El blog de 道

La belleza de las fotos con la que nos agasaja periódicamente nuestro anfitrión K., es digna de resaltar.
Los smart phones (demasiado smarts) han introducido la adictiva práctica del “selfie. Más que sentir profundamente el contacto con lo siempre nuevo, adquiere más relevancia secuestrar el instante, cazar el momento presente e irrepetible…Yo y la torre de Pizza, Yo y el suculento banquete que tengo delante, Yo y las paradisiacas playas……. Cosifico el ahora, lo pincho como un coleccionista de insectos raros y así, cuando YO quiera puedo recordar, rememorar….como un viejo general contando las medallas de su irrecuperable pasado. En definitiva, esas fotos son un culto al yo y un absurdo intento de inmortalizar lo que es puro flujo, nunca, siempre corriente, eterno movimiento, nunca fósil.
Cuando veo las fotos de K. accedo al concepto de autoluminosidad. Cada paisaje, cada puerta, cada objeto de artesanía, cada animal es un canto al instante como tal, sin necesidad de sujetos u objetos que lo perpetúen. Un dedo señalando a LO QUE ES, para después hacer mutis por el foro.
Brilla la Ausencia (autor, testigo, dualidad…), reina el vacío de la Apariencia.

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«No es necesario que salgas de casa. Quédate a tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, espera solamente. Ni siquiera esperes, quédate completamente solo y en silencio. El mundo llegará a ti para hacerse desenmascarar, no puede dejar de hacerlo, se prosternará extático a tus pies.“ — Franz Kafka

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