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De esta fuente.
Un estudio, cuyos resultados se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, aporta nuevos datos sobre lo que ocurre en el cerebro cuando la mente se queda en blanco. Este estado, breve y pasajero, aparece de forma espontánea con poca frecuencia, en comparación con el tiempo que las personas dedicamos a tener pensamientos de forma consciente, y reaparece de manera ocasional a lo largo del tiempo. Además, se caracteriza por presentar una actividad cerebral característica, visible en las imágenes de resonancia magnética funcional (RMf). Esta técnica, en la que se emplean potentes campos magnéticos, registra pequeños cambios en el flujo de sangre en las diferentes regiones del cerebro debido a su actividad.
Para la realización de la investigación, un equipo internacional de científicos analizó datos previos de un estudio en el que los participantes, sanos, pensaban de forma espontánea mientras se encontraban en un aparato de RMf. Los voluntarios informaban de cuáles eran sus experiencias cognitivas justo antes de que sonara un pitido. Durante esos momentos también se adquirían imágenes de la actividad de su cerebro. Entre estas experiencias se encontraban los pensamientos dependientes o independientes de estímulos, las percepciones del entorno y las ausencias mentales («mente en blanco»).
Para ahondar en la investigación de esta actividad cerebral, los autores analizaron el conectoma funcional (los patrones de activación entre diferentes neuronas) a lo largo del tiempo mediante el aprendizaje profundo. Con estos datos, era posible clasificar con una elevada precisión si alguien no tenía pensamientos conscientes. Los estados de mente en blanco se caracterizaban por una gran comunicación global entre distintas regiones cerebrales de forma simultánea.
Este patrón de cerebro «ultraconectado» también se asociaba a una gran amplitud de la señal global de las imágenes de RMf con un nivel bajo de activación de la corteza cerebral. Los investigadores describen este estado mental como algo similar a estar en un sueño profundo, pero mientras se está despierto.
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Pues aquí lo tenemos:
Qualia, el problema duro de la consciencia y el budismo.
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Ahora casi como epílogo, vamos a revisar someramente la aparición de los qualia en el budismo.
Aparecen en él de diversas maneras, vamos a ver algunas y seguramente falten otras.
En primer lugar aparecen bajo el concepto de los doce ayatanas budistas (sentidos).
El Abhidharma viene a decir que hay doce ayatanas, agrupados de seis en seis.
Seis de ellos serían qualia y los otros seis los sentidos que aparentemente crean ese qualia.
Así por ejemplo tendríamos: los ojos y lo visto, la nariz y lo olido, etc…
Y son seis tipos de qualia (ayatana) porque contemplamos también «lo pensado» como siempre en budismo, como una percepción (aunque pocos alcanzan a ver la profundidad de lo que eso implica en última instancia).
Es decir los qualia serían esta mitad de los ayatanas, aunque realmente son más de seis tipos.
Además tenemos en el mismo Abhidharma también los dhatus, que son 18, pero viene a ser lo mismo: 6 sentidos físicos, 6 tipos de qualia y 6 formas de procesar qualia (que son las vijnanas o consciencias yogacara).
Así los dhatus se pueden agrupas en tríadas del tipo:
ojo — lovisto — procesar lovisto (ver)
que es la tríada tradicional asociada a la percepción.
Cabe decir que a veces «lovisto» pretende hacer referencia a los objetos externos, de hecho esto será siempre así en budismo Theravada. Pero desde el punto de vista de estos artículos, es qualia y no puede ser otra cosa (porque nunca percibimos los objetos externos de forma directa en absoluto).
Curiosamente, y esto suele entenderse mal, en el sistema-mente Yogacara estrictamente no hay qualia definido, porque las ocho mal llamadas consciencias (la maldita palabra de nuevo), son ocho vijnanas, es decir ocho formas de discriminación, es decir ocho formas de cognición. Es decir, el tercer elemento de la tríada anterior para el caso de las seis primeras.
