Filed under: Cançons | Etiquetas: Budismo, Gato, hinayana, iluminación, Mahayana, Meditacion, Nibbana, Nirvana, Practica
Estaban en su casa, bajo el cielo y viendo crecer los cítricos sin más, con una taza de té para cada dos manos y el visitante preguntó al cuidador:
- No me queda claro cuando hablas de Hinayana y Mahayana, ¿podrías aclararlo?
Claro. Hace tiempo oí este relato y de nuevo lo repito:
El monje llevaba kalpas sin número esperando el momento. En un estado de quietud y calma absoluta sobre su cojín veía acercarse la iluminación lenta pero inexorablemente.
En ese momento su queridísimo gato blanco se acercó al cojín donde meditaba y maulló lastimeramente.
Tanto tiempo sin recibir ni una caricia de su amo… Se restregó contra sus piernas cruzadas…
Una apenas perceptible duda invadió por un momento la mente del monje y debido a ella, milagrosamente la realidad se desdobló.
El monje Hinayana siguió meditando un segundo más y obtuvo la iluminación, y penetró el Nibbana. Cerró los ojos y ya nunca le preocupó nada más.
El monje Mahayana se detuvo, bajó la mirada y acariciando cariñosamente a su gato el tiempo se detuvo, el espacio desapareció y entendió el Nirvana justo en ese momento. Abrió los ojos y ya nunca le preocupó nada más.
Esa, esa, justo esa, es la diferencia, dijo el cuidador .
Hablamos aquí del nirvana adquirido.
Texto del nuevo libro de Leigh Brasington via Soh Wei Yu (desconocia a este autor). Bastante bien explicada una materia tan sutil:
Nibbāna no es una cosa. No tiene existencia ontológica. Es una realización. Es una comprensión de que no hay nada más que corrientes de procesos de origen dependiente que interactúan, sin convertir tampoco en nada concreto esas las corrientes. Si se inventa «una corriente», todavía no se ha ido al grano. Nada es una cosa, solo depende de otras cosas que tampoco lo son. No es fácil hablar sobre ello . Puedes ver por qué el Buda dice que no es esto y no es eso.
Es la conciencia que no tiene signos. Pero no es solo tu conciencia abierta ordinaria, que también es una forma de conciencia que no tiene signos. De hecho, la práctica de la conciencia abierta/Bāhiya es ciertamente útil para lograr esta comprensión. Pero la realización de Nibbāna parece que requiere un gran avance hacia una comprensión mucho más profunda, una comprensión que es tan profunda que cambia permanentemente la forma en que experimentamos el mundo. El mejor símil totalmente inadecuado que puedo ofrecerte es pedirte que recuerdes cómo fue cuando te enteraste de que no existía el Papá Noel (disculpas a aquellos de ustedes que nunca creyeron en Santa Claus – es un símil inadecuado). Recuerdo que vi el mundo de manera diferente. Había miedo, miedo de no recibir más de esos regalos de Navidad realmente fantásticos. Pero también hubo una forma diferente de ver el mundo y de relacionarse con el grandullón del traje rojo. El mundo no era diferente, pero yo sí. La experiencia revolucionaria del Nibbāna es una comprensión tan profunda que te cambia permanentemente a ti y a tu relación con el mundo. Y un componente muy importante de lo que se experimenta es la conciencia sin signos.
Cuando la conciencia no tiene signos, también es ilimitada. No puede haber límites porque un límite sería una señal. No estás inventando el final de esta conciencia, realmente lo abarca todo, y es todo esclarecedor. Al mirar desde este punto de vista, al realizarlo de esta forma, nada queda oculto. Se experimenta que todo depende de otras cosas. Nada está solo. Y nada es una cosa, todo son verbos, todo son procesos, pero no son procesos individuales. Uno obtiene esta enorme, gigantesca imagen de todo, supongo que se podría decir, desplegándose. No es «el desplegarse», porque eso lo convierte en un sustantivo, una cosa, no, simplemente hay despliegue. ¿Puedes experimentar el mundo así? ¿Puedes experimentar la naturaleza inconstante, insatisfactoria y vacía de los fenómenos, sin recurrir a dualidades, ni siquiera a signos? Entonces la conciencia no tiene signos, es ilimitada y todo lo ilumina. Ahí es donde la tierra, el agua, el fuego y el aire no encuentran ningún punto de apoyo. Allí lo largo y corto, pequeño y grande, bello y feo; el nombre y la forma llegan a su fin.
-Leigh Brasington
Su libro es gratuito. Lo tenéis aquí.
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A vueltas con el Nirvana o Nibbana.
Se habla mucho, demasiado, de Nirvana, sobre todo teniendo en cuenta que hay muy poco que se pueda decir de él. Pero bueno, vamos a cometer el mismo pecado, aunque solamente tras once años hablando de estos temas en el blog.
Vamos a hacer aquí como siempre, intentar desgranar, si no, lo que es Nirvana, si al menos lo que aquí se quiere decir por Nirvana, y como siempre usaremos más el sentido común que las referencias canónicas, aunque creo que lo comentado aquí será compatible con ellas.
