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Se amplía al picar.
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Consciencia-qualia, el espacio multidimensional
La palabra consciencia en castellano tiene un problema y es que apunta tanto a «lo visto» (la representación) como a aquello que procesa «lo visto» y lo entiende. Es decir a Samantabhadra y a Samantabhadri según terminología tibetana.
En inglés tienen las palabras consciousness y awareness, y eso les permite (si así lo acuerdan) asociar a cada palabra uno de los dos polos (objetos-sujeto) y poder distinguirlos.
A estas alturas, ya se puede intuir que «el procesado» en este modelo, es la Inteligencia+atención (que veremos luego), así que reservaremos siempre la palabra consciencia para el otro polo: la representación.
Así que consciencia tal como la entendemos aquí es el conjunto de qualia de la neurociencia. Qualia (o qualias, da igual) es la palabra técnica para referirnos a la representación que aparece en la mente.
No es que la consciencia, tal como la definimos aquí, contenga o posea qualias, sino que es solamente qualias, es solo mundo interior auto-representado (de la mente y para la mente).
Incluso cuando hablamos de la consciencia como «espacio» estamos exagerando, pero es cómodo para expresarnos. Esa sensación espacial, por ejemplo como cuando oimos un ruido por la derecha, es construida, simulada. Pero a efectos de expresarnos sí que asociaremos el conjunto de qualias a un «espacio».
Es decir es un conjutno de representación explícito, auto-visible (por tanto no dual, incluso ahora mismo, aunque no te lo parezca). Y no es otra cosa.
Esa es la definición que se usará aquí.
La forma de ver nuestros qualias es como el surgimiento autónomo de una manisfestación que puede ser o no ser procesada por los procesos cognitivos de la mente que vamos viendo.
Es decir, un ruido, te pase desapercibido o no, ha surgido en tu mente como qualia. Aunque no le hayas hecho el menor caso consciente, incluso aunque no tengas ni el recuerdo de que tal ruido se ha producido porque no has atendido a él y tu memoria no lo ha registrado.
En cierta manera, parece evidente que la mente genera mucho más qualia del que es capaz de procesar la inteligencia. Por eso no puedes estar atento a todo en todo momento. Así la atención también puede verse como la «selección» dirigida (intencional) de qué qualias son procesados por la inteligencia y cuales no. Pero me adelanto… la atención aún no la hemos visto.
Eso de no atender a qualias ocurre continuamente en tu experiencia, de hecho la mente es especialmente hábil para ignorar los ruidos, pero no es que no oigas, es que no escuchas. O dicho en nuestra terminología, no es que el qualia no surja, es que la atención no se dirige a él y por tanto la inteligencia no lo procesa.
Distinguir la sutileza entre oír y escuchar, es saber distinguir la sutileza de lo que en budismo a veces se llama “el contacto”. Hemos hablado sobre eso en el pasado.
Y cuando no escuchas (pero si oyes, pues no eres sordo), ¿cuál es el sujeto de ese ruido que se ha producido? ¿ninguno? ¿Y cómo podemos entender un ruido que aparece por y para sí mismo? ¿lo puedes imaginar?
La respuesta a esas preguntas definirá muchas cosas en tu camino espiritual si este tiende a la no-dualidad. La respuesta budista o de doctrinas no-duales será: no había sujeto porque el sujeto es una construcción mental y en ese caso estaba ausente. O mejor dicho ocupado en otras cosas…
Esta disyuntiva, por si te lo preguntas, es diferente a la de Berkeley cuando preguntaba si un árbol que cae, cuando nadie lo oye, genera ruido.
Obviamente no genera ruido, porque el ruido solo existe en nuestras mentes.
A partir de aquí los idealistas dirán que ni siquiera ha caído (hasta que lo mires).
Y los no idealistas dirán que no genera ruido, porque ruido es qualia y por tanto substancia mental (y ninguna mente estaba allí), sino que genera vibraciones en el aire. Pero ruido no genera en ningún caso, ruido solo genera tu mente a partir de los oidos.
Como decía Hui Neng (sexto patriarca zen) ante la discusión de dos monjes sobre si lo que ondeaba era la bandera o el aire, lo que ondea realmente son vuestras mentes.
Este “ Gran espejo” de la espiritualidad clásica (espejo que realmente no refleja nada) que llamaban a la consciencia-qualia de forma bastante inocente, es todo nuestro mundo interior, toda percepción sea del tipo que sea.
Si lo percibes “es qualia” y “es consciente”. Es decir toda experiencia sea interna o externa es qualia.