Por discriminación, en budismo y dado que alguna vez se ha preguntado en los comentarios, queremos decir simplemente el proceso que nos permite distinguir, por ejemplo distinguir rojo de azul en lo visto (discriminación de lo visto o vijnana de lo visto) o el ruido de un coche del de un pájaro (vijnana de lo oído) o bien interpretar nuestros pensamientos (vijnana de la sexta consciencia) y darles significado y sentido. Así pues vijnana también puede verse como «distinguir», «diferenciar».
Así cuando se nos dice que «no discriminemos» cuestión que suele ir dirigida al intelecto, lo que se nos pide es que no procesemos el pensamiento que ha surgido, que lo ignoremos retirándole toda relevancia. Que no tratemos su significado en absoluto, como si no fuera con nosotros o no lo entendiéramos en nada. Eso es no establecer contacto con él y auto-liberarlo. Sin su significado (que lo pones tú) todo pensamiento es solo-qualia o sunyata, pues esa es su esencia. De la misma manera que un libro de El Quijote es solo pasta de celulosa si no interpretas lo que pone.
Dado que hemos citado Sunyata, comentar que en Madiamika la orientación varía ligeramente pero el resultado final será el mismo.
El sutra del corazón, un sutra Madiamika (o de la familia de prajnaparamita que viene a ser equivalente) dice:
No hay ojos, ni oídos,
ni nariz, ni lengua,
ni cuerpo, ni mente. [seis sentidos]
No hay sentido de la vista, ni del oído,
ni del olfato, ni del gusto,
ni del tacto, ni de la imaginación. [seis tipos de qualia]
Nada puede verse o escucharse,
olerse o gustarse,
tocarse o imaginarse. [seis formas de discriminación]
La coincidencia por tanto es total, la diferencia es que donde Yogacara ve «solo-mente», nosotros vemos «solo-qualia» y Madiamika ve «solo-vacuidad». Y el famoso sutra, básicamente les niega existencia por ser vacuos (pasándose un poco de frenada en mi opinión pero dejando un sutra muy llamativo a cambio).
Aunque es cierto (pero es más yogacara) que «nada» puede verse realmente, pues lo que vemos no es la cosa-en-sí (que es lo que significa noúmeno) sino su representación ficticia basada en determinados sentidos y qualia. En ese sentido sí sería exacto: Nada puede verse.
Y no hay mucha más diferencia realmente en este ámbito, pues el desapego a las seis formas de qualia o experiencia, que es lo buscado, ocurrirá bien por verlas como mente o bien por verlas como vacuidad.
El proceso de trascendencia Mahayana tiene mucho que ver con el desapego a los qualia de forma agrupada, mientras en el budismo primigenio se pone mucho más foco en una realidad externa existente con «tentaciones» de las que debemos ir desapegándonos. Puede verse la diferencia evolutiva entre ambos budismos.
El resultado final debería ser el mismo: desapego de toda experiencia, pero ya se intuye por qué el Mahayana opina que ambos vehículos son válidos pero el propio (Maha) es mucho más eficiente o rápido, porque no trata apego por apego sino que se «carga» el apego a todo el universo fenoménico en, básicamente, dos o tres grandes pasos que desembocan en Talidad.
Seguimos
El último punto de Daniel es casi el más retorcido:
- Directamente o inmediatamente aprehensibles en la conciencia esto es, la experiencia de un quale es saber que uno experimenta un quale, y saber todo aquello que se puede saber acerca de ese quale.
Es decir, qualia son experiencia en sí mismos y no hay nada tras ellos que experimentar. Son conocimiento en sí mismos y es todo lo que se puede saber al respecto de forma directa (es decir, dejando de lado el intelecto).
El rojo es rojo y no hay nada más que aprender de ello, y es una experiencia directa y no mediada del rojo. Y no hay nada más que se pueda saber al respecto de ese rojo.
Y no hay otra forma de experiencia del rojo más que esa. Ni directa, ni indirecta.
