Diego nos propone este texto como base para abrir debate al respecto. Veamos:
LAS ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN ESPIRITUAL
(Fuente: “Con los ojos bien abiertos”. Mariana Caplan)
1. La espiritualidad tipo comida rápida: los cursos para alcanzar la iluminación en un fin de semana.
2. La falsa espiritualidad: consiste en la tendencia a hablar, vestirse y actuar como creemos que debe hacerlo una persona espiritual.
3. Motivaciones confusas: el deseo de ser amado, el deseo de pertenencia, la necesidad de llenar nuestro vacío interior, el deseo de ser especial, de ser el mejor, de ser “el número uno”.
4. La identificación con las experiencias espirituales: el ego se identifica con las experiencias espirituales y, tomándolas como algo propio, empieza a considerarse – en una forma de inflación del ego– artífice de las comprensiones que, en ocasiones, afloran en su interior.
5. El ego espiritualizado: Esta enfermedad se presenta cuando la estructura de la personalidad egóica se confunde con conceptos e ideas espirituales. En nombre de una supuesta espiritualidad, nuestro desarrollo espiritual se atrofia y acabamos convirtiéndonos en seres humanos impenetrables.
6. Producción en masa de maestros espirituales: En ningún estadio del camino debes creer que te has convertido en un maestro. Siempre, por al contrario, debes alentar la esperanza de ser hoy un poco mejor que ayer y de ser mañana también un poco mejor que hoy.
7. El orgullo espiritual: “Yo soy mejor y más sabio que los demás y, como soy espiritual, estoy por encima de ellos”
8. La mentalidad de grupo: La enfermedad del ashram: pensamiento y comportamiento único.
9. El complejo de persona elegida: Existe una importante diferencia entre el reconocimiento de haber encontrado el camino, el maestro o la comunidad más adecuados para uno y el de haber encontrado “el camino”.
10. Supervivencia del ego basada en la ilusión de separación: La espiritualidad tiene que ver conmigo, es decir, que yo estoy estudiando, que yo estoy llevando a cabo prácticas, servicio y esforzándome en sentirme bien, ser más feliz y convertirme en una mejor persona. El “yo” con el que casi todo ser humano se identifica es un constructo psicológico creado para sobrevivir, pero nos hemos identificado tanto con él que hemos acabado creyendo que somos el yo. El fundamento mismo de todas las enfermedades de transmisión espiritual.
EL VIRUS MORTAL: “YA HE LLEGADO”: La enfermedad de creer que ya hemos llegado, conocida también como la afirmación prematura de iluminación
23 comentarios so far
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Os recomiendo sinceramente el libro de Mariana Caplan. Tiene el atractivo de ilustrar toda la anterior serie de puntos con la que había sido su experiencia vital. Aquí parece que se puede descargar en PDF pero no he probado si funciona correctamente.
datelobueno.com
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Mariana Caplan Con los ojos bien abiertos – datelobueno.com
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Comentario por Jordi Morrós Ribera 03/12/2022 @ 8:23 amTiene una biblioteca nada despreciable…
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Comentario por 道 貓的僕人 03/12/2022 @ 8:34 amTodas estas enfermedades de transmisión espiritual tienen en común que refuerzan de una forma u otra esa pequeña célula cancerígena llamada «yo». Seguramente, en función de cómo la alimentamos, nos dirigimos hacia la expresión de una enfermedad u otra dentro del propio sendero espiritual.
Justo en la entrada anterior, en la primera etapa de «Lo personal dentro de lo universal» se señalazaba una disposición que considero básica cultivar. Creo que es fundamental detectar y sostener la siguiente disposición con la mayor apertura posible. Es decir, cultivar y sostener desde la radical responsabilidad y la radical honestidad un 👉 «discernimiento intuición que proporciona la capacidad de monitorear el yo en acción, y obtener la capacidad de describir el composición y funcionamiento de uno mismo».
Para ello previamente habrá que darse cuenta que la raíz de todo el sufrimiento parte de esa célula que llamamos «yo». Ese sería realmente el primer paso. Y luego la disposición señalada.
Y creo que con eso solo bastaría. Es que no hay más. No apartarse de
1. Detectar la célula
2. Monitorizarla.
Sin alimentar relato sobre el cáncer, sin buscar ni anhelar nada más que mantenerse en lo posible en el punto 1 y el 2.
