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Más detalles.
Se tiende a potenciar el samadhi sobre prajna, y las razones son claras, el samadhi ofrece una sensación notablemente placentera casi desde el principio, mientras que la meditación introspectiva no lo hace tanto. Así que el practicante suele pensar que «acierta» con ella y no con la otra. Parece tener sentido que el camino a la budeidad debe ser un camino de gozo incremental.
También hay que decir que las fronteras entre ambas prácticas no son estrictas sino difusas:
Mientras estamos absorbidos también aprendemos/entendemos sobre nuestra naturaleza, sin duda.
Y una práctica de introspección formal tiene componentes de absorción aunque sean ligeros y en todo caso también entrena nuestra atención que es fundamental para la absorción.
También es cierto que cualquier experiencia incluye entendimiento/prajna. Es casi imposible no ir adquiriendo sabiduría en absoluto aunque solo hagamos prácticas de absorción… Aunque va a depender de nuestra inclinación mayor o menor a «observar» lo que nos pasa y sobretodo, repito porque se olvida, de tener presente «la visión».
Así prajna y samadhi son interdependientes. Es recomendable cultivar ambos para evitar que aparezcan carencias que limitarán el camino a la liberación.
A veces oímos de ciertos practicantes (más advaitas que budistas) que no consiguen captar qué deben hacer para reposar en el Ser, que no identifican donde reposar. Sería un caso de falta de entendimiento/prajna para lograr absorción (en el Ser). A menudo ese reposo sin forma queda substituido al menos inicialmente por una absorción en la sensación corporal de ser o existir, que es un objeto más de la consciencia y que puede generar un gozo comparable al del reposo sin-forma, como también lo hace casi cualquier absorción con-objeto.
El gozo o bienestar, esa vibrante energía positiva que nos invade en esos casos, es el sentimiento base de nuestra naturaleza, basta retirar completamente las preocupaciones mentales durante unos minutos para que surja. No es necesario nada para ello, solo hay que retirar lo que sobra. Tan fácil y tan difícil.
También tal como hemos dicho no parece posible cultivar un jhana sin forma por mucho esfuerzo que pongamos si no sabemos reconocer «lo sin forma», sería un caso similar al anterior pero con terminología budista… Simplemente no sabemos como hacerlo… En estos casos el practicante se concentrará/absorberá en algún contenido sutil de su consciencia hasta que pueda realizar su esencia y comenzar el samadhi sin forma.
Así pues la carencia de prajna limitará samadhi, pues es imposible obtener un samadhi «sin forma» (los únicos samadhis, realmente) sin haber actualizado (reconocido o hecho efectiva) mínimamente nuestra naturaleza.
No es raro que ese sea el punto de bloqueo de grandes meditadores que no ven progreso.
Pero también ocurre al revés, si solo cultivamos el entendimiento (prajna), no profundizaremos y no depuraremos nuestros patrones aflictivos acumulados durante eones en Alaya. Nuestra sabiduría y entendimiento serán lúcidos pero los frutos de esas realizaciones no serán experimentados en toda su profundidad, y ese entendimiento no será «vivido» completamente pues alaya no será depurada.
Seremos un individual «despierto» superficial, atado todavía a sus condicionantes kármicos y sin continuidad en su ecuanimidad. Probablemente tampoco surja compasión, ni amor por el resto de seres sintientes.
Esta situación tampoco es extremadamente rara, podemos intuir en ella, en mayor o menor grado, a muchos neo-maestros que propugnan la «no práctica».
Es en este paradigma donde surge el problema de la «disosciación», argumentos del tipo «hay sufrimiento en mi cuerpo-mente pero no me afecta porque yo no soy eso».
Pero no, no es esa la propuesta final ni advaita ni budista, la propuesta de budeidad o de Sahaja samadhi propuesta es mucho más ambiciosa que esa gran capacidad de disociación que pasamos a tener cuando rompemos la identificación con nuestros pensamientos y cuerpo físico.
No es lo mismo realizar no-conceptualmente que nuestra realidad es sin «yo», que además fundirnos (samadhi) totalmente en nuestra naturaleza búdica. Quién se ha sumergido ahí, nunca emerge sin haber cambiado completamente.
Así de la unión de prajna y samadhi surge el camino firme a la liberación, la carencia en alguna de las dos dimensiones solo podrá ofrecer frutos parciales. No despreciables, pero parciales.
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Bien, ahora nos ponemos con la introspección. Recordemos que es una forma de adquisición de sabiduría trascendental (no conceptual).
El ejemplo por antonomasía, porque es fundamental en el budismo, sería «darse cuenta» de que no hay «yoes» o entidades, especialmente dentro tuyo (realización de anatman o entrada en la corriente).
