El blog de 道


Los cinco rangos de Dogen (y III)
  1. Lo personal dentro de lo universal – Estudiar el Camino de Buda es estudiarse a uno mismo.

El “estudio” de Dōgen no es solo intelectual. Los Cinco Rangos nunca tuvieron la intención de ser entendidos en un nivel filosófico. Su enseñanza fue siempre sobre la vida cotidiana y la práctica. Mero conocimiento acerca del Camino de Buda no lo alivia a uno del sufrimiento. Zazen es el “estudio” de Dōgen, un discernimiento intuición que proporciona la capacidad de monitorear el yo en acción, y obtener la capacidad de describir el composición y funcionamiento de uno mismo. Asumir la práctica de Zazen es el primer paso en el que se observa el flujo continuo de eventos mentales, emocionales y físicos. La vista observacional – el amanecer de lo Universal – es testigo de los fenómenos de lo Personal en su siempre cambiante formularios Antes de establecer la distancia mental y emocional, lo que se siente en cada momento domina el paisaje mental.


Blogger: como decíamos antes, esta sería la etapa previa a cualquier realización. Por eso Dogen habla de que hay que estudiarse a uno mismo. No dice meditar, ni shikantaza, dice estudiarse, enfatizando que el camino budista es sobre todo un camino de adquisición de prajna/sabiduría. Especialmente pre-kensho.º


2. Lo Universal dentro de lo Personal – Estudiarse a uno mismo es olvidarse del uno mismo.

“Olvidar” significa penetrar en el núcleo del yo donde lo Universal (observación consciente y cuestionamiento) es grande en proporción a lo Personal. Lo Universal se vuelve lo suficientemente poderoso como para permitir que un practicante use su visión positiva y profunda para percibir directamente la voz no fabricada de la naturaleza. El olvido del yo de hábitos acumulados y estados condicionados permite la voz resuene claramente. La fuerte perspectiva Universal permite un acercamiento vigoroso y cercano examen de los estados condicionados sin quedar atrapado por ellos. Sus efectos nocivos no son puestos a descansar todavía. Sin embargo, en su mayor parte son reconocidos por lo que son y adecuadamente tratados.


Blogger: «olvidarse de uno mismo»: es ir olvidando lo personal frente a lo universal, ese es el resultado de estudiarse, ese primer paso en que lo universal ocurre. Vemos al buey por fin, sea de una forma u otra. Como dice Dale uno empieza a no quedar atrapado por lo relativo (por ejemplo el proceso de pensamiento intelectual).


3. Viniendo de lo Universal – Olvidarse de uno mismo es ser actualizado por la miríada de cosas.

Una nueva cosmovisión se despliega e invita a mirar en profundidad. Lo Universal prevalece porque ha tenido lugar la transformación, la eliminación de barreras, y la «miríada de cosas» se manifiestan dentro de un individual. Tratar de hacer que el mundo se ajuste al yo es inútil, doloroso y decepcionante; permitir que la «miríada de cosas» tenga un rango completo de acceso es gratificante, estimulante y satisfactorio. La apertura surge de una comprensión amplia de las características del budismo Mahayana: 1) La sabiduría del Vacío que todo lo abarca. 2) El reconocimiento de la interdependencia de todos los seres que conduce a abrazar la compasión. 3) El reconocimiento de que todos los fenómenos expresan una verdad universal.


Blogger: Esta sería la etapa de «ampliar» lo realizado hasta que lo cubra todo. Ser actualizado por la miríada de cosas, implica o apunta una forma concreta de hacerlo, muy en la línea del famoso Sutra de Bahiya («en lo visto, solamente lo visto», es decir olvidado el que mira y mente actualizada/mantenida por lo visto).


4. Llegando a lo Personal – Cuando eres actualizado por la miríada de cosas, cuerpo y mente así como el
los cuerpos y las mentes de los demás desaparecen.

“Cuerpo y mente… desaparecerán” ocurre cuando la libertad reemplaza al condicionamiento. Las innumerables cosas de lo Universal actúan de acuerdo complementario con lo Personal reemergente, refinando el intelecto, emociones, habla, razón, intuición y forma física. El resultado es una persona equilibrada y feliz. Un sentido permanente de logro reemplaza la ascendencia de los oscurecimientos mentales. Una adquiere la capacidad de reconocer, aceptar y disfrutar de la alegría de la libertad. Los focos dualistas de Personal y Universal se ven vivos y encarnados activamente como una luz radiante. Esta luz no transforma nuestra composición dualista en una vaga unidad, sino que produce una firme comprensión de cómo son los focos, y siempre han sido, un complemento creativo.


