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Volvían a estar en la terraza tomando un té y el diálogo fue así:
- Siempre dices que no hay libre albedrío, que todo es condicionado.
- Eso es.
- Pero también nos dices que hemos de crear las condiciones para que se dé la senda espiritual.
- Sí.
- Pero, ¿cómo vamos a hacer tal cosa si no hay libre albedrío, si todo es condicionado?
- En realidad es muy sencillo. Veámoslo con un ejemplo: coge mi taza y bebe de ella.
Lo hizo.
- ¿Eres tú quién ha bebido de la taza?
- Sí, claro ¿quién si no?
- Perfecto. Beber de la taza de otro sin duda no es algo que hagas muy a menudo ¿verdad? Es bastante extraordinario, quizá no lo habías hecho nunca antes.
- Concedido.
- ¿Has bebido de mi taza de forma condicionada o libre?
- No estoy seguro.
- ¿Hubieras bebido de mi taza si yo no te lo hubiera pedido?
- No, claro.
- Ahí lo tienes. Es así de sencillo.
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>A ver si voy bien, la práctica consiste básicamente en girar la atención 180º, en mantenerme en el yo desprovisto de conceptos, y cuando estos aparecen reconocerlos y dejarlos ir o preguntarme a quien le le ocurre esto y procurar estar vigilante todo el tiempo.
Déjalos ir, ni te preguntes nada. Solo estate ahí. El resto, perfecto.
> ¿La eseidad que naturaleza tiene?
¿Qué quieres decir?
> ¿ es un pensamiento y/o sensación tan sutil que a veces parece vacío?
Es solo esa sutileza, no hay más, no hay nada tras eso, es la sensación de ser una identidad.
Es un proceso mental, claro, solo hay mente, pero no es intelecto, ni tan siquiera inteligencia.
Paradójicamente en el ser humano habitual esa eseidad no está presente la mayor parte del tiempo. Mientras no está presente actúas como en un trance, al volver no te das cuenta de esa ausencia… bueno, con el entrenamiento de la atención se empieza a penetrar esa «ausencia» y te acabas dando cuenta de que «no estabas».
La verdadera presencia estabilizada es la unión de esa Yo-idad y la atención pura de forma permanente y estable.
Y sí, en muchos textos budistas llaman vacuidad, a esto, nuestra esencia vacua, porque realmente es solo esencia de ser, no está teñida por nada más. O mejor dicho, será pura cuando no esté teñida de nada más.
El mindfulness tradicional se queda corto en el sentido que solo contempla la atención. Por eso no es lo mismo atención o mindfulness que presencia.
Esa Yoidad se debe convertir en un espacio en el que puedes reposar. En ese espacio nos ponemos más allá del pensamiento intelectual, por ejemplo…
Cuando ese espacio no ha sido determinado y aún no te has familiarizado con él, no puedes colocarte más allá del intelecto.
El Kensho definitivo es cuando ocurra que realmente pases a ser ese espacio, ya no es un objeto para la atención, sino que siempre seas consciente de ser ese espacio.
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Un diálogo en privado que quizá puede ser útil:
> No me queda muy claro que lugar ocupa en todo esto la idea del «yo» , ¿ todos los pensamientos están «contaminados» por la misma o es algo aparte?
Existen al menos dos cosas que se suelen confundir con «yo», igual es afinar mucho pero bueno… yo te respondo siempre hasta donde sé…
La primera es una teoría de la mente, es algo conceptual, es aquello que no tienen seguramente los animales, y es toda la construcción conceptual que hay alrededor de nuestra idea de que somos un «yo», con control, decisor, etc.. esto es básicamente conceptual, sin conceptualidad no es posible tal cosa. Esta creencia está fuertemente arraigada por debajo de lo conceptual pero básicamente es creada por el intelecto y lo conceptual. Igual que creer en Dios es algo creado por el intelecto pero al final todo eso cala a capas más profundas.
Y luego hay algo más sutil, que podríamos llamar identidad y que yo supongo que poseen todos los animales superiores o más desarrollados y que es eso que hace que no seamos esquizofrénicos, es decir, que aunque los procesos corporales y mentales sean legión y realmente cada vez decide uno, haya una sensación identitaria, de que todo esto es un «ser» único.
>¿Esa identidad es el famoso » Yo Soy» en el que debemos asentarnos para así llegar a comprender que somos?
¿Esa identidad es eso que está ahí siempre?, me explico: cuando pienso por ejemplo todo lo que me ha pasado estos dos últimos años, hay una sensación (por llamarla de alguna manera) de «yo» que subyace a los acontecimientos, como un reconocedor en cierta manera pasivo… ¿ es eso?
Muy bien. Ese es el verdadero «yosoy»
No sabes la de gente que todavía no ha entendido eso…
>La identidad sería como un cuerpo desnudo y el pensamiento conceptual auto referencial como los diferentes trajes? ¿de ahí la dificultad para percibirlo, confundimos el vestido con el ser?
Sí, podría expresarse así, está muy bien. Más adelante cuando trabajemos ya solo sobre el «cuerpo desnudo» ya concretaremos más.
> es muy fácil perderlo si no hay cierta pacificación.
Si puedes mantenerlo en meditación, trabaja eso. Simplemente-ser es básicamente eso, la presencia es básicamente eso: La unión de la atención pura y ese proceso identitario que si quieres podemos llamar «eseidad» o «yosoy» o lo que quieras.