Gracias Diego por la propuesta. Un abrazo a todos!
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Comentario por jorgeyordy 03/12/2022 @ 10:06 am❤
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Comentario por 道 貓的僕人 03/12/2022 @ 10:14 amHe propuesto este tema porque he padecido todas esas «enfermedades» y el virus mortal de «ya he llegado» estuvo a punto de fosilizarme….
Tuve que pasar una travesía por el desierto para «expiar» todos los errores, tuve que limpiarme no sin derramar una cantidad importante de lágrimas (físicas y metafóricas). Tuve que despojarme del orgullo, de la soberbia , de todas las lacras del sistema de pensamiento egóico.
Ahora no me preocupa reiniciarme, resetearme en cada instante, volver continuamente al principio. La mente de principiante de la que hablaba Suzuki es mi consejera cada vez que creo saber algo…..Tardé en comprender que la espiritualidad no tiene nada que ver con saber, en el viejo sentido de la palabra, sino con desnudarse, no necesitar, aceptar y entregarse. Tardé en comprender que aceptar no significa no cambiar las cosas sino que es el primer requisito para que puedan cambiar. Tardé en comprender que no hay nadie que cambie nada, sino que es el resultado de un proceso maravilloso e inefable de interconexión.
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Comentario por Dídac 03/12/2022 @ 11:37 am❤
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Comentario por 道 貓的僕人 03/12/2022 @ 11:42 amMuy interesante, ya que estamos en mayor o menor medida, más o menos tiempo en esa posición: el ego está a los mandos del aparato.
Por lo que, como dicen los Lamas, la pregunta no es cuándo sino cómo se filtra en las prácticas. Nos guste más o menos será el protagonista hasta la iluminación.
Las paramitas están diseñadas para diluirlo y las bodichittas, la no acción, no meditación para dejarlo ir a su posición natural.
¿Hasta qué punto el ego es copartícipe de este texto?
Abrazos
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Comentario por Hugo 03/12/2022 @ 11:48 am“En la mente de principiante no surge el pensamiento
“he alcanzado algo”. Todos los pensamientos basados en
el propio yo tienden a limitar la vasta mente. Cuando
no se abriga ningún pensamiento de logro, ningún
pensamiento del propio yo, es cuando uno llega a ser
verdadero principiante. Entonces es cuando se puede
aprender algo realmente. La mente de principiante es
compasiva. Y cuando la mente es compasiva, es infinita.
Dogen-zenji, el fundador de nuestra escuela, recalcaba
siempre la importancia de recobrar la mente original
infinita. Con ella somos siempre sinceros para con
nosotros mismos, resonamos simpáticamente con todos
los seres, y verdaderamente podemos practicar.
En resumen, lo más difícil de todo es mantener
siempre la mente de principiante. Para ello no es
necesario lograr primero una profunda comprensión del
Zen, por mucho que se lea sobre el tema del Zen, la
lectura de cada oración o frase debe hacerse con la mente fresca y abierta. No se ha de decir nunca “sé lo que es el Zen” o “he logrado la iluminación.” Éste es
también el verdadero secreto en lo tocante a las artes.
Hay que ser siempre principiante”
Shunryu Suzuki
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Comentario por Dídac 03/12/2022 @ 11:58 amNo confundir con D. T. Suzuki, uno de los grandes difusores del zen en occidente.
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Comentario por Dídac 03/12/2022 @ 12:11 pmGracias Didac.
En las escuelas directas tibenas, reconocer y descansar en Rigpa, la esencia de la mente, vastedad y claridad, mapeado al Zen la mente de principiante.
https://www.nodualidad.info/articulos/comparando-mahamudra-y-dzogchen.html
«El Mahamudra y el Dzogchen
difieren en palabras, pero no en significado.
La única diferencia es que el Mahamudra enfatiza la atención plena
mientras que en el Dzogchen se relaja en la conciencia.»
Abrazos
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Comentario por Hugo 03/12/2022 @ 12:35 pmGracias amigos!!