Respecto a la experiencia directa, decir que si todo lo que experimentamos es qualia y estos son solamente experimentados de forma directa, entonces no existe tal cosa como una experiencia no directa, ¿no?
Solo podría ser indirecta la interpretación de los qualia. No su experiencia. Es decir lo único indirecto es el intelecto, el resto de nuestra experiencia es directa. El intelecto, la sexta consciencia sería una experiencia directa en su surgimiento como forma, pero indirecto cuando es interpretado.
Es decir que en realidad la experiencia siempre es directa y la interpretación siempre indirecta. La interpretación es cognición y por tanto inteligencia o intelecto.
Hemos llegado a una conclusión interesante qualia es lo mismo que experiencia.
No hay nada que puedas experimentar que no sea qualia. Y no hay qualia que no sea experiencia.
Son lo mismo.
Es decir que lo que es inefable, intrínseca (a nosotros) y privada, es nuestra experiencia. Dicho así tampoco suena tan raro, ¿no?
Recuerda que el «pensar» tradicional (el intelecto, la vocecilla y las ensoñaciones) son qualia también, son percibidos y son experiencia, aunque sea una auto-experiencia, generada por ti mismo (como las emociones) y para ti mismo. Cosa que desde el punto de vista lógico-filosófico ya indica claramente que no eres una entidad integrada, pues en una entidad integrada no hay necesidad alguna de contarse las cosas a uno mismo. Si te las cuentas es porque lo haces de una parte a otra que era ignorante de ese detalle. Y eso indica una separación, lógicamente.
El simple hecho de que exista la vocecilla interior, muestra que no somos una entidad integrada. Y por tanto hay cosas que deben transmitirse de una parte a otra… No hace mucho vimos, que esta vocecilla tenía un papel fundamental en la sensación de autoría. Es decir, en lograr que toda la mente esté alineada respecto a «qué quiero hacer y qué no» y lo detecte.
Obviamente las seis consciencias yogacara son procesado de qualia (vijnana).
Y la séptima y octava son inteligencia (la octava con matices, en su vertiente activada, la que no es almacén).
Y eso encaja pues las seis consciencias construyen toda tu experiencia y la séptima la interpreta.
Así pues, una moderna doctrina yogacara podría decir que «todo es qualia» y no hay nada más que qualia en tu experiencia. Toda tu experiencia es qualia y no hay otro tipo de experiencia. Qualia es experiencia y experiencia es qualia.
La única experiencia que se me ocurre que pueda no ser qualia y en cierta manera «sientes» es la propia atención.
Es decir, tú sabes con claridad a qué atiendes y a qué no, pero no hay un qualia relacionado con ello. Más bien la atención es la forma de selección de unos qualia respecto a otros. Es meta-qualia.
Y eso es así, porque la atención es el nexo de unión entre qualia e inteligencia. Recordad, en el sistema-mente decíamos que la atención es «la cualidad dinámica de la inteligencia», es el movimiento de la inteligencia, yendo de un qualia a otro para «procesarlo» con mayor atención (recursos-mente) que el resto.
Como hemos dicho muchas veces, todos los practicantes y neo-maestros que dicen «ser consciencia eterna» en realidad si se auto-examinaran con atención alguna vez (pun intended) verían que lo que creen ser es la atención (el famoso observador o testigo no lo ve todo, ve aquello a lo que atiende) y eso es así, porque la atención es la mano invisible de la inteligencia, y la inteligencia incluye la séptima consciencia yogacara, es decir el sujeto aparente. Luego sí, cuadra perfectamente.
Si el practicante progresa, podrá ir un poco más allá… Cuando realicen brahman (si tal cosa pasa) sí que estarán en una posición más parecida a poder decir «soy consciencia» pues el punto de vista ya se habrá elevado por encima de la propia atención.