Eso es la visión. Ese palabro tan poco entendido y menos utilizado… Es decir, aquello que estamos buscando entender.
La introspección «por sí misma», sin objetivo, no tiene sentido y no lleva a lugar alguno. Siempre que hagamos introsprección (investigación) tenemos que tener una visión que nos diga qué estamos buscando. Si no sabes para qué estas haciendo una meditación de introspección, entonces estás solo pasando el rato observando… como quién se asoma al balcón a ver la gente pasar…
Carecer de visión es como que te pongan delante una sopa de letras y te quedes mirándola sin más… si no te dicen que ahí hay palabras y has de buscarlas nunca encontrarás nada…
La visión primordial que debe resolverse, es al respecto de tu identidad más allá de tus pensamientos (a eso y solo a eso está dedicado todo el primer Minilibro).
En el ámbito de la introspección existen también aproximaciones graduales y directas.
Un ejemplo de introsprección gradual sería la propuesta tradicional Theravada de observar todos y cada uno de los skandhas hasta convencerse de que están vacios y sin «yo». De esa investigación (ahora ya sí, con visión clara sobre qué investigar) surgirá gradualmente el convencimiento de la ausencia de «yoidad» intrínseca.
Un ejemplo de introspección directa, sería la propuesta de auto-indagación en el ¿Quién o qué soy yo?. No es que este método sea más o menos rápido (error habitual al pensar en doctrinas súbitas o directas). No lo es. Simplemente no funciona por «eliminación» gradual sino por reconocimiento directo de esa presencia que somos.
No es que la introspección sirva solo para realizar anatman (la ausencia de yoidad), pero esta es la realización fundamental para «romper» el espejismo y empezar nuestra sadhana «desde la otra orilla» (por ejemplo con la absorción sin forma).
El curriculum de koans Rinzai sería un ejemplo de propuesta de práctica introspectiva orientada también a otras realizaciones aparte de la de Anatman. Por ejemplo la separación sujeto-objeto o la interconectividad universal.
No sé si ya se va intuyendo por qué el budismo propone una doble práctica prajna-samadhi (más sila, que es fundamental para crear el campo de cultivo propicio, aunque no sea una práctica meditativa).
(continua)
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Entendido someramente qué es cada cosa (o al menos con qué significado se usarán en este texto), algunas preguntas que deberíamos plantearnos es ¿por qué el budismo (y otras doctrinas) propone esas dos formas de práctica? ¿son necesarias ambas? ¿que aporta cada una de ellas? ¿cual es la consecuencia de su cultivo por separado o simultáneo? ¿y las carencias de su no-cultivo? etc…
Lo primero que hay que decir es que así como la absorción/samadhi requiere una práctica formal y un entorno determinado para facilitarla, no ocurre lo mismo con la introspección/prajna que puede obtenerse de muchas maneras y que puede cultivarse formalmente o simplemente en cualquier momento del día pues solo requiere una actitud de observación inquisitiva y la adecuada visión (luego hablaremos un poco de la visión, aunque ya se ha tratado el tema en el blog anteriormente).
Esa es una de las razones porque las que nadie suele obtener un estado de absorción/samadhi espontáneamente, pero sí oímos de gente que afirma haber tenido un kensho o despertar «casi» espontáneamente. Y el «casi» es relevante porque siempre encontraremos tras ese despertar una persona inquisitiva que se ha preguntado y a menudo obsesionado sobre la naturaleza de él mismo y su realidad.
Profundicemos ahora algo en los estados de absorción.
El budismo tradicional reconoce ocho estado de absorción o Jhanas, cuatro de ellos «con objeto» y otros cuatro «sin objeto», considerados como superiores.
Por «con objeto» lo que se quiere decir es que se usa un objeto de la consciencia como punto de concentración, y por «sin objeto» queremos decir justo lo contrario pero ¿cómo puedo concentrarme sin tener ningún objeto de concentración?
Esa es una gran pregunta, y la respuesta es sunyata, nuestra esencia vacua.
Es decir, que los Jhanas sin forma consisten en el estado de reposo en nuestra esencia vacua con exclusión de cualquier objeto de la consciencia.
De ello se deduce algo en lo que luego profundizaremos: para obtener un estado de absorció sin forma, el practicante debe ser capaz de entender y conocer previamente su naturaleza búdica (sunyata), que no es un objeto, sino justo lo contrario (la ausencia de objeto-esencia).