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Comentario por marcos 03/12/2022 @ 4:39 pmEs paradójico, pero una mala comprensión inicial de lo que significa seguir el camino espiritual puede hacer sufrir más a quien lo ha tomado, que si no lo hubiera hecho nunca. Vamos, que iniciar el camino budista o “espiritual” en general no te garantiza sufrir menos (puede que más). Por eso, yo tengo la coña de que como mucho opositaré a bodhisatva, que lo de buda es inalcanzable.
Dándole una cierta vuelta de tuerca al enunciado se podría también comentar que hay un aspecto peligroso en el camino espiritual. Poco se habla del riesgo para quien toma la espiritualidad como terapia para su mente enferma. Una cosa es despertar a la realidad del sufrimiento y otra no entender de qué esto no es una ninguna cura, ni un camino de rosas y puede ser contraproducente tomarlo sin los avisos necesarios (y sin un maestro sabio y prudente). Hay que partir de un “ego medianamente sano” (no sé muy bien como definir eso, pero creo que sabréis qué quiero decir), para luego desapegarse, que no es deshacerse de él. Por eso es tan importante la práctica de la compasión (también con uno mismo).
En el extremo del juego con el ego está el riesgo de una despersonalización patológica total hasta el punto de convertirse en una especie de Gurdulú (un personaje de “El caballero inexistente” de Italo Calvino, que no sabía que existía). Por no hablar de la esquizofrenia. Si hay problemas de salud mental, primero ha pasar por terapia médica o psicológica, pero científica.
Los falsos maestros son peligrosísimos.
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Comentario por Xylocopa 05/12/2022 @ 12:54 amMuy cierto, buena aportación.
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Comentario por 道 貓的僕人 05/12/2022 @ 8:02 amUn punto fundamental y para el cual no existen recetas prefabricadas de manual, con la excepción de poder disponer de un maestro o maestra experimentados y de confianza, pero esto inclusive no siempre es fácil ni al alcance aunque la tradición diga aquello de que cuando el alumno está realmente preparado para ser discípulo es cuando se hace presente el maestro.
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Comentario por Jordi Morrós Ribera 05/12/2022 @ 8:24 amEs cierto que encontrar un maestro verdadero no es cuestión fácil. Diría que existen incluso más probabilidades de encontrar a un falso maestro…..
¿Qué os transmite la idea del Maestro Interno?
Podemos argumentar que apelando a la “voz” del maestro interno podemos caer en una interpretación sesgada, parcial o errónea de las enseñanzas. Pero siento que si la intención es sincera, cuando “el discípulo está preparado aparece el maestro (interno)”
Después de muchas ampollas en un pies cansados de caminar, no busco ningún maestro exterior……o, como diría Dogen, me actualizo en todas las cosas. Todo se convierte en Maestro cuando el propósito o intención está unificado, es integro.
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Comentario por Dídac 05/12/2022 @ 7:13 pmQué interesantes todos los comentarios. Y bien
abierto el debate sobre falsos o verdaderos maestros, o sobre la necesidad de un «ego sano» en todo este camino (estoy muy de acuerdo con lo que dice Xylocopa).
Relacionándolo con lo que comenta Diego, ese maestro o falso maestro que aparece ahí afuera creo que se sintoniza perfectamente con la voz del Maestro Interno en cada momento.
Porque hay una sutil intuición espiritual que si estamos atentos (y abiertos) nos va marcando el camino en cada momento, que nos dirige siempre hacia una determinada experiencia, camino espiritual o maestro (se siente como algo que apetece, que da alegría, que te hace bien). Siempre he interpretado por cierto que el término de UCDM «La Voluntad de Dios» se refiere justo a esto.
Para ello hay que sintonizar con esa intuición espiritual (o Voz o Maestro Interno) que de una forma u otra se reflejará «ahí afuera» y tomará cualquier forma, efectivamente todo se convierte en ese Maestro, tome la forma del vecino del Bajo B, o del gurú hindú de Rishikesh, o de la telenovela de la tele o del pájaro que se asoma todas las mañanas por la ventana.
Personalmente, durante los últimos 10 años, tuve una pequeña guía interna para recolocarme en cada momento, que me servía sobre todo en épocas de mayor confusión. Utilizaba unas reglas internas a la hora de «accionar», de «tomar decisiones», aunque en realidad creo que visto ahora con perspectiva funcionaban más bien como un sincronización mental con las decisiones que estaban siendo tomadas a cada instante.
