El blog de 道


El muro (un cuento)
01/10/2020, 7:07 am
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Hoy estoy especialmente feliz, Diego nos ha enviado un cuento para el blog. 🙂

Aqui está:


EL MURO

El terreno era amplio, rectangular, estaba bien situado. Sólo tenía un defecto según Daniel, su propietario: no estaba vallado. No había ninguna separación entre el solar y la concurrida calle donde se ubicaba.

Con la ayuda de sus padres, sus amigos y sus colegas de trabajo, junto con algunos textos extraídos de Internet, diseñó y empezó a construir un muro para delimitar su terreno. El muro fue creciendo lenta pero consistentemente.

Orgulloso, contempló la obra final. Cuando reuniera suficiente dinero construiría sobre el solar la casa de sus sueños.

Pasaron años y su ajetreada vida hizo que Daniel se olvidara del terreno y del muro. En las primeras vacaciones que pudo tomarse, tras largos años de duro trabajo, visitó la ciudad donde se encontraba. Afrontó una desagradable sorpresa. El muro estaba sucio, muy sucio, lleno de carteles publicitarios superpuestos, y los niños lo había tomado como una gran diana sobre la cual lanzaban tomates y toda clase de objetos pegadizos. Dedicó todas las vacaciones a limpiarlo y tomó consciencia de que lo había abandonado durante demasiado tiempo. Daniel se juró a si mismo que no volvería a olvidarse de su terreno. Consiguió que su empresa lo trasladara a la ciudad donde se ubicaba. Cualquier tipo de suciedad que aparecía sobre el muro la limpiaba lo más rápidamente posible. Incluso montaba guardia cuando tenía un hueco en el trabajo, cuando terminaba su jornada laboral y todos los fines de semana con el objetivo de que los traviesos niños del barrio no pudieran lanzar nada sobre el muro ni ninguna empresa lo inundara con ominosos carteles. Su muro debía estar siempre limpio. Era su mayor afán.

Comenzó a pulir el muro con insistencia y, con el tiempo, ordenó acristalarlo. Todo se reflejaba en el. Los niños ya no lanzaban ningún objeto, sólo se detenían para verse reflejados y realizar inocentes muecas. Las empresas publicitarias se abstenían de ensuciar tan brillante muro. Como contrapartida, el mantenimiento le produjo un gran cansancio a Daniel. Constató que había dedicado gran parte de su vida al muro protector de su terreno. Nadie había podido disfrutar del espacio del solar, ni siquiera el propio Daniel. Tras un período de abatimiento, apareció la lucidez y se rindió. Ordenó derruir el muro.

El terreno apareció más brillante. Más vivo. La antigua delimitación dio paso a una nueva fusión con la calle. El terreno y la calle coemergían. Todo el mundo tuvo libre acceso. Los niños comenzaron a jugar en su interior, los vecinos plantaron bellas y variadas flores junto con frondosos árboles que cuidaban desinteresadamente. Los ancianos tenían su esquina reservada para jugar a la petanca. En poco tiempo el solar se convirtió en un bello parque ajardinado que se mantenía de forma espontánea y natural. Nadie era rechazado. Nadie lo acaparaba.

A Daniel no le importó. Se sintió niño, anciano, jardinero, flor, brisa matutina… fluyó con la vida del barrio.

Un día apareció un monolito en el centro del terreno con la inscripción: “Parque de Huineng”.

Nadie supo quien lo construyó.


