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Siempre hay sensación del yo de alguna manera
Al familiarizarse con este continuum llegamos a una importante segunda conclusión, que es la de que hay siempre una sensación del yo (1) , hasta cierto punto, siempre que existe una experiencia de cualquier tipo. ¿Y por qué esto es importante?
La primera razón compete a las conclusiones que rápidamente se derivan de estados aflictivos emocionales y su necesidad de respuesta. El auto criticismo, por ejemplo, puede conducir a una creencia de que la persona carece de un yo, que debe desarrollarlo, cuando en realidad es un yo construido sobre puntos de vista negativos acerca de uno mismo. En vez de desarrollar uno, pudiera ser más conveniente la falta de coherencia de ciertas auto definiciones y puntos de vista, un mayor equilibrio en una dirección más positiva y amable. Las prácticas de la vacuidad no buscan destruir el yo, sino entender su vacía naturaleza, como se ha comentado claramente.
La segunda razón es debida a la necesidad, a fin de comprender la vacuidad, de entender hasta cuan profundos son los cimientos de la construcción mental. No es suficiente exponer las burdas manifestaciones y construcciones del yo. Cuando pareciera que el yo no está siendo construido, por ejemplo, cuando observamos de forma simple y neutral, o en una profunda quietud y espaciosidad, en realidad sigue siendo fabricado de alguna manera.
Puede no estar relacionado con la personalidad, no acarrear sufrimiento apreciable, pero si no extendemos nuestra investigación meditativa para incluir estas sutiles manifestaciones del yo, las profundas semillas de la ignorancia permanecerán sin ser desafiadas. Algo necesita ser entendido: cualquier sensación de sujeto (o de objeto) será sentida y asumida, generalmente sin darnos cuenta, como poseedor de existencia inherente, a menos que consciente y deliberadamente sea vista como vana. Y si no se percibe su total vacuidad, servirá como semilla para más ignorancia en curso.
Tsongkhapa en su Great Treatise of the Stages of the Path, comenta: Uno debe trazar la distinción entre no comprometer su mente con los dos yoes, y el comprometer su mente con los dos no-yoes (2).
Explica que hay veces de aparente ausencia de yo y del mundo de los fenómenos, pero donde no hay contemplación o entendimiento de la vacuidad de los mismos. Por ejemplo, cuando uno está inconsciente o profundamente dormido, y también en estados de profundo shamadi.
Todos estos estados son igualmente inefectivos en despertar la visión de la carencia de su existencia inherente que es el núcleo de la ignorancia. No obstante, cuando el movimiento entre los diferentes estados es acompañado de una investigación productiva en el correcto entendimiento de la naturaleza de la fabricación y sus implicaciones son entendidas en mayor medida, todos esos estados fructifican en la contemplación de la vacuidad.
¿Cómo se mueve esta sensación de ser a lo largo del espectro, y qué significa este movimiento con relación a la vacuidad?
La concepción del yo
Al igual que el espectro, hay otro aspecto de la experiencia del yo del que importante darse cuenta: el rango de posibles perspectivas en las que concebimos habitualmente el yo, y particularmente en su relación general con el cuerpo y la mente. Aparte de explorar la formación de los puntos de vista del yo a nivel personalidad, más fundamental de lo que pensamos es investigar la clase de puntos de vista y definiciones que operan en un nivel más existencial, en términos de elementos más básicos de existencia, cuerpo y materialidad, mente y conciencia.
A veces estas concepciones son conscientes e involucran pensamiento: alguien puede adoptar intelectualmente una posición filosófica acerca del yo y su relación con el cuerpo, con la mente y la consciencia, o puede crear como asunto de fe, una cierta naturaleza del yo. Pero con frecuencia, esta concepción no es consciente ni involucra pensamiento. Existe y opera como un sentimiento intuitivo, vago y soterrado. Como la sensación del yo discutida, esta concepción está presente en cualquier momento y experiencia. E igualmente es variable, cambia con el tiempo. Y cuando comenzamos a percatarnos de ello, necesita ser atendido.