Blogger: Yo y los demás desaparecen, una expresión muy clara de vacuidad (sunyata) y no-dualidad realizada. No hay seres, solo hay realidad en movimiento. Este es el resultado de la consolidación llevada a cabo en la anterior etapa.


5. Llegada de la unidad –  Queda una realización sin rastro y este no-rastro continúa sin cesar.

Vivir sin esfuerzo está en el corazón de la realización «sin rastro». “Sin rastro” significa involucrar completamente al mundo sin preocupación por uno mismo. En el Genjo Koan, Dōgen insiste en que la iluminación existe cuando el yo es perfectamente permeable a la miríada de seres y eventos del mundo. La ignorancia insiste en que el mundo se adapte a las necesidades y las suposiciones de un individuo; la iluminación abre el yo a la libre actividad del innumerables seres. El dejar caer el cuerpo y la mente nos familiariza con el alivio y la dulzura de ser sin yo permanente. El yo y el mundo mantienen sus identidades separadas pero «… el verdadero interior del interior es no tener un dentro o un fuera.”


Blogger: Fruición.



Los cinco rangos de Dogen (II)

Los cinco rangos (de Tozan):

Los términos Personal y Universal usados ​​a continuación fueron elegidos para describir los mundos de lo Relativo y lo Absoluto, respectivamente. Otros estudios utilizan una variedad de designaciones del par dualista como Aparente y Real, Forma y Vacío, Diferencia y Unidad, Individual y Colectivo, Diversidad y Universalidad, etc. Todos ellos y otros son similares en significado deben ser considerados intercambiables (*).

1. Lo Personal dentro de lo Universal: En este estadio, lo Universal, la Naturaleza Original de uno, amanece dentro de la Personalidad. Se revela una nueva forma de vivir en el mundo, basada en la experiencia. certeza, observación e indagación.

2. Lo Universal dentro de lo Personal: Aquí lo Universal es la esfera dominante actuando como contenedor de los pensamientos, sentimientos y aspiraciones de lo Personal.

3. Viniendo desde lo Universal: La mente inconcebible viene compulsivamente a la vanguardia introduciendo, el nuevo mundo de unidad de lo Personal y Universal. El universal es reflejado en el Personal.

4. Llegada de la integración: Dentro de este rango, lo Universal y lo Personal interactúan beneficiosamente, refinando los atributos de lo Personal. La expresión única de cada fenómeno de lo Universal es íntimamente percibido.

5. Logro de la unidad: La unidad de lo Personal y lo Universal es logrado, de modo que respondan en armonía sin obstrucciones entre sí y con todo el mundo.

Los rangos primero y segundo preparan la mente para el tercer rango donde el punto de pivote de la práctica Zen, lo Universal plenamente revelado, penetra e imbuye la vida con su principio de omnipresencia. El cuarto rango integra lo Personal y lo Universal, cultivando su reciprocidad. El quinto rango establece la libertad perfecta como norma.


Nota del blogger: existen otras interpretaciones posibles que realmente cambian un poco el significado global y el orden de los cambios acaecidos. En mi caso:

  1. Lo personal dentro de lo universal habla de la situación previa a cualquier realización. Somos aparentes individuos en lo universal (dentro de lo universal sin saberlo, igual que el pez no sabe que está en el agua). Tozan en este rango habla de «no reconocimiento», justo eso determina que hablamos de un estadio pre-realización (antes de «Ver»)
  2. Lo universal dentro de lo personal: nuestro primer contacto con lo universal (por ejemplo vía kensho) sin duda aparece como que desde dentro nuestro, dentro «de lo personal» algo acaece… el aparente sujeto sigue intocado pero ha contacto con lo universal, aunque se interpretará la realización de forma personal. Tozan en este rango habla de «reconocimiento». Esta fase es la del sujeto espiritual, sin características.
  3. Viniendo desde lo universal: explica el proceso de incremento y estabilización de esta realización si se sigue la senda adecuada. Poco a poco, viniendo desde lo universal, «algo» va suplantando progresivamente al sujeto. Tozan en este rango habla de «camino». Coincide con el Camino meditativo tibetano (el estadio dos ya hemos visto que es el del «Ver»).
  4. Llegada de la integración: Cuando el proceso concluya solo quedará «una mente», queda integrado relativo y absoluto. Sin embargo resta un «algo», un perfume de sujeto. Tozan habla de dos espadas chocando y que no hay que retirarse. No-dualidad.
  5. Logro de la unidad: Un paso más queda, ni ser, ni no-ser (dice Tozan), esa no-dualidad se refina para acabar en vacuidad plena y en la vuelta al mercado. Tozan habla de sentarse sobre las brasas y cenizas (de nuestra exaltación y la de otros).