Así, ante cualquier movimiento vital (y por tanto, espiritual) siempre me hacía las mismas 4 preguntas cuando surgía una encrucijada en el camino al que esa intuición (disfrute, apetencia) me iba conduciendo.
1.¿es forzado? La respuesta entonces es que por ahí no
2.¿hay prisas? La respuesta entonces es que por ahí no.
3. ¿hay dudas? La respuesta entonces es que por ahí no.
4. ¿son dudas por miedo? Aquí la respuesta es que por ahí… Sí.
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Comentario por jorgeyordy 06/12/2022 @ 7:02 am…..A veces pensamos erróneamente que la erudición, rituales o prácticas son más importantes que la inocencia , la simplicidad y la calidez/ternura de un corazón entregado (correcta visión….correcta intención,…correcto esfuerzo)
EL MAESTRO DE LA ESCOBA
En un apartado pueblito, al pie de las montañas del Himalaya, vivía un niño alegre y servicial llamado Chunda. Aunque todos reconocían la bondad de Chunda, sus compañeros de la escuela se burlaban bastante de él por sus dificultades para leer y escribir.
– Por mucho que lo intento, no logro leer ni escribir –se lamentaba Chunda al excusarse ante sus padres.
Su hermano mayor Raj, por el contrario, era un estudiante brillante y al cumplir los 16 años decidió abandonar el pueblo e ingresar a un antiguo monasterio que se hallaba a varios días de camino. Como Chunda amaba y admiraba a Raj, le suplicó que lo llevara con él.
Los padres dejaron la decisión en manos de Raj, quien viajó al monasterio con Chunda y consiguió que fuera admitido como auxiliar en las tareas de limpieza, ya que éste –al no saber ni leer ni escribir– no cumplía los requisitos mínimos para ingresar como aspirante.
Chunda aceptó de buena gana su trabajo de barrendero y día a día se esmeraba en barrer perfectamente todos los rincones del viejo edificio, al mismo tiempo que observaba con respeto el trabajo de los monjes.
Sin embargo, el joven estaba un poco triste por no poder formar parte de la comunidad, ya que su trabajo –aunque era necesario para el monasterio– lo mantenía al margen de las ceremonias y las prácticas de meditación.
Raj, al notar el hondo pesar de su hermano, se acercó a él y le dijo: “Chunda, tal vez tú también podrías ser un monje”.
A Chunda le brillaron los ojos por un momento, pero luego no ocultó su tristeza al declarar: “Ciertamente me gustaría ser parte de la Comunidad, pero… ¿cómo podría ser un monje si no sé leer ni escribir?
– Tal vez deberías hablar con el Maestro Superior del monasterio. Él sabrá qué decirte.
De este modo, Chunda se atrevió a hablar con el anciano Maestro, quien –al notar las buenas intenciones y el buen corazón del muchacho– le dio una frase para que memorizara: “Renuncia a las acciones negativas. Libérate de los pensamientos negativos”.
Entusiasmado por la instrucción, el joven barrendero dio gracias al Maestro, pero aún esta corta frase supuso un gran problema para él: ¡no podía recordarla!
Cabizbajo, Chunda volvió a la sala del Maestro y le contó lo sucedido.
El Maestro reflexionó unos minutos y finalmente preguntó: – Chunda, tú eres un buen barrendero, ¿cierto?
– Trato de hacerlo lo mejor posible. – respondió el joven.
– Siendo así, deseo encargarte un trabajo especial: quiero que sigas barriendo tan bien como antes, pero al mismo tiempo quiero que recites interiormente esta frase una y otra vez: “Barrer el polvo. Barrer la suciedad”. ¿podrás recordarlo?
– ¡Claro que sí! ¡es muy fácil! “Barrer el polvo. Barrer la suciedad.”
Y así fue que Chunda ejecutó a la perfección el encargo, limpiando con esmero los pasillos, los salones y el gran templo con un solo pensamiento en la mente: “Barrer el polvo. Barrer la suciedad”. Por su dedicación, muy pronto fue conocido en el monasterio como “el monje de la escoba”.
