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Cada doctrina espiritual tiene su «lenguaje técnico» igual que la ingeniería, la ciencia o las matemáticas y es importante conocerlo.
Se refiere a todas esas áreas de vocabulario y expresión en un idioma que pertenecen a un campo profesional o científico [¡o espiritual!] muy específico, y que normalmente solo conocen aquellos que han recibido entrenamiento dentro de ese campo.
El lenguaje técnico existe para reducir la variabilidad de los términos. Así en informática «ejecutar» quiere decir algo mucho más concreto que cuando hablemos de ejecutar en general en lenguaje coloquial.
Aclarando el estado natural puede ser clarísimo o un cripto-libro, todo depende de si conoces su lenguaje técnico o no. Depende de si conoces el lenguaje técnico Mahamudra del siglo XVI. Pero es un libro meridianamente claro (y valioso).
No es que exista un lenguaje técnico budista, ojalá fuera tan fácil. Existen muchos. El del Zen no se parece en nada al de Mahamudra. Incluso dentro del Zen habrá variantes según sectas.
A menudo textos que nos parecen muy complejos, no nos lo parecerían tanto si supiéramos bien el lenguaje técnico en que fueron escritos. La complejidad, no está pues en el contenido, sino en que no sabemos el lenguaje en que fue escrito (pero parece que lo sepamos).
Cuando os advierto respecto a mezclar doctrinas este es otro problema con el que os encontrareis. ¿Significa «consciencia» lo mismo en todas ellas? Pues quizá no, cada doctrina tiene su lenguaje técnico diferente. Y así con todo.
Y si no lo sabes irás mezclando todo mal de una manera bastante triste.
Si quieres mezclar Dzogchen y Zen Soto, por ejemplo, has de ser un experto en ambas doctrinas. Muy experto y en ambas. Puede sonar elitista pero lo demás es una locura. El nivel de error sería elevadísimo. Ya lo es incluso entre expertos. Y además si no has tenido experiencias reales sobre los temas tratados, no podrás ser experto en ellas porque, al igual que con el ciego y el rojo, no es viable sincronizar esos símbolos contigo. No les puedes dar significado.
Desgraciadamente esto que digo que no tiene sentido hacer, se hace por doquier en nuestro siglo de Internet (el del caos informativo), mostrando conclusiones erróneas que además pretenden basarse en la «literalidad» de los textos, pero es que cada palabra puede significar algo diferente en cada doctrina.
La literalidad puede ser una gran trampa también si tiene una alta variabilidad entre los lectores, como hemos visto. Porque tras un aura de «indiscutible» (pues son palabras literales) se muestra algo tremendamente ambiguo (y ya no entro ni en la variabilidad que aporta traducirlo o por mostrar solamente un fragmento).
Un ejemplo de esto: he leído defensas del «no meditar/no práctica» citando textos Mahamudra que hablan del yoga de «No-meditación». Quienes conozcan Mahamudra saben que es una doctrina de meditadores intensivos, y entenderán la tontería que se ha cometido… pero vaya, la persona te lo va a defender pues son palabras literales de un maestro Mahamudra.
Y es también por eso, que cuando uno entra en un foro y ve cinco personas discutiendo sobre un tema, e intuye que los cinco dan significados diferentes a los conceptos claves de esa discusión, pues no vale la pena ni empezar, pues hasta que no den al menos significados parecidos a los términos, no hay posibilidad de intercambio real de sabiduría. Es un dialogo de sordos. Aunque no es una sordera física, es una sordera intelectual y difícil de detectar. Es sutil.
No hablan el mismo idioma pero no lo saben, y lógicamente no se entienden. No es que uno no convenza al otro, es mucho menos que eso, es que no hablan de las mismas cosas.
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