(*) Bueno, es posible que no todos sean exactamente lo mismo, pero casi. 🙂


Seguimos

 

 



Dogen y los cinco rangos (traducción)

Traducimos ahora (sin permiso) este corto ensayo de Dale Verkuilen sobre Dogen y los cinco rangos de Tung-shan [Tozan].


DŌGEN Y LOS CINCO RANGOS

Estudiar el Camino de Buda es estudiarse a uno mismo.
Estudiarse a uno mismo es olvidarse de uno mismo.
Olvidarse de uno mismo es ser actualizado por la miríada de cosas.
Cuando eres actualizado por la miríada de cosas, tu cuerpo y tu mente, así como los cuerpos y las mentes de los demás desaparecen.
La realización es sin rastro, y este no dejar rastro continúa sin cesar.

El famoso pasaje de Dōgen sobre el yo del Genjo Koan citado anteriormente revela una visión ampliada de su intento de comprensión introspectiva. Con el fin de derribar suposiciones profundamente arraigadas e incuestionables al respecto de la naturaleza del yo, Dōgen insiste en una introspección profunda. La introspección contenida en estas cinco declaraciones apunta hacia una introspección de penetrante perspicacia, no un análisis intelectual, que demuestre cómo estructurar el estudio y la práctica de enseñanzas budistas. Las cinco afirmaciones son un esbozo de la práctica zen y, de forma subrepticia, reflejan los Cinco Rangos sin mencionarlos por su nombre.

Los Cinco Rangos se originaron en el Zen [en el Ch’an realmente] en las enseñanzas de Tung-shan [Tozan], el fundador de la escuela Soto Zen. Sin embargo, su fórmula dialéctica se inspiró en el I Ching, el antiguo Libro chino de Cambios, e hizo su entrada en el Zen a través de la escuela filosófica Hua-yen. Tung-shan adaptó la metafísica de los Cinco Rangos a un medio práctico para enseñar el Budhadharma. Los cinco rangos son esencialmente una expresión china del camino indio hacia la iluminación.

Los Cinco Rangos de Tung-shan se extendieron a través de las escuelas Zen de China y Japón. El prominente maestro japonés Rinzai, Hakuin, los tenía en alta estima y escribió un comentario sobre su relación con la práctica del koan. Dōgen rechazó exteriormente el enfoque formuláico y estructurado de Los Cinco Rangos como método de enseñanza. Sin embargo, encubiertamente los insertó en muchas áreas de sus escritos, especialmente el Shobogenzo, porque comprendió su valor para socavar conceptos erróneos a pesar de que consideraba que las formas sistemáticas y académicas no eran consistentes con enseñanzas tradicionales del Buddhadharma.

Lo que sigue a continuación es una comparación de los Cinco Rangos de Tung-shan y las cinco declaraciones de Dōgen en el cuarto párrafo del Genjo Koan. Una breve descripción de los Cinco Rangos se presentará primero y luego se contrastarán sus significados con los cinco enunciados.

(seguimos)

 



Estadio seis: No dualidad, un-sabor (I)

 

En este estadio, tras el colapso del teatro cartesiano, el pensamiento reactivo deja de pertenecer a otra mente, pues la mente inconsciente es absorbida en la realizada. El pensamiento reactivo, el poco que queda, ocurre dentro de la mente despierta. Dentro de La Gran Mente a partir de ahora, pues no hay otra. Y no hay nada que no lo sea. El pensamiento reactivo es otro proceso más. Por eso también se dice que en este estadio en la tradición Mahamudra, que ya no hay «mindfulness ni no-mindfulness», no hay dos mentes, no hay cambios de ese tipo…

Hay que decir que los primeros pasos en este estadio pueden ser algo desequilibrantes, puede costar encontrar la forma de encajar todo esto pues queda algo de sujeto y está totalmente fuera de lugar. Intuitivamente relaciono este momento (inicios de un-sabor) con el Bhumi «Difícil de dominar» (el quinto) pero quizá solamente fue mi experiencia. Aún así, ciertos maestros Kagyu sí ponen ese bhumi en esta etapa.

