El blog de 道


Estadio tres: Despertar
03/09/2021, 7:07 am
Filed under: Uncategorized

Decidir cuando uno despierta es arbitrario, cada uno considerará que ocurre en un momento diferente, eso no es relevante ni malo, lo que es negativo es no definirlo, dejarlo indefinido, decir «he despertado» pero no saber definir qué eso de despertar. En este caso, en este blog, el criterio que se usa para hablar de despertar es muy concreto: haber accedido a la mente despierta o realizada.

Por tanto aquí se entiende eso por despertar y nada más, ni ninguna otra cosa. Si tu definición es otra, es absolutamente respetable, pero es prudente explicar, antes de iniciar cualquier debate, cual es esa definición o lo que crees que es.

Esa mente ya la hemos definido ampliamente y es algo muy concreto, y ese acceder al menos una primera vez, es también el kensho zen y otros eventos espirituales descritos en diversas doctrinas Mahayana, y también no budistas, pero no necesariamente todos los eventos que se etiquetan hoy día como «despertar».

Esto que aquí llamamos despertar, en Mahamudra ocurre siempre poco antes (si vamos bien encaminados) de pasar al Yoga de Simplicidad (el segundo). Este segundo yoga es un poco más que acceder o mejor dicho, vivir esa mente despierta por primera vez, es también poder acceder a ella siempre de forma directa y natural, es ser nosotros mismos. Así que en realidad el esquema es algo optimista, no estamos en el yoga de Simplicidad Mahamudra (el segundo) sino a sus puertas. Si quieres mayor precisión, estos kenshos, aparentemente ocurren en la fase superior del primer yoga Mahamudra.

Y también concide justo con la etapa de la doma en que «vemos el buey» como dicen nuestros amigos del Zen (Ken-sho, Ken es Ver).

El evento en sí, del Despertar o Kensho, es y no es espectacular. No lo es porque no van a aparecer visiones de dioses, planos astrales, ni ninguna maravilla por el estilo (bueno, a veces sí, pero es una cuestión espúrea), incluso porque a nivel del cambio mental lo que ocurre es mínimo, pero casi siempre que se vive por primera vez, maravilla.

De hecho, típicamente cuanto más te cuesta que ocurra, más presión te pongas y más sufras en este samsara, más maravilloso te parecerá. Y al revés, si no sufres mucho, ni lo has buscado demasiado tiempo o nunca, no parece algo tan espectacular… incluso hay personas que no reparan en que ahora hay esa «otra mente», simplemente sienten que «son algo diferentes», que ha pasado algo pero cuesta mucho aclarar, entender o captar qué ha ocurrido en detalle incluso para uno mismo.

Todas esas posibilidades pueden ocurrir, de un extremo al otro. Pero lo relevante es lo que queda.

Y como se comentaba hace unos días, todo cambia porque aunque seguimos estando en tierra de nadie, quizá más que nunca, pues el Kensho se pierde, ahora sabemos con seguridad que hay otras formas de existir.

Reconocida la mente despierta como tal, que no es poco, debemos en primera instancia aprender a volver a ella. Entender las dinámicas por las que aparece.

Aquí suele surgir un problema de ansiedad o exceso de intención, porque tal como hemos dicho, las emociones negativas nos bloquean el acceso a la mente despierta, por tanto la ansiedad por volver a ella, incluso de baja  intensidad, nos aleja de ella. Y también el «desear» cosas.

Lo que en el sistema-mente llamamos «el sujeto» aquel que desea, ansía y quiere cosas, debe apartarse para dejar surgir la mente despierta, esto sería equivalente al «dejar ir», abandono, entrega, etc.. predicado por los maestros.

Este problema del perderlo por las ganas de llegar a él, es tan habitual que en inglés le han puesto nombre, es el síndrome de «I’ve got it, I’ve lost it» (lo tuve, lo perdí).

Esta situación aparte de frustrante, suele sorprender porque todavía se suele creer en la idea de la iluminación total, súbita y permanente, aunque tal cosa no existe que me conste… y a menudo el practicante cree que falla algo en él en concreto, cuando en realidad todo va sobre ruedas y en la dirección correcta… si uno deja de ansiar objetivos… y tal como muestran también los modelos tradicionales usados aquí.

Otra posibilidad habitual de esta situación es que el practicante acabe, ante la imposibilidad de revivir la experiencia, convencido de que «esto ocurre por Gracia Divina o azar» y se relaje pues él no puede hacer nada. Esto no está mal siempre que el practicante continúe con sus prácticas pues tenemos una situación favorable: «humildad, relax, entrega y práctica diligente»… pero si sigue con su vida anterior porque «no depende de él» y abandona la práctica porque cree que no aportó nada al Despertar, entonces su camino espiritual termina ahí y siempre recordará con cariño esa «Gracia Divina» que una vez recibió y que nunca volvió… Eso también pasa, desgraciadamente.

