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Con un punto tántrico (y críptico) ¿quién lo interpretará?
Doha, canción de despertar, un género muy vajrayánico:
Rindo homenaje a los bodhisatvas.
En el centro de la unión en el corazón
está el bindu no-dual, del tamaño de una semilla de mostaza.
Como un océano entero de leche
piensa en él como expandiéndose gradualmente.
Tu cuerpo y el de los otros
se llenan con néctar inmaculado, como cuajada.
Los vientos se disipan, la mente atada.
Esto es lo que yo, Medhi, proclamo.
Dirigiendo la mente hacia el ser, el no-ser es realizado.
Ey, capta tu mente sin distracción.
El signo del logro de un yogui, es sin ser.
¡Rompe la conexión mutua de los dos!
Dentro de la naturaleza de ser y no-ser
los dos extremos están ausentes – lo intrínseco es cumplido.
Todos los seres son sin nacimiento.
Yo realicé esto por haber practicado.
La esencia de toda apariencia es la mente.
La mente como tal no es establecida.
La característica de esta mente es compasión sin límite
que es inmutable como espacio.
No reposar en dualidad es la mente como tal.
Esto es lo que yo, Medhi, proclamo.
No crees auto-consciencia, ¡abandona el hacer!
Con una mente así, sin apegos y despreocupada.
Lo no nacido, es realizado por la auto-consciencia.
Con eso no siendo permanente, las dudas son resueltas.
Su naturaleza vacía carece de permanencia o extinción.
Esto es lo que yo, Medhi, proclamo.
No hay visión o meditación, ni fruición.
Apareciendo, pero siendo sin naturaleza o
siendo como los nudos de una serpiente, así son los pensamientos.
Es la unidad libre de convenciones de ser libre por sí misma.
Meditando así, se realiza la vacuidad.
Esto es lo que yo, Medhi, proclamo.
Yo, el yogui, he ciertamente realizado
la vacuidad de la unidad intrínseca.
-Medhini
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