En esta etapa es en la primera en que podemos hablar de La Gran Mente del Zen, en mayúsculas y que substituye a la idea de «sujeto». Hay La Mente y no hay dualidad notable basada en la existencia de un sujeto dentro de esa Mente. Esa situación de no-sujeto aporta alta cotas de ecuanimidad a la hora de enfrentar el Samsara, pues aunque es evidente que yo no soy tú, cierta magia ocurre y las necesidades personales tienden a quedar en el mismo nivel que las ajenas o bastante cerca.

Que el pensamiento reactivo acontezca ya no debe preocuparnos, recordad que la mente despierta no tiene por qué apegarse a él… Acontece o no en función de causas y circunstancias,  condicionalidad, igual que vemos u oímos por origen inter-dependiente.

En ese momento todos los contenidos mentales deben verse como un-sabor: iguales, sin mayor relevancia, pues todos ocurren de la misma manera y tienen la misma capacidad de absorbernos: Ninguna o casi ninguna, y cuando la tengan, deberemos dejar caer ese apego, cosa que ahora es sencilla, no hay impedimentos en eso para la gran mente, todo es mente. Deberemos acostumbrarnos a otra manera de existir, pero nada más.

La ausencia de centro y sensación de ser todo el contenido mental también son indicadores que se usan para la realización de Brahman, así que en mi opinión sería la misma situación. También en hinduismo se usa la palabra Samarasa (no confundir con samsara) para lo mismo, de hecho samarasa significa literalmente un-sabor. Es lo mismo en sanscrito y se usa en hinduismo y shivaismo.

Aquí, por primera vez podemos quizá decir con cierto criterio que alcanzamos lo que tradicionalmente se llama no-dualidad. No antes. Aquí no hay teatro cartesiano posible. Colapsó justo al empezar este estadio. Y por tanto entramos de lleno en la no-dualidad fenoménica (que es la no-dualidad que trata el budismo Mahayana). No hay yo y luego fenómenos, hay fenómenos y procesos, pero no hay otra cosa. Puedes entender Anatman así. La tradición Mahamudra dice que aquí se realiza anatman (en el yoga de un-sabor, el tercero).

Realmente ahora el sujeto apenas existe, o al menos es ilocalizable, algunos maestros «atmánicos» pero muy sabios, como Anadi, hablan de «sujeto transparente» que es decir lo mismo pero no le parece oportuno decir que no lo hay por ninguna parte, pero bueno… no pasa nada…

La situación es de igualdad de todos los contenidos mentales. Eso definiría la perfección de este estadio. Eso y la elevada ecuanimidad ante los eventos externos. No es de extrañar que el «uno» sea el concepto más repetido en este estadio.

Seguimos



Otro kensho de otro amigo
22/08/2020, 7:07 am
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No aporta en exceso, pero sé que algo aporta como factor de motivación y así veis también las mil descripciones posibles.

Otro kensho de otro amigo. Os presento a la mente realizada o despierta:


Desde que leí «Kensho II» (entrada en tu blog), me hice una idea conceptual clara de lo que es el despertar… no obstante quería investigar un poco si ese despertar es igual para todos, así que nada, me metí en google y empecé a hacer búsquedas. Me salieron algunos blogs y entre ellos uno que hace referencia a tu blog, se llama «el camino del despertar».

Situación: eran las 21:30 mas o menos, estaba en el sofá con el portátil leyendo cuando llego a la frase «En otras palabras, no hay nadie, no existe un sujeto en realidad», y en concreto a «no hay nadie», algo me ocurrió. En ese momento capte (incorporé?) que en efecto no había nadie. Fue algo muy certero, de hecho sentí fisicamente algo raro, fue algo así como una sensación que recorrió el cuerpo, pero es algo dificil de explicar, no fue algo emocional, fue sentir que algo bajó… quizás fue la reacción al «darme cuenta», que se fue a los pies… suena de locos, pero esa fue la sensación, que duro una fracción de segundo, justo con el darse cuenta.