Por ejemplo: el intelecto es qualia y es consciente porque “aparece”. La inteligencia ni es qualia ni es consciente porque “no aparece”, no se ve por sitio alguno y sin embargo sabemos que existe porque percibimos sus resultados en forma de qualia.
La consciencia es la creación (no el reflejo) de un universo a partir de los sentidos internos y externos, añadiendo además algo un poco diferente: el intelecto, que ya hemos visto. La sexta consciencia que dicen los budistas. El sexto tipo de qualia (simplificando).
Todo ello crea nuestro universo interno (interno sobra, pues no hay otro en tu experiencia, pero ayuda a entendernos) formado por percepciones, intelecto, memorias, sensaciones, emociones, etc… cualquier cosa que percibas, sientas, veas, notes, etc… es consciente y es qualia.
El por qué existe la consciencia, es un misterio para todos (científicos y místicos). Hay creencias, pero no hay nada claro.
Aparentemente podría hacerse todo procesado mental conocido, sin que aparecieran qualias, sin que surgiera esa representación explícita.
Esa es la llamada teoría neurocientífica de los zombies, seres sin representación interna alguna pero aparentemente podrían ser totalmente “normales”. ¿Existen tales personas? No sé sabe… aparentemente no… aparentemente todos tenemos representación interna ¿o no?
Un ejemplo de procesado “zombie” es la inteligencia (ya vista), que trabaja constantemente (y mucho) pero que no aparece por lado alguno, solo aparecen sus decisiones y acciones…
¿Por qué en cambio aparece el resto?
Seguimos
Filed under: Uncategorized | Etiquetas: advaita vedanta, Anatman, atman, brahman, Budismo, Mahayana, neo-advaita, no-dualidad
Derivado de un comentario reciente:
En este texto, veremos someramente una posible armonización entre los conceptos de Atman, Anatman y Brahman del budismo Mahayana y el Advaita Vedanta a pesar de que parecen conceptos opuestos y doctrinas enfrentadas.
Hay que decir, para dar sentido a esa armonización, que algunas meditaciones Mahayana y las Advaita Vedanta son muy, muy parecidas, tanto las samatha (que llaman meditar o reposar en el ser en A.V.) como las vipassana (que llaman auto-indagación).
Así que el sentido común dice que los meditadores de ambas doctrinas deberían transitar sendas parecidas si hacen prácticas parecidas. Sin embargo pareciera, si leemos la teoría doctrinal en cada caso, que los meditadores realizan hechos, no solo no demasiado parecidos, sino opuestos.
Desde mi punto de vista hay al menos cuatro posibles respuestas a ese hecho:
- Una es que todo sea auto-sugestión, por tanto «si crees X» realizas X, y si «crees no-X» realizas no-X.
- La otra es que las prácticas sean sutilmente diferentes y eso marque una diferencia gigantesca con el tiempo. En cualquier eso significaría que «si medito así, realizo X» pero «si medito un poco diferente, realizo no-X».
Estamos diciendo en el primer caso que, conceptualmente y en el segundo que no conceptualmente, es posible «influir» sobre las realizaciones y que estas ocurren «a la carta». Una idea inquietante.
Estas dos opciones no se pueden descartar de saque simplemente porque no nos gusten, será tarea de cada mediador reflexionar sobre ellas y decidir.
Descarto, por supuesto, el razonamiento naive habitual de «mi doctrina es cierta, por eso he podido realizarla y lo de los demás es auto-sugestión». No suena razonable, dado que meditadores de ambas doctrinas opinan de igual manera en el 100% de los casos (o casi), es decir estadísticamente ocurre que el 100% de personas que opinan diferente a ti son todas sugestionables, lo cual es ridículo. Sobretodo porque en general hablamos en todos los casos de personas notablemente sabias.
Pero hay una cuarta posibilidad y es que a pesar de que realmente las experiencias sean muy parecidas (parecidas, pues tampoco parecen ser exactamente iguales ni entre miembros de la misma doctrina) el filtro de nuestro dogma y de nuestro lenguaje haga que las expliquemos de la manera en que «nos han enseñado» que deben explicarse y por tanto suenen muy diferentes.
Si eso fuera así, finalmente todo sería una cuestión de «cómo transmitimos y mediatizamos con el lenguaje y el dogma esa realización» más que de que la realización fuera diferente.
Pero ¿es eso posible?
Esta cuarta posibilidad es la que se usa como base para este texto.
Seguimos
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Creo que merece la categoria de mini libro pues son más de 30 páginas…
Integra gran parte de lo hablado al respecto en los últimos meses con mínimos cambios surgidos en su revisión.
Espero sea de utilidad.