

Derivado de un comentario.

La teoría del caos en física y el origen interdependiente budista están estrechamente ligados.
Casi podría decirse que la teoría del caos es un paso de la física hacia el origen interdependiente budista, como un acercamiento a esa forma de ver la «causalidad».

Igual que a veces hemos comentado que la mecánica cuántica también puede verse como un acercamiento a los postulados budistas, tanto de vacuidad (las partículas no son sólidas, no está claro ni qué son y pueden surgir del vacío sin problemas), como de, también, el origen interdependiente (como con el entrelazado cuántico).

Veamos ahora como la física del caos nos aproxima a los postulados budistas.

Lo primero que hay que entender es lo que es la física del caos, y que no tiene nada que ver con el caos puro o la aleatoriedad.

Vemos por ejemplo la definición de Teoría del Caos de la Wikipedia:

La teoría del caos es la rama de las matemáticas, la física y otras ciencias (biología, meteorología, economía, entre otras) que trata ciertos tipos de sistemas complejos y dinámicos no lineales muy sensibles a las variaciones en las condiciones iniciales. Pequeñas variaciones en dichas condiciones iniciales pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, imposibilitando la predicción a largo plazo. Esto sucede aunque estos sistemas son en rigor deterministas.

Es decir hablamos de:

  • Sistemas deterministas (es decir, nada de caos o aleatoriedad).
  • Pero muy complejos o dinámicos.
  • En los cuales un cambio muy pequeño en las condiciones iniciales provoca un gran cambio en el resultado final.

De ahí que el «efecto mariposa» se haya usado para caracterizar estos sistemas.

El efecto mariposa es ese que nos dice que una mariposa moviendo sus alas en Japón puede provocar un tornado en Kentucky.

Hablamos de un sistema determinista pero muy complejo (el clima) en que un cambio pequeño (una simple mariposa aletea) puede provocar un gran cambio finalmente (un tornado).

¿Y por qué se llaman caóticos? Bueno, porque actualmente están en la frontera de lo que sabemos calcular y por tanto nos parecen regidos por el caos, pero no lo están. Simplemente son complejos.

Existen muchos modelos de simulación del clima, pero ninguno da resultados perfectos (por eso hay muchos).

Ahora centrémonos en la palabra «sistema» para entender cómo funciona la física (a diferencia del o-i-d).

La física siempre, siempre trabaja con modelos simplificados de la realidad.

Cuando decimos que algo cae a 9,8m/s2 deberíamos decir siempre «en condiciones ideales»: sin rozamiento, en cierto lugar del planeta y no en otro donde igual varía un poquito, etc…

O dicho de otra manera las cosas no caen a 9,8 m/s2 en este planeta, no es cierto, pero en condiciones ideales ese sería su ritmo de aceleración gravitatoria. Y casi siempre caen con una aceleración muy cercana a esa, al menos hasta que van tan deprisa que el rozamiento con el aire adquiere relevancia. Entonces ya no aceleran así…

Es decir, la física asume que puede centrarse solo en los elementos causales más destacados de un sistema cerrado y obtener conclusiones extrapolables al resto de la realidad, ignorando los factores causales menos destacados.

Es importante destacar eso: se ignoran los factores causales menos destacados.

Pero ¿qué ocurre si los factores causales menos destacados pueden cambiar radicalmente el resultado final?

Imaginad que según el lugar del planeta las cosas cayeran a 9,8, en otro a 15 o 6,3 m/s2 debido a que la densidad de la tierra variara mucho de un lugar a otro (esto pasa realmente, pero en un grado muy, muy pequeño).

Entonces las fórmulas habituales para calcular la aceleración gravitatoria no valdrían… pues no tienen en cuenta dónde estás…

Seguimos

 



Tres definiciones para karma (y II)

3. El karma son solo las marcas y patrones de comportamiento fijados en Alaya (llamado almacén kármico) que son generadas por las conclusiones obtenidas respecto a las situaciones que vivimos. Podríamos llamar a este karma, karma mental (o subjetivo).

Por tanto una acción o situación con contenido kármico sería una acción que «toca» y cambia a Alaya. Entonces tu karma actual es solo la situación de tu almacén kármico en un momento dado. Si haces algo que te haga sentir culpable, ese es tu karma, porque te sientes así. Da igual si finalmente fue algo bueno o malo para el receptor, lo único relevante es tu marca kármica que además tiene como única influencia los cambios en tus patrones de comportamiento a partir de ese momento.

Purificar el karma no sería tanto hacer buenas acciones como seguir la disciplina mental adecuada para limpiar a Alaya o como se dice aquí, ser íntegro, para evitar generar esas marcas en Alaya.

En este caso el libre albedrío no queda excluido aunque tampoco es necesario. Esta definición de karma no dice nada respecto a su existencia.

Los renacimientos, caso de existir, y tal como indica el Bardo Thodol, se guiarían más por nuestra actitud durante el bardo de la muerte que por otras cuestiones. Esa actitud será una consecuencia de nuestras marcas kármicas al morir, es decir de como es nuestro Alaya al morir. Así que los renacimientos no se guiarían tanto por nuestro karma ético (según en Bardo Thodol) como por la pureza de nuestra mente que en el bardo de la muerte elige no renacer o renacer de una manera u otra en función de sus tendencias kármicas. Así que curiosamente implícitamente el Bardo Thodol usa esta definición de karma y no el karma ético. Lo cual puede parecer sorprendente.

