El blog de 道


El problema del contacto en el Sistema-mente (I)

Anteriormente hemos hablado del problema del contacto. Es muy recomendable leer este texto antes de pasar al de hoy.

«El problema del contacto» es la forma en que nos referimos a la propuesta budista, en que expresado de una u otra manera, visto de una forma más o menos amplia, se propone que una forma de liberación del sufrimiento consiste en (o existe gracias a) la capacidad de no establecer cierto contacto entre la fenomenología o lo que se deriva de ella (por ejemplo: lo visto) que tradicionalmente se llama sajnna y cierta forma de «procesado mental» surgido de la mente (que tradicionalmente se llama vijnana).

Al no establecer ese «contacto» entre objeto y su procesado, no puede derivar de ese surgimiento fenoménico ningún tipo de reacción de apego o rechazo y no se deriva de ello un surgimiento emocional en forma de sufrimiento mental.

El ejemplo típico de algo que parece tan sofisticado y que no lo es, pues es trivial y que además todos vivimos cada día, es la diferencia entre oir y escuchar.

En el escuchar hay siempre «contacto» (entre lo oido y aquello que lo procesa).

Oir oímos siempre, las 24 horas del día (pues hasta en el sueño profundo un ruido suficientemente fuerte, nos despertará). Pero escuchar, solo escuchamos a veces (y a cierta parte de todo «lo oido»).

Todo el tiempo que oímos pero no escuchamos, «lo oido» sigue surgiendo pero no establecemos contacto-mental con él.

Igual que el ruido de los coches en la calle, nos pasa desapercibido todo lo que no escuchamos y obviamente su capacidad para provocarnos sufrimiento es casi nula.

Este hecho que igual nos pasaba desapercibido, ya era conocido en detalle por Sakyamuni hace casi tres milenios. La expresión primigenia de este hecho ampliado en un gran detalle es la famosa cadena de 12 eslabones del origen dependiente (del sufrimiento en este caso).

Más adelante, el budismo Mahayana profundizó en esta idea extendiéndola en el modelo de mente Yogacara y que tratamos en el texto que enlacé al principio y que, en mi opinión, es mucho más práctico que la definición de los 12 eslabones. Pues se centra en un eslabón concreto (el que une sajnna con vijnana). En ese sentido es una propuesta muy «práctica» y no tan teórica como los 12 eslabones tradicionales..

Esta idea es muy moderna, implícitamente nos dice que en la mente hay una cadena causal que lleva desde la percepción al sufrimiento (en el modelo primigenio de la ignorancia a la muerte, pero dentro de esos 12 eslabones se trata también la cadena causal anterior).

Como en un ordenador hay un input (por ejemplo del teclado) y una cadena causal muy concreta (algoritmo) que lleva a un resultado.

Lo relevante a efectos espirituales es que esa cadena puede romperse. Como siempre por el eslabón más débil y este caso el más débil es el comentado: el contacto entre Sajnna y Vijnana, porque ocurre en la consciencia y por ocurrir de forma consciente está sujeto a capacidad de cambio y evolución.

Así el nirvana-cesación primigenio podría verse como «La cesación del contacto» y no la cesación de la fenomenología como a veces se supone.

La principal diferencia pragmática del budismo primigenio con la propuesta Mahayana es que esa cesación se ve sobretodo como algo que será siempre imperfecto en este Samsara, a menudo incluso solo posible en meditación profunda, y se tornará perfecto tras él (parinirvana).

Y el budismo Mahayana afirma que existe una estrategia para que ese no-contacto también sea posible durante toda la vida en el Samsara, tornando Samsara en Nirvana.

Eso es así debido a las diferentes técnicas usadas por cada doctrina (o al menos esa es mi hipótesis).

La técnica concentrativa (para la obtención de Jhanas) del budismo primigenio y que equivale aproximadamente al primer yoga Mahamudra (no es cierto, pero es a lo que más se parece) trata el problema del contacto de una forma muy diferente a las meditaciones de no-acción (en el Ser, Shikantaza, segundo yoga Mahamudra, etc…)

Luego veremos cuales son esas diferencias, pero lo veremos desde el prisma del sistema-mente por tanto primero mapearemos al sistema-mente el «problema del contacto».

Seguimos




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