Además hay diferentes formas de aproximarse a Nirvana, a veces se dice que es «lo incondicionado», a veces se dice que es la budeidad, a veces se dice que es liberación (moksa, mukti…), a veces se dice que es extinción (de algún tipo), y eso solamente en budismo ¿es todo eso? ¿son compatibles.o incompatibles esas definiciones cortas? ¿tienen sentido todas? ¿hay tipos de nirvana? ¿cuales?
Su etimología proviene de extinguir o apagar en sanscrito.
Si leemos con detalle, es posible ver al menos cuatro posibles nirvanas diferentes referenciados en un lugar u otro de los textos budistas. Así que cuando hablemos de Nirvana lo primero que tendríamos que concretar es de cual hablamos, cosa que no suele hacerse. Supongo que se asume que son el mismo, pero es imposible que lo sean pues son muy diferentes, lo veremos.
Vamos a ver cuales son por encima y luego iremos desgranando más detalles.
- Nirvana con residuo. Aquel que se obtiene en meditación y se pierde al salir de ella.
- Nirvana adquirido o sin localización (nonabiding). Aquel que se obtiene en vida pero también fuera de meditación.
- Nirvana natural. El estado base de todo ser que no sufra de ignorancia (podría aplicar a seres vivos sin cognición, por ejemplo). Usado poco y solamente en Mahayana aquí y allá.
- Parinirvana o nirvana sin residuo. Estado o situación de un Buddha tras su muerte.
Seguimos
Filed under: Fragments | Etiquetas: Budismo, dharma, Gampopa, Mahamudra, Nirvana, no-dualidad, Percepción, Sunyata, Texto ajeno, Vajrayana
Aferrarse a la existencia es ser como el ganado.
Aferrarse a la no-existencia es aún más estúpido.
Las cosas externas no existen, ni no-existen.
La mente también es completamente sin fijación.
Haber abandonado todas las visiones es la característica de no-emerger.
Cuando la existencia no puede encontrarse.
Entonces ¿donde está la no-existencia?
Todos los fenómenos son inherentemente no nacidos, por naturaleza no permanentes, libres de todas la limitaciones de las actividades y acciones, y mas allá del objeto del pensamiento conceptual y no conceptual.
Creer en la existencia es la visión del eternalismo.
Creer en la no-existencia es la visión del nihilismo.
Por lo tanto, no apoyarse en los dos extremos es liberación.
Por esa razón, el sabio no permanece ni en la existencia ni en la no-existencia.
La finalización de aferrarse a la existencia y a la no-existencia es lo que se llama nirvana.
Cuando la existencia y la no-existencia no permanecen al frente de la mente, entonces no hay objeto alternativo.
Por lo tanto, la mente esta plenamente pacífica sin proyección.
Aquello que es llamado el nirvana completo, es la total pacificación de toda percepción y la libertad de todo movimiento [mental].
Kashyapa, la realización de la igualdad de todo fenómeno, es nirvana.
-Gampopa [སྒམ་པོ་པ་] 1.079–1.153
Filed under: Contes | Etiquetas: Bodhisattva, Buddha, Budismo, Compasión, Cuento, Nirvana, Samsara
Absolutamente ecuánime, luminoso y claro, inatrapable, sin límites y no nacido, omnisciente y gozoso. Impertérrito Buddha es Nirvana, pues Nirvana y Buddha no son diferentes.
Kalpas sin número se deslizan como agua entre sus manos y para Nirvana-Buddha no ha transcurrido un segundo. Universos sin número desaparecen en el vacío y para Nirvana-Buddha nada ha pasado.
Y entonces ocurre lo impensable. Hay una disrupción en la perfecta luminosidad de Nirvana-Buddha. Su relevancia es menor que una fracción de un solo grano polén de un estambre de azafrán que es agitado por el viento en un campo soleado del medio Oriente, mientras el planeta gira alrededor de una gigantesca estrella en la periferia irrelevante de una galaxia menor en un universo entre tantos.
Y sin embargo es suficiente.
Nirvana-Buddha emerge y tal como emerge desaparece.
Bodhisattva-Samsara baja la mirada con seriedad y en silencio, permanece estático apenas unos segundos antes de levantarse con la sensación de miles de cuchillas de afeitar en su piel, el terrible sufrimiento del Samsara le golpea los músculos con la fuerza de millones de rinocerontes, el dolor de existir colapsa todo su sistema nervioso hasta la médula. Respirar es tortura, el peso de su cuerpo sobre sus pies una losa de piedra, nada hay que no sea dolor y sufrimiento.
Sin embargo camina y actua con determinación, con precisión quirúrgica y la delicadeza de la seda. Sin dudas recoge del suelo lo que parece una preciosa y brillante pequeña esfera del más puro algodón, caida de un árbol cercano y con un gesto de amor infinito devuelve el polluelo al nido.
Puedan todos los seres ser felices.