Es interesante, que algunos practicantes de shikantaza «solo sentarse» (la meditación zen por antonomasia) dejando ir todo contenido de la consciencia, encaran esa práctica madura justo así; dado que la instrucción «solo sentarse» lleva al reposo vácuo si la madurez es la adecuada. Es decir que es más que posible que algunos practicantes de shikantaza maduros en realidad están cultivando Jhanas «sin forma».
Más interesante aún es que si practicamos shikantaza intentando observar pensamientos de forma inquisitiva, como también hacen algunos practicantes, nuestra práctica en realidad no es de absorción sino de introspección. Es decir de otra dimensión.
Es por eso que, en realidad, cuando alguien dice que «practica shikantaza», así sin más, es difícil tener ni la menor idea de lo que está haciendo…
El rango de relativo absoluto se refiere al estado absoluto, donde experimentas La Gran Muerte, explota, ves La Vía, y penetras el noúmeno. Cuando el practicante genuino han construido el compromiso en la búsqueda interna y están llenos del poder del cultivo interno, si súbitamente atraviesan, entonces el espacio en sí mismo se desvanece y las montañas de hierro se despedazan. Sobre ellos no hay una sola teja para cubrirse; debajo no hay una pulgada de tierra sobre la que estar. No hay aflicción ni iluminación, ni samsara ni nirvana. Es totalmente quietud y vacío, sin sonido, ni olor, coom una piscina sin fondo, como espacio sin trazas.
A menudo ocurre que la gente toma este rango como el final de la matería; considerando que han alcanzado la budeidad; se apegan a él obsesivamente, sin dejarlo ir nunca. Esto se llaman aguas estancadas en Zen, cuando uno se vuelve un fantasma obsesionado por un cadaver en un ataud.
– Hakuin Ekaku (白隠 慧鶴)
(continua)
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Absorción vs. introspección
Samadhi vs. prajna
Samatha vs. vipassana
Jhanas vs. kensho
En las prácticas budistas existe una notable bicefalia de prácticas que no existe de forma tan marcada en doctrinas cercanas como el hinduismo (que se decanta claramente por el samadhi como veremos).
Este blog tradicionalmente contiene más referencias a justo la otra dimensión (prajna) pero estos días pasados, gracias a los comentarios de algunos visitantes (notablemente Tommit) y alguna consulta privada como las de Ewilius han hecho que esta bicefalia vuelva al blog.
Primero alguna definición aunque sea provisional y parcial, solo para situarnos.
Absorción/Samadhi/Samatha/Jhanas
Por absorción o samadhi entendemos el estado meditativo, normalmente obtenido concentrativamente, es decir manteniendo la atención concentrada en un objeto de la consciencia durante cierto tiempo, y caracterizado por obtener la unión entre sujeto y objeto de la concentración.
A las practicas para inducir este estado se las llama genéricamente meditación samatha.
A los diferentes estados así obtenidos se les llama Jhanas (en budismo).
El cultivo de estados de absorción es más relevante en el budismo Theravada/primigenio basado en el Canon Pali y también en el Hinduismo, bajo nombres totalmente diferentes, eso sí.
Introspección/Prajna/Vipassana/Kensho
Introsprección es la práctica formal de mindfulness que pretende la obtención de entendimiento no conceptual (por ejemplo la ausencia de yo o skandhas vacíos) en base a la observación silenciosa de contenidos cambiantes de la consciencia (por ejemplo la respiración).
Prajna es el resultado gnérico de estas prácticas, y es equivalente a conocimiento/sabiduría (no conceptual, es decir experimental, empírica, no basada en palabras ni lecturas).
Vipassana es el nombre genérico de las prácticas de introspección budista, aunque se usa sobretodo para señalar las prácticas vipassana Theravada (tan popularizadas por S.N. Goenka)
Kensho (o satori o realización o despertar) es el evento puntual de obtención súbita de conocimiento no conceptual
Aunque las técnicas vipassana están presentes en todas las ramas budistas, el concepto de obtención súbita de sabiduría suele destacarse en la rama Vajra/Mahayana, estando en la base de esa «instantaneidad» la idea Mahayana de que la naturaleza búdica no debe construirse sino que está siempre presente y solo debe reconocerse.
Por tanto kensho o realización sería «reconocimiento» de algo que ya éramos. En algunos textos se usa la palabra «actualizar» con un significado similar, entiendo que se le quiere dar el sentido de «hace efectivo» lo que ya éramos.
La meditación de introspección (formal) no está demasiado presente en el hinduismo pero sí la idea de reflexión en general, sea en formato satsang u otro. Y también está presente en una forma u otra, a veces más formalmente, a veces menos. entre los «nuevos maestros» neo-budistas o neo-hinduistas (entre ellos el popular neo-advaita).
(continua)