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¿Hemos de estar mindful todo el día?
Existe esa creencia, que la liberación o budeidad es algo así como estar mindful siempre. Eso suena razonable: si es el escudo, pues la liberación es poder tenerlo siempre arriba y pararlo todo, ¿no?
De hecho en un texto hace unos meses dije que la budeidad no era eso y hasta recibí alguna consulta al respecto. No no es eso. Me reafirmo. 🙂
En realidad si fuera eso, del sendero óctuple nos sobrarían siete ejes ¿no? ¿a qué tantos? Sería cultivar el mindfulness a muerte y hasta su perfección. Fin.
En los manuales de Mahamudra, de hecho, se dice que la perfección del primer yoga es justo estar mindful siempre. Siempre.
Eso no es nada fácil, es un reto importante, muy duro, pero según el modelo Mahamudra todavía estarías en el primer yoga, ¿no es paradójico? Serías el campeón del primer yoga, cierto, y… nada más…
Y también por eso en el blog hemos rebautizado ese yoga como el yoga de mindfulness.
Que, por cierto, es muy importante entender esto: tal perfección no hace falta para pasar al segundo yoga, lo que hará falta será la realización pertinente. Sin ella, da igual cuan perfecto sea tu mindfulness, quedarás en el primer yoga.
Y al revés, si tras esa realización insistes en las prácticas del primer yoga (exclusión del intelecto o concentratividad) pues seguirás en él… o si lo quieres un poco más optimista: no progresarás en el segundo.
Así que no. No sé si te alivio o te hundo pero la liberación no es estar siempre mindful aunque finalmente se parece, pues la mente reactiva «morirá» ella solita a su debido tiempo. Y lo que surge se parece bastante a eso pero no lo es.
Bien, entonces ¿para qué sirve el mindfulness espiritual?
El mindfulness espiritual, se puede volver una herramienta vipassánica muy potente, pues permite establecer una visión, por ejemplo «no soy mis pensamientos» o «todo fenómeno es mente» o lo que queráis, y trabajarlo de forma continuada, si es que conseguís volver a la mente mindful a menudo.
Para ello deberemos establecer un visión. Es decir aquello que queremos confirmar, nos recordaremos continuamente investigar justo eso. Eso es lo que no debemos olvidar.
También podemos solamente observar la mente, pero sin una idea clara de lo que queremos realizar pasa a ser un mindfulness prácticamente neutro. No es tan neutro como cuando el trabajador solo quiere no estresarse, pero no tiene una dirección clara para adquirir sabiduría.
Lo que sí es cierto es que casi nunca es neutro del todo, porque si hemos llegado hasta ese mindfulness seguramente ya tenemos ideas espirituales que queremos confirmar o realizar.
El mindfulness con visión o espiritual, al igual que toda práctica vipassana real, es un ejercicio o práctica que sí (por fin) tiene valor espiritual y puede ayudar a la liberación.
De hecho potencialmente podrías atravesar todo el camino espiritual hasta la budeidad sin meditar, o eso afirman algunos, solo basándote en el resto de elementos del sendero óctuple y estableciendo las visiones pertinentes en cada momento junto con su mindfulness asociado intenso. Yo no lo puedo confirmar, quién sabe.
Para los interesados recomiendo el Nang-Jang o «A visionary account known as refining one’s perception» o en su nombre marketiniano «Budhahood without meditation». Pero ya os aviso, que lo que hace el libro es solamente mostraros «las visiones» que deberéis establecer. El resto es cosa vuestra. El autor es Dudjom Lingpa.
Volviendo al tema, suena más razonable que con siete elementos del sendero óctuple se puede avanzar que no esa creencia extraña de que puede hacerse solo con uno (sea meditación o mindfulness o solo leer textos o incluso cultivar una ética impecable basada en los paramitas, etc…). Todo eso debe hacerse.
Si se nos dice (nuestro maestro o doctrina), por ejemplo, que debemos realizar que no somos nuestros pensamientos, esa es nuestra visión, y el mindfulness deberá estar «manchado» con esa visión. No es que debamos repetirnos eso, simplemente eso es lo que «recordamos», en silencio mental, no hace falta expresarlo, pero esa es la razón por la que estás mindful en ese momento y no nos olvidamos. ¿Es así? ¿soy o no soy el pensador? ¿siempre? ¿a ratos? etc…
De hecho, repetirnos la visión, no sirve para nada, si no tomamos ese momento vipassánico con el ánimo de estudiarnos y dar respuesta a esa visión, no servirá de mucho. A eso es a lo que aquí a veces se le llama «ser inquisitivo». Toda función vipassánica, sea sentado o no, requiere una mente inquisitiva, que quiere averiguar cosas, demostrarse cosas a sí misma. Sin exagerar, ni forzar, de forma tranquila y habitual pero no ha de existir esa intención.
Como solemos repetir, la diferencia entre una mirada pasiva y una inquisitiva es la misma que entre simplemente mirar un cuadro sin poner ningún interés especial o cuando miras un cuadro para encontrar algo en él (por ejemplo a Wally). No es en absoluto diferente a ese buscar Wally, es lo mismo, es poner algo de interés en esa búsqueda, pero no es un ejercicio pasivo, ni tampoco concentrativo (que sería como que te pidan no quitar ni por un segundo tu atención total del cuadro, eso sería samatha)
Así nuestro tiempo mindful será un ejercicio vipassánico, incluso aunque no hagamos nada más que simplemente estar así, mindful. Es aquí cuando el mindfulness adquiere su valor y pasar a tener sentido que digamos que es «recordar» y no tanto «atender», aunque notaremos que nuestra atención es fuerte, pues esa una característica de la mente mindful, es bastante concentrativa porque sirve para aprender.
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