Entonces, Mahamati le dijo al Bendito, te imploro para que nos expliques el significado de la mente:
El sistema-mente consiste en los cinco órganos sensoriales y sus sentidos mentales (vijnanas) asociados, que se reúnen en la mente discriminatoria o pensante (manovijnana). Existe una sucesión interminable de señales sensoriales que fluyen en esta mente discriminativa o pensante, la cual los combina, los discrimina y los juzga según su bondad o maldad. Luego surge la aversión o el deseo por ellos, el apego y la acción; así el sistema continúa sin interrupción en íntima unión. Sin embargo, no logra ver ni entender que eso que el sistema ve, discrimina y aferra, es simplemente una manifestación de su propia actividad y no tiene otra base.
Estos procesos mentales hacen brotar las concepciones generales de calor, fluidez, movilidad y solidez, que caracterizan los objetos que distinguimos, al paso que, un apego tenaz a estas ideas generales, produce la proposición, la razón, la definición y la ilustración, todo lo cual conduce a las afirmaciones del conocimiento relativo, estableciendo la confianza en el nacimiento, la naturaleza inherente y un alma-ego.
Entonces, Mahamati le dijo al Bendito: te pido, Bendito, que nos hable de Alaya y su relación con el sistema-mente inferior.
Alaya, trasciende toda individualización y límite, siendo profundamente pura en su naturaleza esencial. En su esencia está exenta de personalidad y todo lo que le pertenece, sin embargo, a causa de las impurezas sobre su superficie, es como un actor que desempeña varios papeles, entre los cuales ocurre una operatividad recíproca, dando origen al sistema-mente. El principio intelectual se divide y la mente, sus funciones y sus flujos externos, asumen un aspecto individual. Aparece la séptima consciencia, es decir: la auto-conciencia intuitiva, pensar-desear-discriminar-ver-oír-gustar-oler-tocar y todas sus interacciones.
La mente-discriminatoria es la causa de las mentes-sensoriales y es su base. Se mantiene operativa con ellas al paso que describe y se apega al mundo objetivo y luego, por medio de su energía-hábito, contamina la superficie de Alaya, la cual se convierte en el almacén y en el depósito de todos los productos acumulados del pensamiento y de la acción desde el tiempo sin comienzo.
Entre Alaya y la mente-discriminatoria individual está la mente-intuitiva (manas), que depende de Alaya para su causa y mantenimiento, entrando en relación con ambas. Participa de la universalidad de Alaya, compartiendo su pureza y, al igual que ella, trasciende la forma y lo momentáneo.
La mente-intuitiva es una con Alaya por participar en la Inteligencia Trascendental (Arya jnana) y es una con el sistema-mente por comprender el conocimiento discriminatorio (vijnana). La mente intuitiva no tiene un cuerpo propio, ni aspectos mediante los cuales pueda ser diferenciada.
Entonces, Mahamati le preguntó al Bendito: te imploro que nos expliques, o Bendito, el significado de la cesación del sistema-mente.
Las cinco funciones-sensoriales y su función discriminatoria y pensante, nacen y mueren completamente de momento a momento. Nacen con la discriminación como causa y con la forma y la objetividad íntimamente relacionadas, como condición. La voluntad-de-vivir es la madre, la ignorancia, el padre.
Los órganos-sensoriales funcionan, respecto a la forma, mediante la interacción, el contacto y la identificación con ella y cesan de funcionar cuando el contacto se interrumpe. Al cesar estas funciones sensoriales, cesan las discriminaciones, la codicia y los apegos de la mente discriminatoria. Cuando esto se interrumpe, también se suspenden la acción y su energía-hábito. Entonces, ya no hay acumulación de karma-contaminador sobre la superficie de Alaya. Lo que cesa de funcionar no es Alaya en su naturaleza esencial, sino las impurezas que producen los efectos sobre su superficie.