11 comentarios so far
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Maravilloso!! ❤

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Comentarios por jorgeyordy

Los ojos con los que lo has leído ❤

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Comentarios por Diego

Aprovechando este cuento de un torpe escritor cuya única virtud es que escribe desde el corazón, me gustaría que se eliminaran todos los “muros” en este blog, donde me siento como en casa.
Juan, no se si me estarás leyendo. Sólo quiero decirte que eres una célula muy importante de este blog. Tus comentarios y tus traducciones siempre han aportado algo interesante. Tu toque de sentido común y de rigor también ha sido un factor de equilibrio ante posibles balanceos ilusorios. Por otra parte, como persona sincera que eres, no puedes negar (ni nunca lo has hecho) que este blog también aporta mucha sabiduría.
Resumidamente, sólo existen dos formas de actuar: desde la separación o desde la unidad o integración (alguno lo llaman Amor). La orquesta es una y múltiple por los instrumentos que la conforman. Cada uno aportamos nuestro “toque”, nuestro “sonido”. También necesitamos el tuyo y el de todos los casi mil lectores del blog. Todos podemos aportan nuestra tonalidad que puede, a su vez, ayudar a “afinar” la de los demás. No hay ni elementos más ni menos avanzados, porque no hay un final, a todos nos une el “caminar”…..

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Comentarios por Diego

Gracias Diego por la mención y tus palabras. Ocurre que estoy experimentando un cierto cambio importante y aprovechando el momento. De acuerdo contigo que este es un blog muy especial, con calidad y calidez lo que no es frecuente. Por aquí sigo. Un abrazo.

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Comentarios por JuanV

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Gracias a ti ❤

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Comentarios por Diego

Buen cuento. Fue aparecer el vocablo “pulir” y apareció al instante Hui Neng, de verdad.
Hui Neng… la iluminacion no tiene ni “árbol ni espejo”, no hay ni una sola cosa donde “acumularse el polvo”, ni una sola cosa “con esencia propia”, es decir separada del todo.
Y aun así empleamos tanto tiempo y esfuerzos para pulir el espejo o pacificar o vaciar la mente… si es que eso es posible. Ese pulir no tiene su verdadera eficiencia o sentido en hacer limpieza (que también) ni en rechazar nada; en escoger o en eliminar en plan negativo. Mientras busquemos “algo contrapuesto al yo” vamos muy mal encaminados. ¿Por qué combatir o eliminar al yo? Basta con relajarse y observar. Pacificar la mente… me parece más difícil que conquistar Asia entera luchando contra mil ejércitos. Creo que el verdadero sentido del pulir y pacificar es la integración, la profundización, una labor holística. Abrazar, amar, aceptar, abrirse.
Así que si tuviéramos que apostar por un Yo, o decir en qué consiste o qué es, habríamos de decir que es la Totalidad, toda la realidad, la vasta amplitud de la conciencia. Nunca va a ser algo perfectamente definido e individual, pues eso es una mera imagen mental, puro humo, algo ilusorio.
¿Qué decir? Cuando sientes, percibes y entiendes que todo está tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan mezclado que, como diríamos en catalán, “no es pot destriar” (separar, discernir), entonces se siente y se entiende que en realidad no hay ningún yo. “Nadie” se está fusionando.
Así que ese seto tan bien recortado y milimetrado es insostenible, acaba siendo devorado por la invasión de la vida, la naturaleza salvaje, como en el cuento.
La conceptualidad podría llevar a miles de controversias, pero la siguiente frase la encuentro muy cierta, cuando uno la siente profundamente, más allá de la mera palabra: “no hay nada que alcanzar” es el corazón de la realidad. Bienaventurado el que renuncia totalmente a toda búsqueda intelectual.
Y sin embargo… siempre hay un camino, siempre hay búsqueda, siempre hay lucha, siempre hay sufrimiento e ignorancia. Siempre hay debate, controversia, discusión… hasta mosqueos y reactividad. Es el juego. Hasta que decidimos arrojar luz sobre estas cositas que nos hacen la puñeta.
Ciao.

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Comentarios por whatgoesaround

Gràcies per ser com ets, «what»

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Comentarios por Diego

Bello.

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Comentarios por ewilius

Gracias Emilio ❤

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Comentarios por Diego

Os dejo una reflexión profundísima y que da mucho que pensar…
“Ayer mi amor y yo fuimos al zoológico y comprobamos que la llama sigue viva”.

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Comentarios por whatgoesaround




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