No digo que no se pueda tener un Kensho sin práctica, puede ocurrir y ocurre, pero sí digo que no es posible estabilizarlo sin práctica, o al menos que así es para la mayoría de los seres humanos. Por tanto es mejor estar habituado a la práctica desde el principio.

Finalmente otro escenario posible a estas alturas, sería creerse un iluminado o algo cercano a ello porque se ha pasado por esa experiencia, también por esa creencia falsa de que uno se ilumina en un solo evento puntual. Y por tanto, tras ello, ya puede dedicarse a hacer de maestro y abandonar esa «humildad, relax, entrega y práctica diligente» construyendo un nuevo personaje del que volverse esclavo. Un personaje que si además tiene la desgracia de no poder profundizar en su despertar, además será una estafa para todos, especialmente para él mismo.

Esta fase suele ser de bastante desorientación, quizá la desorientación sería su característica definitoria, junto con la alegría que provoca el pensar que vamos bien encaminados.

La siguiente etapa la llaman «la del orgullo» en Mahamudra y suele provocar casi siempre una gran seguridad personal, que desgraciadamente es falsa. Vamos a ella.

Seguimos


4 comentarios so far
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Buenos días!

Cómo me gusta leer y releer estos textos una y otra vez. Gracias K.

Desde mi punto de vista lo siguiente es una clave, entre otras otras muchas que existen en todas las entradas 👇

«Reconocida la mente despierta como tal, que no es poco, debemos en primera instancia aprender a volver a ella. Entender las dinámicas por las que aparece».

Así lo veo, con todos los matices o rectificaciones que queráis incorporar 👇

En concreto sobre el verbo «reconocer». Clave.

«Reconocer» la mente despierta: para mí es cuando la mente autoidentifica un estado [de la propia mente] que [la misma mente] había olvidado. «Se pilla a Sí Misma reconociéndose a Sí Misma». ¡Click!

Actitud 👇
Atención calmada: entonces la Inteligencia [la Gracia] en algún momento podría reconocer aquello que la mente olvidó. Creo que es necesaria la paciencia, no esperar absolutamente nada, mientras vivo la vida conforme a «mis» motivaciones en «el mundo». Es decir, vivo y sigo mis motivaciones vitales, las que sean, pero siempre procurando mantener una actitud interna de atención calmada, mente mindful.

El «reconocimiento», si surge o cuando surja, no albergará duda alguna.

El «reconocer» es clave. Por supuesto no hay un «yo» concernido en ese reconocimiento. De hecho es el «sujeto/yo» justo lo que sobra. La atención calmada, mindful, creo que sirve, además de todo lo que ha escrito K en estas últimas entradas, para que la Inteligencia tenga su espacio en este juego tan sutil y escurridizo del despertar.

Un abrazo ❤

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Comentario por jorgeyordy

Muy bueno !

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Comentario por ewilius

Lo que comenta Oskar con respecto al despertar y las situaciones “lo tuve, lo perdí” y a la ansiedad por la pérdida…o lo que es aún peor, el sufrimiento que provoca la pérdida de estado etc etc reflejan una casuística que se repite entre los caminantes.
Se olvida que cualquier deseo, ansiedad o emoción negativa es la forma perfecta de alejarse de la mente despierta. Se olvida que no se trata de un “adquirir” sino de un “despojarse”, “calmarse”, de un “desaparecer”. Se olvida que la Mente Despierta es un ser/sentir que es compatible con todo, incluidos los pensamientos. Se olvida que no es que hayas perdido las llaves de casa o has olvidado la dirección ….simplemente no has salido nunca de casa porque “todos” y “todo” es “tu casa”. Las gafas que estabas buscando ya la llevabas puesta pero hasta que no seas consciente de ello seguirás teniendo la sensación de carencia y sufriendo. Se olvida que la Mente Despierta no se puede buscar porque no es “una cosa”, sino que es, utilizando un lenguaje poético, el Espacio Amoroso y Luminoso donde aparecen las cosas, e , inocentemente tratamos de utilizar las “cosas” (apariencias, palabras, conceptos) para acceder a ESO.
¿A que sabe la Mente Despierta? Sabe a Silencio o Calma dentro del tumulto (y fuera de el), Sabe a Abrazo Amoroso, Sabe a té en la soledad del amanecer, Sabe a un continuo Dejar Ir, Sabe a la ausencia de juicio o crítica, Sabe a Ecuanimidad, Sabe a una Ausencia muy Presente.
Un abrazo

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Comentario por Diego

Si, el verbo tener no parece muy adecuado. Yo propongo «caer», caer por desapego (o desengaño).
Y la frase sincera sería «caí, pero volví»(a mi conciencia 😉

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Comentario por hapax




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