La cesación de las mentes-sensoriales no significa que sus funciones perceptoras se detienen, pues, lo que cesa es su acción de discriminar y de nombrar centralizada en la mente-mortal discriminatoria. El cese del sistema-mente significa la suspensión de la discriminación y la disipación de los varios apegos.
Sin embargo, la mente-discriminatoria no puede cesar hasta que haya ocurrido un “cambio radical” en el asiento más profundo de la conciencia. El hábito mental de la mente-discriminatoria de mirar al mundo objetivo externo, debe ser abandonado, estableciendo un nuevo hábito de estar consciente de la Verdad dentro de la mente-intuitiva, volviéndose uno con la Verdad misma. Mientras que no se obtenga esta auto-conciencia intuitiva de la Sabiduría Noble, el sistema-mente en fase evolutiva continuará. Cuando se alcance una visión profunda de los cinco agregados, las tres naturalezas y el no-yo dual, se abrirá el camino para la realización de este “cambio radical”. Una vez que el placer y el dolor, las ideas conflictivas y los intereses perturbadores del egoísmo terminen, se alcanzará un estado de tranquilidad en el cual se entenderán plenamente las verdades de la emancipación y ya no existirán los negativos flujos externos del sistema-mente.
Fin del capítulo V.
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Se amplía al picar.
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Consciencia-qualia, el espacio multidimensional
La palabra consciencia en castellano tiene un problema y es que apunta tanto a «lo visto» (la representación) como a aquello que procesa «lo visto» y lo entiende. Es decir a Samantabhadra y a Samantabhadri según terminología tibetana.
En inglés tienen las palabras consciousness y awareness, y eso les permite (si así lo acuerdan) asociar a cada palabra uno de los dos polos (objetos-sujeto) y poder distinguirlos.
A estas alturas, ya se puede intuir que «el procesado» en este modelo, es la Inteligencia+atención (que veremos luego), así que reservaremos siempre la palabra consciencia para el otro polo: la representación.
Así que consciencia tal como la entendemos aquí es el conjunto de qualia de la neurociencia. Qualia (o qualias, da igual) es la palabra técnica para referirnos a la representación que aparece en la mente.
No es que la consciencia, tal como la definimos aquí, contenga o posea qualias, sino que es solamente qualias, es solo mundo interior auto-representado (de la mente y para la mente).
Incluso cuando hablamos de la consciencia como «espacio» estamos exagerando, pero es cómodo para expresarnos. Esa sensación espacial, por ejemplo como cuando oimos un ruido por la derecha, es construida, simulada. Pero a efectos de expresarnos sí que asociaremos el conjunto de qualias a un «espacio».
Es decir es un conjutno de representación explícito, auto-visible (por tanto no dual, incluso ahora mismo, aunque no te lo parezca). Y no es otra cosa.
Esa es la definición que se usará aquí.
La forma de ver nuestros qualias es como el surgimiento autónomo de una manisfestación que puede ser o no ser procesada por los procesos cognitivos de la mente que vamos viendo.
Es decir, un ruido, te pase desapercibido o no, ha surgido en tu mente como qualia. Aunque no le hayas hecho el menor caso consciente, incluso aunque no tengas ni el recuerdo de que tal ruido se ha producido porque no has atendido a él y tu memoria no lo ha registrado.
En cierta manera, parece evidente que la mente genera mucho más qualia del que es capaz de procesar la inteligencia. Por eso no puedes estar atento a todo en todo momento. Así la atención también puede verse como la «selección» dirigida (intencional) de qué qualias son procesados por la inteligencia y cuales no. Pero me adelanto… la atención aún no la hemos visto.
Eso de no atender a qualias ocurre continuamente en tu experiencia, de hecho la mente es especialmente hábil para ignorar los ruidos, pero no es que no oigas, es que no escuchas. O dicho en nuestra terminología, no es que el qualia no surja, es que la atención no se dirige a él y por tanto la inteligencia no lo procesa.