(continua)
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Seguimos. El concepto de espontaneidad en la espiritualidad:
Existen dos niveles de espontaneidad (al menos), igual que existen dos niveles de condicionamiento (al menos) y dos niveles por tanto de supuesta libertad, dos niveles de mente pensante, etc…
El más conocido por todos es la esfera de la mente pensante consciente, esa vocecilla en la cabeza. Esos procesos mentales, especialmente los autoreferentes, surgen por condicionamiento y cada vez que un pensamiento autoreferente aparece, perdemos espontaneidad, ese condicionamiento es bastante evidente por ser consciente y por eso nos vemos no-libres. El despertar inicial puede borrar todo eso al liberarnos de ese pensamiento conceptual consciente.
Entonces uno se siente libre, no-condicionado y espontáneo, y de hecho ha transcendido esa capa de pensamiento conceptual. Pero bien es cierto lo que dice XXXX, en el fondo todo está condicionado y la espontaneidad pura no existe, al igual que no existe la libertad de elección. Esa persona, ya no «ve» (por que lo que ve la consciencia es solo el pensamiento conceptual, no las capas profundas) condicionamiento por sitio alguno, pero creerse libre es un error, y de hecho para progresar a realizaciones más profundas uno debe realizar el estado de no-hacedor, es decir que no solo no eres libre, es que ni tan siquiera eres quien decide nada (bueno, va, he dicho lo mismo dos veces, es cierto ). Por tanto esa espontaneidad obtenida inicialmente es más bien solo (que no es poco) una liberación de los condicionamientos de la personalidad y así debe ser vista, pero no de los condicionamientos del Universo y por tanto solo parcialmente espontánea, si se entiende por espontaneidad la libertad sin condicionantes para reaccionar.
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Igualmente poner la libertad como un gran valor durante el proceso de conocimiento de uno mismo va a ser tarde o temprano una fuente de bloqueo del progreso, porque si en algo están de acuerdo Adv. Ved y Budismo es que no hay hacedor, ni libertad alguna.
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Podemos llamarle como gustemos mientras entendamos su dinámica. La idea de libre albedrío es quizá lo que más refuerza la idea de un sujeto separado del universo, ¿cómo podría ser de otra manera? Es la dualidad suprema: YO PUEDO DECIDIR INDEPENDIENTEMENTE DE TODO EL RESTO DEL UNIVERSO. ¿puede existir mayor escisión mental del resto de la realidad? Aparte de que es falso. Mientras se tenga eso en mente, la palabra que usemos es lo de menos.
Un abrazo
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Seguimos. La idea del no-hacer:
Lo de que cualquier práctica refuerza la idea de Yo-separado, da para páginas… el sentido común dice, si llevas 30 o 40 años así y sigues sin hacer nada ¿crees que algo cambiará? ¿por qué iba a ser diferente que tus primeros 30 o 40 años? Por otro lado si tanto refuerza la idea de Yo-separado la práctica (sea la que sea), ¿cuanto más no la reforzará ir al médico o a trabajar o a divertirse? Es decir que la conclusión sensata de esa filosofía debería ser: estamos jodidos 🙂 (1)
[…]
Es otro mito occidental, tú dile que no hay nada que hacer a cualquier yogui indio o meditador asiático. Te mirará como a un marciano. Lo más cercano es la idea Taoista de no-hacer, que es hacer sin salirse del flujo del Tao, pero vaya ni siquiera es una idea Adv. Vedanta o budista y desde luego no implica no hacer nada… de hecho debe ser la práctica más compleja porque te pide desde el principio la volición CERO, cosa para la que no estamos preparados
Lo que ocurre es que la vida sin volición se ha vuelto absolutamente imposible para el ser humano, siempre queremos esto o aquello, o que esto o aquello no ocurra. Si pudieras tener una vida sin volición ya no tendrías que hacer nada, eso es cierto. Entonces las diferentes doctrinas han buscado formas para hacer volver a la persona a ese flujo de la vida del que se ha separado (mentalmente, solo mentalmente), a eso es a lo que se le llama práctica y puede tener mil formas.
Por volición entiendo solo el proceso mental de «quiero esto, no quiero lo otro», no como algo existente en sí mismo. La volición entendida como libre albedrío no existe. Por tanto solo se debe cambiar, como bien dices, la comprensión. Bueno, al menos ese es el Jnana Marga, el camino de la sabiduría. Entender que no hay volición como tal, solo la creencia de que la había y por tanto la resistencia o el aferramiento a lo que pasa (en función de sí nos gusta o nos disgusta) no es más que un proceso mental surgido de ideas y hábitos erróneos.
Pero esas ideas y hábitos erróneos, desgraciadamente no van a cambiar solos, por ello la idea de «nada que hacer» es absolutamente inoperante excepto en estadios muy avanzados en que la sabiduría ya es realización plena.
Se llega a un punto, en que, por decirlo de alguna manera, el grueso del hábito o de la mente ya se decanta con fuerza hacia la no-volición, entonces la eliminación de los últimos apegos o rechazos ya parece ocurrir sola, poco a poco, pero ya cuesta abajo en la dirección mental correcta. Solo entonces el «no hacer nada» es más productivo que cualquier práctica. (2)
(1) Es decir, si hacer algo con un objetivo refuerza tanto la idea de un yo separado, entonces lo de meditar es lo de menos, pues el resto del día también «hacemos con yoidad» continuamente (y muchas más horas), pero eso no parece preocupar al que establece esa crítica. Lo que no entienden quienes plantean esta crítica es «la meditación sin meditador», cosa que cualquier meditador medio ya ha logrado experimentar y que se convierte quizá en el único ratito del día en que «tú no estás presente» (habiendo consciencia) pero mágicamente solo esa pequeña semilla puede bastar para revertir poco a poco la realimentación egoica y debilitar la idea de yo-separado. Así de fuerte es la necesidad de librarse del ego.
(2) En realidad en ese estadio es cuando la práctica se vuelve realmente (por primera vez) «sentarse y no hacer nada», solo eso, simplemente reposar.