Seguimos
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Entonces ya vemos con claridad cual es nuestra limitación con los ciegos: ellos no tienen esa experiencia, no nos podemos sincronizar con ellos. Pero explicar, lo que se dice explicar lo que es el rojo, no se lo podemos explicar a nadie. Ni ciego, ni no ciego.
En un universo sin color rojo, tampoco puedes explicar como es el rojo a los que ven perfectamente. Eso significa que el rojo es inefable. Y es eso es lo que se quiere decir con eso de que los qualia son inefables.
RAE: inefable
Del lat. ineffabĭlis ‘indecible’.
1. adj. Que no se puede explicar con palabras.
Daniel además dice algo que es muy espiritual habla de que «No pueden ser aprendidos por otros medios diferentes de la experiencia directa». Esto es redundante pues si toda experiencia es qualia, toda experiencia es directa. Pero lo veremos más adelante.
Así que en espiritualidad también nos enfrentaremos a (y no podremos superar) la inefabilildad de los qualias, no solo por impedirnos explicar a nadie una experiencia espiritual que él no ha tenido. Sino en general ante la dificultad de explicar bien experiencias que quizá incluso sí que son comunes, como en meditación o mindfulness. Pero no podemos describir correctamente al igual que con el color rojo.
Así que es posible que, por describirlos de forma muy diferente, dos personas estén disintiendo y discutiendo cuando ¡han tenido la misma experiencia!! (esto estoy casi seguro de que pasa, con el despertar o kensho, casi seguro)
Pero de hecho, es solo una teoría sin demostrar (¡teoría indemostrable!) que tú sientas lo mismo que yo cuando meditas o haces mindfulness. Al igual que cuando ves el color rojo o cuando degustas un alimento.
Es decir, también puede pasar que dos budistas se entretengan hablando de su zazen y creyendo que es lo mismo, cuando en realidad hacen y pasan cosas totalmente diferentes…
Esto va a dificultar mucho cualquier transmisión verbal de contenido espiritual, de hecho la hace casi imposible.
Hemos chocado con una barrera infranqueable que curiosamente es universal y afecta a toda experiencia. Solo un cierto espejismo cognitivo nos hace creer, por ser la teoría más razonable, que todos tenemos experiencias con qualia parecido (experiencias parecidas al fin y al cabo) y eso es obvio. Pero no podemos demostrarlo y podría ser, no ya obvio, sino falso.
De hecho sabemos con seguridad que a veces es falso. No porque podamos saber cómo es esa experiencia sino porque a veces tiene tantas diferencias con la mía que sí es posible darse cuenta de que no pueden ser la misma.
Un ejemplo es el daltonismo, que junta dos colores (dos frecuencias de vibración electromagnética) en un solo tipo de qualia (por ejemplo verde y rojo) así que podemos llegar a averiguar que esa personas es daltónica, pero nunca podremos saber si ese qualia lo ve como mi verde, mi rojo, mi gris o cómo lo ve…
Otro ejemplo, son esas moléculas que a unos saben amargo y a otros a nada en absouto…
Y otro ejemplo más radical espiritualmente es cómo pensamos. Como funciona nuestra mente.
Por ejemplo yo soy muy auditivo y casi todos mis pensamientos son «voces en mi cabeza». Muy poco imagen mental. Soy penoso también visualizando (pues viene a ser lo mismo). Los maestros tántricos me echarían en poco tiempo de su lado 😀 😀 😀
Pero hay personas muy visuales, que afirman (alguno lee este blog) que solo piensan visualmente, no oyen voces sino que se ven en diferentes situaciones imaginadas dialogando o actuando. Este tipo de personas parecen abundar menos que las otras, personalmente conozco solamente dos (una por mail en USA hace tiempo y otra aquí en CAT).
Así que, imagina, no sabes ni como piensa tu vecino, hermano o padre. Podría tener una vida interior totalmente diferente a lo que crees.
Eso significa que los qualia son inefables. Y eso es tremendo porque básicamente significa que todos somos inefables en última instancia y para toda experiencia.
Seguimos