Distinguir la sutileza entre oír y escuchar, es saber distinguir la sutileza de lo que en budismo a veces se llama “el contacto”. Hemos hablado sobre eso en el pasado.
Y cuando no escuchas (pero si oyes, pues no eres sordo), ¿cuál es el sujeto de ese ruido que se ha producido? ¿ninguno? ¿Y cómo podemos entender un ruido que aparece por y para sí mismo? ¿lo puedes imaginar?
La respuesta a esas preguntas definirá muchas cosas en tu camino espiritual si este tiende a la no-dualidad. La respuesta budista o de doctrinas no-duales será: no había sujeto porque el sujeto es una construcción mental y en ese caso estaba ausente. O mejor dicho ocupado en otras cosas…
Esta disyuntiva, por si te lo preguntas, es diferente a la de Berkeley cuando preguntaba si un árbol que cae, cuando nadie lo oye, genera ruido.
Obviamente no genera ruido, porque el ruido solo existe en nuestras mentes.
A partir de aquí los idealistas dirán que ni siquiera ha caído (hasta que lo mires).
Y los no idealistas dirán que no genera ruido, porque ruido es qualia y por tanto substancia mental (y ninguna mente estaba allí), sino que genera vibraciones en el aire. Pero ruido no genera en ningún caso, ruido solo genera tu mente a partir de los oidos.
Como decía Hui Neng (sexto patriarca zen) ante la discusión de dos monjes sobre si lo que ondeaba era la bandera o el aire, lo que ondea realmente son vuestras mentes.
Este “ Gran espejo” de la espiritualidad clásica (espejo que realmente no refleja nada) que llamaban a la consciencia-qualia de forma bastante inocente, es todo nuestro mundo interior, toda percepción sea del tipo que sea.
Si lo percibes “es qualia” y “es consciente”. Es decir toda experiencia sea interna o externa es qualia.
Por ejemplo: el intelecto es qualia y es consciente porque “aparece”. La inteligencia ni es qualia ni es consciente porque “no aparece”, no se ve por sitio alguno y sin embargo sabemos que existe porque percibimos sus resultados en forma de qualia.
La consciencia es la creación (no el reflejo) de un universo a partir de los sentidos internos y externos, añadiendo además algo un poco diferente: el intelecto, que ya hemos visto. La sexta consciencia que dicen los budistas. El sexto tipo de qualia (simplificando).
Todo ello crea nuestro universo interno (interno sobra, pues no hay otro en tu experiencia, pero ayuda a entendernos) formado por percepciones, intelecto, memorias, sensaciones, emociones, etc… cualquier cosa que percibas, sientas, veas, notes, etc… es consciente y es qualia.
El por qué existe la consciencia, es un misterio para todos (científicos y místicos). Hay creencias, pero no hay nada claro.
Aparentemente podría hacerse todo procesado mental conocido, sin que aparecieran qualias, sin que surgiera esa representación explícita.
Esa es la llamada teoría neurocientífica de los zombies, seres sin representación interna alguna pero aparentemente podrían ser totalmente “normales”. ¿Existen tales personas? No sé sabe… aparentemente no… aparentemente todos tenemos representación interna ¿o no?
Un ejemplo de procesado “zombie” es la inteligencia (ya vista), que trabaja constantemente (y mucho) pero que no aparece por lado alguno, solo aparecen sus decisiones y acciones…
¿Por qué en cambio aparece el resto?
Seguimos
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El Nirvana del Bodhisattva es la calma perfecta, pero no es extinción ni inercia. Mientras que la discriminación y la intención están totalmente ausentes, existe la libertad y la espontaneidad de la potencialidad fruto del logro y de la aceptación paciente de las verdades de no-yo y no-imagen. Aquí hay una soledad (unidad) perfecta, no perturbada por alguna gradación o continuidad, pero radiante con la potencia y la libertad de su naturaleza propia que es la naturaleza propia de la Sabiduría Noble, dichosamente pacífica con la serenidad del Amor Perfecto.