Tras ello, me intento quedar con ese «descubrimiento no conceptual», y poco a poco continuo con mi actividad (sigo leyendo, con la tele de fondo).

Unos minutos después, le doy al botón de la aplicación del televisor (cuento estos detalles porque es importante, creo para la pregunta que te voy a hacer al final) sale la aplicación y sin saber como, me quedo mirando fijamente una esquina del televisor, mi mente completamente presente, clara, consciente, expandida, era algo raro, como «si no pudiera salir de ese estado», pero no había voluntad ni de quedarse ni de irse, solo la sorpresa del evento, una enorme claridad. Los pensamientos se disolvían, las preguntas que venían eran intentos vanos de entender, se volvieron pequeños, esos pensamientos eran tan poca cosa comparado con la conciencia que ya eran como susurros, que, repito, se disolvían y yo seguía consciente en un estado de quietud y cierta «plenitud» (en el sentido de que no había nada más que hacer, ni planteamientos de ningún tipo, ni discurso). No creo que fuera ningún estado de extasis ni similar.

Lo más llamativo fue esa conexión espontánea y sobretodo que me trascendía en el sentido de que yo no controlaba nada, pero me daba cuenta de lo que estaba ocurriendo. No fue sostenido en la voluntad, porque lo gracioso es que la voluntad desapareció, o quizás, y ahora es interpretación mía en este momento, al no haber «yo» no había control posible (intelectual, pensado, etc).

Me quede en ese estado unos cuantos minutos, no se cuantos, pero diría que más de 10… pero igual me equivoco no lo tengo claro y no caí en intentar averiguarlo en el momento viendo la hora.

Esta experiencia pasó… quiero decir que más o menos todo esta como antes.

Al encontrarme con esto ya no se como interpretarlo porque es algo primero muy dificil de describir, y segundo, que no se si este tipo de cosas son meras experiencias mentales sin importancia, como cuando te ocurren ciertas cosas en meditación que son parte del camino, o si son indicativas de algo… ¿fue un mini-despertar?, una especie de Kensho cortito?, fue simplemente un estado de mindfulness intenso sin mas?…

Lo que si te puedo decir es que tal y como ocurrió no me había pasado nunca, que fue algo extraño pero a la vez «precioso», sentir esa claridad, presencia o como se pueda nombrar a ese «vacío»… no se si experimenté por primera vez la vacuidad unida a claridad, como dicen en Mahamudra, no se si por primera vez experimenté la naturaleza de la mente…

Pero si que fue una experiencia, y no fue «fabricada», quiero decir, que yo no estaba intentando hacer nada, simplemente ocurrió (aunque te describí el contexto porque es importante).

Si tuviera que distinguirla de otros momentos en los que de forma cotidiana estoy en un «estado de conciencia» (algo que de a poco con la meditación va pasando más a menudo), es, primero, en la intensidad de esa conciencia, en esta ocasión era una conciencia muy intensamente presente (si se me permite la frase). Otra diferencia, la sorpresa de que no había voluntad y la extrañeza de ello, no había forma de decidir si quedarme o no allí, simplemente estaba… no se como explicarlo mejor… y la tercera diferencia es que los pensamientos no tenían ninguna fuerza, captaba con sorpresa como se «disolvían», pero no como cuando se van, sino porque eran algo sin fuerza, incluso que no llegaban a completarse como normalmente, la conciencia eran tan potente que parecía eventos lejanos, sin importancia…

Es todo lo que puedo explicar.


Los kenshos espontáneos, es decir la aparición de la mente despierta o realizada de forma espontánea (sin buscarlo) en el día a día (no meditando) pero sin estabilización permanente, corresponde a la fase mayor del primer yoga Mahamudra. Y esta fase concluirá dando paso al segundo cuando esa estabilizacion ocurra. Esa estabilización es equivalente al cambio identitario, es decir que «yo» paso a sentir que soy la mente realizada. Es decir auto-realización o despertar. Aunque en terminología Mahamudra es realizar la esencia de la mente. De hecho ken-sho siginfica literalemente «ver la natualeza búdica».




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