Pasó un año y Chunda seguía repitiendo las palabras encomendadas, hasta que un día el Maestro Superior se acercó al barrendero y le preguntó: “¿Cómo va todo, Chunda?”
– Muy bien. Me siento en paz al recitar mentalmente la frase que usted me ha encomendado, pero no he recibido más instrucciones. ¿Ya no hay más lecciones para mí?
– Veo que has progresado mucho. Te sientes en paz
porque vives el “aquí y ahora”. Ahora quiero que pienses esto: cada vez que barres, también debes barrer de tu mente todo lo que te ensucie interiormente.
– Pero, ¿qué significa exactamente eso? –cuestionó Chunda.
– Significa que el polvo y la suciedad contaminan lo que es bello y bueno. Por eso debes barrer adentro y afuera. Barrer el polvo. Barrer la suciedad.
Tras una breve pausa, el Maestro Superior continuó:
“Ahora quiero encomendarte algo nuevo. Ahora trata de relacionar lo que te he dicho con la primera frase que te entregué: “Renuncia a las acciones negativas. Libérate de los pensamientos negativos”. Eso también es barrer. Practícalo».
Chunda se fue reflexionando sobre estas enseñanzas, pudo recordarlas al vincularlas con su trabajo y no le fue difícil llevarlas a la práctica.
En una ocasión, al observar a los monjes, se dijo para sí: “Me gustaría sentarme con ellos, pero no sé leer ni escribir. Se burlarían de mí”. Enseguida notó como su mente estaba siendo contaminada por pensamientos negativos y lo entendió: “Barrer el polvo. Barrer la suciedad”.
Otro día, se observó a sí mismo pensando: “Si yo fuera más instruido, entonces…” ¡Más basura para eliminar! “Barrer el polvo. Barrer la suciedad”.
Feliz por el nuevo aprendizaje que daba un nuevo significado a su humilde tarea de barrendero, Chunda fue a la sala del Maestro y le agradeció por sus enseñanzas.
El viejito sonrió y comentó: “Has podido comprobar la importancia de barrer el polvo y la suciedad exterior e interior. Ahora simplemente debes contemplar con atención la limpieza y el orden que son la consecuencia de un trabajo bien hecho”.
Chunda volvió a su trabajo, barriendo y limpiando todos los rincones del viejo monasterio, pasando a ser respetado por todos los monjes, quienes empezaron a llamarlo “el Maestro de la escoba”.
Y así, el humilde barrendero –sin haber leído ni una sola línea de las sagradas escrituras del budismo– alcanzó la Iluminación.
[Adaptación de cuento tibetano clásico. Fuentes: Conover, Sarah, “The Broom Master” in “Kindness: A Treasury of Buddhist Wisdom for Children and Parents” y Lama Surya Das, “Greatness of Heart is What Counts,” in The Snow Lion’s Turquoise Mane”]
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Comentario por Dídac 06/12/2022 @ 9:03 amPrecioso, ¿es tuyo?
Hace años escribí este, a ver si te gusta:
https://blogdetao.org/2010/06/04/perfil-4/
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Comentario por 道 貓的僕人 06/12/2022 @ 4:57 pmComo dije al final es una adaptación de un cuento tibetano 🙂
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Comentario por Dídac 06/12/2022 @ 6:54 pmMe gustó mucho tu cuento. Algunos “maestros” se sientan en tronos sobre pieles de tigre y otros recogen gravilla en la entrada del templo
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Comentario por Dídac 06/12/2022 @ 7:05 pmAl leer el cuento he comprobado que lo escribiste en los primeros meses del blog en el año 2010. ¿Tu pseudónimo era entonces: “calfred” (escalofrío)?
He leído algunos de los comentarios que hacías y es muy curioso, parece que estaba leyendo a otra persona (bueno…de hecho eras otra persona ).
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Comentario por Dídac 06/12/2022 @ 7:30 pmHace 12 años, sí, era otra persona… 😀 😀
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Comentario por 道 貓的僕人 07/12/2022 @ 7:23 amEse efecto es maravilloso, leer agendas o cuadernos de trabajo personal antiguos y casi no reconocerse en ellos, como si fuese el relato de otra persona 🙂
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Comentario por jorgeyordy 07/12/2022 @ 8:10 am