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La clase conocida como Arhats, son estos maestros dedicados y serios que pertenecen al grupo que retorna (se reencarna). Su penetración espiritual es de la sexta y séptima etapa (de los Bhumis del Bodhisattva). Han entendido profundamente la verdad de la ausencia de existencia inherente doble y la ausencia de imagen de la Realidad. Para ellos ya no existen la discriminación, la pasión, ni el orgullo del egoísmo. Han obtenido una profunda visión elevada y han penetrado la inmensidad de las tierras del Buda. Al obtener una percepción interna de la verdadera naturaleza de la Mente Universal, están purificando, firmemente, su energía-hábito. Los Arhats han obtenido emancipación, iluminación, los Dhyanas, los Samadhis y su completa atención se dirige al alcance del Nirvana, pero esta última idea causa perturbaciones mentales porque él tiene la idea errónea del Nirvana. En su mente, la noción del Nirvana está dividida: ha discriminado el Nirvana del ser y el del ser de los demás. Ha alcanzado algunos de los frutos de la conciencia de sí, pero continúa pensando y dialogando sobre los Dhyanas, los temas de meditación, los Samadhis, los frutos. Con orgullo dice: “Existen las cadenas, sin embargo me he liberado de ellas.” La suya es una falla doble por denunciar los vicios del ego y sin embargo se aferra a sus cadenas. Mientras que continúe discriminando las nociones de dhyana, la práctica de dhyana, los temas de dhyana, el recto conocimiento y la verdad, el estado mental queda perplejo y confuso, él no ha obtenido la emancipación perfecta. La emancipación llega aceptando la no-imagen.
Él es un maestro de Dhyana y entra en los Samadhis, pero, a fin de alcanzar las etapas más elevadas, hay que trascender Dhyana, lo inconmensurable, el mundo de la no-forma y la dicha de los Samadhis en los Samapattis que conducen a la cesación del pensamiento mismo. El practicante de dhyana, dhyana, el objeto de dhyana, la cesación del pensamiento, los que retornan una vez y los que nunca regresan, son estados confusos y divididos de la mente. Sólo cuando se haya abandonado toda discriminación habrá la perfecta emancipación. Por eso los Arhats, los maestros de dhyana, participando en los samadhis, pero no siendo sostenidos por los Budas, se abandonan a una dicha hipnotizadora de los Samadhis y entran en su Nirvana.
Los discípulos, los maestros y los Arhats pueden ascender hasta la sexta etapa. Perciben que el mundo triple es una manifestación de la mente y que no hay un llegar a ser apegado a las multiplicidades de los objetos externos, excepto a través de las discriminaciones y actividades de la mente misma. Perciben que no hay alma-ego y por eso obtienen una cierta tranquilidad. Sin embargo, ésta no es perfecta en cada minuto de sus vidas, porque en ellos existe algo que produce un efecto, algún apego y acción de apegarse, una huella de dualismo y egoísmo. Aunque se hayan apartado de la energía-hábito de la pasión, al intoxicarse con el vino de los Samadhis, tendrán su morada en el reino de las corrientes externas. La perfecta tranquilidad es posible sólo en la séptima etapa. Mientras que sus mentes estén confundidas, no pueden obtener una convicción clara relativa a la cesación de la multiplicidad y la realidad de la perfecta unidad de todas las cosas. Sus mentes se hallan confundidas y no pueden ir más allá de la sexta etapa porque siguen discriminando, entre buena y mala, la naturaleza inherente de las cosas. Sin embargo, en la sexta etapa cesa toda discriminación, al paso que ellos se embeben en la dicha de los Samadhis en que aprecian el pensamiento del Nirvana, que es posible en la sexta etapa, pasan a su Nirvana, que no es el de los Budas.