También es en este paradigma donde se puede decir que «un Buddha no genera karma (haga lo que haga)» puesto que por su situación mental no genera marcas nuevas en Alaya. En los otros dos casos no tendría demasiado sentido, incluso podría parecer insultante que en el escenario de un karma ético el Buddha quede excluido, por algún privilegio universal, de recibir castigo a pesar si hiciera el «mal».

Cuando se habla de karma en el blog y no se dice nada más, se estará hablando normalmente de esta tercera opción (karma mental, subjetivo o situación de Alaya)

En diferentes sutras budistas se cambia la orientación entre karma ético, universal y mental, a veces incluso dentro de un mismo texto inadvertidamente… Aunque es cierto que el que predomina es el ético (sobretodo en el budismo primigenio) y luego los otros dos aparecen con más fuerza en los sutras y textos posteriores (Mahayanas) pero sin renunciar al karma ético y siempre tratándolos de forma más indirecta (no se dice explícitamente que el karma sea eso pero queda claro que no es solo el ético).

En todo caso, cuando hablemos o leamos sobre karma, es interesante tener claro a cual de las tres opciones se está hablando o si se están mezclando todas ellas.



Tres definiciones para karma (I)

Me preguntaron por el karma y sus dinámicas.

El karma puede verse, al menos desde tres puntos de vista que, según el texto que estemos leyendo aparece solo uno de ellos o se mezclan.

Estas posibilidades podrían ser:

1. Karma como alguna especie de fuerza universal que recompensa o castiga las acciones éticas, tanto respecto a lo que te pasa en este mundo como afectando a tus renacimientos.

Este es «el karma» más habitual en budismo e hinduismo entendidos como religión. Y esta es el significado más usado para karma. Purificar el karma, en este caso, consiste en hacer «buenas» acciones y evitar las «malas». Y ese purificar ayuda a renacimientos más auspiciosos y en general a un vida más plena.

Este karma que llamaremos ético plantea dudas interesantes. Si hago el bien a otro sin saberlo, ni tener intención ¿recibo recompensa? Si creo estar haciendo el mal pero resulta en bien, ¿recibo recompensa o castigo?

Pero hay otras incluso más complejas como ¿quién o qué o como se decide que está bien y qué mal? Eliminando los extremos éticos (por ejemplo matar por placer) la cosa no está tan clara, de hecho el budismo no define una ética concreta.

Pero es que incluso en los extremos éticos como «matar por placer» hay dudas. Para un vegano eso de «matar por placer», es simplemente comer carne y para mucha gente no lo es en absoluto… Hay budistas que comen carne, lo cual esta aceptado en sus sociedades pero a mi me parece tremendamente cruel, por generar tanto dolor de forma gratuita. ¿Están realizando karma negativo o no? ¿quién lo decide, cómo y por qué?

¿Qué mecanismos o fuerzas en el universo realizarían tales acciones de recompensa y cómo? (el budismo no las describe en absoluto)

Es una opción que nos plantea muchas dudas no resueltas. Esta teoría parece pertenecer al campo de la fé: o crees o no crees en ella. Y si es una cuestión de creer, entonces no hay unas respuestas mejores que otras, será lo que tú creas que es…

Pero veamos otras definiciones de karma.

2. Karma, simplemente como el funcionamiento del origen-interdependiente. Podríamos llamarlo karma universal.

Es decir, que todo lo que te pasa depende de las acciones realizadas antes por ti, pero también por el resto del universo y esto no tiene valoración o dirección ética alguna mas que la que marquen las fuerzas ciegas del universo. Esta es una visión del karma básicamente científica y por tanto muy budista. No necesariamente materialista, nadie ha dicho que el origen interdependiente tome en consideración solo aspectos materiales. Caso que existan tomará en consideración inevitablemente también los aspectos no materialistas.

Pero el karma visto así, sí que borra de un plumazo «el juicio» ético sobre las acciones realizadas y también borra de un plumazo cualquier expectativa de recompensa, lo cual además es tremendamente adecuado para la no acción (Wu Wei) o acción no intencional. O para la compasión pura del budismo Mahayana. Hacemos acciones virtuosas esperando NO obtener recompensa. 🙂

En este caso el karma «es ciego» (éticamente). Es decir no recompensa ni castiga a nadie personalmente por sus acciones. Sino que el universo en su globalidad tenderá a ir en un sentido u otro en función de toda la red de Indra. En ese sentido es bastante menos dual que el karma ético que es bastante «personal» (distingue entre mi karma y el de otro) y por ello el primer karma visto antes, parece tener más sentido en doctrinas «con atman» (como el hinduismo) que en doctrinas «sin atman» como el budismo, donde realmente el karma ético y los renacimientos influenciados por él parecen encajados algo forzadamente.

Tampoco hay nada que demostrar en esta teoría, pues sabemos que el universo funciona así hasta donde hemos podido comprobar científicamente. Podemos creer que hay más fuerzas o substancias de las que contemplan los científicos, algunas no materiales, o creer que todo es lo material, pero la idea básica de que esas fuerzas sean las que sean mueven el universo es el razonamiento sensato de base.

Pero así se llega a una conclusión que tienden a negar incluso muchos científicos, así de arraigada está esa extraña entelequia: el libre albedrío quedaría excluido. Si para ti el libre albedrío es imprescindible entonces el origen interdependiente no sería tu teoría… Este karma no te aplica.

Y queda una tercera opción al menos.

(continúa)




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