1. Salvo en la cesación
2. Los dos yoes son el yo de una persona y el yo de cualquier fenómeno, significando en ambos cases la equivocada percepción de su existencia inherente. Igualmente, los dos no-yoes corresponden a la vacuidad del yo personal y a la vacuidad de los fenómenos, y de esto es de lo que hay que darse cuenta.
8 comentarios so far
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Buenos días, muy interesante, gracias por la traducción 🙂
Sobre esto…
cualquier sensación de sujeto (o de objeto) será sentida y asumida, generalmente sin darnos cuenta, como poseedor de existencia inherente, a menos que consciente y deliberadamente sea vista como vana.
Pregunta: ¿sería un requisito este paso (a menos que consciente y deliberadamente sea vista como vana)
para la cesación de la sensación de sujeto? ¿este paso es útil incluirlo conscientemente en plena sensación o vivencia de la vacuidad durante la meditación, en cuanto asome sutilmente la sensación de yo?
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Comentario por jorgeyordy 01/09/2020 @ 7:33 amcualquier sensación de sujeto (o de objeto) será sentida y asumida, generalmente sin darnos cuenta, como poseedor de existencia inherente, a menos que consciente y deliberadamente sea vista como vana.
Pregunta: ¿sería un requisito este paso (a menos que consciente y deliberadamente sea vista como vana) para la cesación de la sensación de sujeto? ¿este paso es útil incluirlo conscientemente en plena sensación o vivencia de la vacuidad durante la meditación, en cuanto asome sutilmente la sensación de yo?
Sobre esto te doy mi opinión, no necesariamente coincidente con Rob (o quizá sí), no lo recuerdo.
No existe tal cosa como la sensación de sujeto, ni ahora ni nunca. Simplemente hay sensaciones que asociamos con un sujeto, y por eso cuando a alguien le dicen que repose en la sensación de sujeto, acaba en el corazón, entre los ojos o concentrado o en el Hara o en el global de la experiencia o…
Y eso es así porque no hay sensación de sujeto y nunca lo hubo,
Lo que hay es la teoría de la mente (cognición errónea, es decir ignorancia) de que somos un sujeto y como creemos serlo buscamos cómo se siente eso, pero no hay tal cosa…
Cualquier cosa que sientas es un qualia concreto y ninguno responde unívocamente a un «sujeto», lo cual es muy razonable si no existe tal sujeto…
Dicho esto, basta con investigar esa sensación y ver a qué se corresponde:
¿Es realmente un qualia? ¿Si no que?Analizado en profundidad, ¿A qué está asociado? ¿cuando surge y por qué? ¿está siempre presente? ¿puedo localizarla concretamente o hablo de generalidades? etc…
Las respuestas a eso siempre nos llevarán lejos de una supuesta «sensación de sujeto permanente» que no existe.
Por ejemplo, en ciertos círculos vedanta buscan la sensción se sujeto en el corazón y se muestran muy satisfechos de sentir algo ahí cuando meditan. Pero ¿y cuando no lo sientes? por ejemplo, por estar enfadado ¿ya no hay sujeto? Pue si que era fácil esto de librarse del sujeto 🙂 basta con enfadarse.
No, claro que no…
Entonces ¿con que mínima sensatez puedes decir que eso es la sensación de ser un sujeto?
No tiene sentido. Esa asociación la has construido tú.
Y así con todas…
Esto es una gran práctica vipassana (de las de verdad, como decimos en el blog), es decir no pautada, una investigación interna real.
El sujeto no lo vas a encontrar por lugar alguno, así que su sensación asociada tampoco. Eso suen bastante razonable.
Solo hay que ir observando si eso es así y cae por su propio peso.
Podríamos decir que la realización budista de anatman destruye la teoría de la mente (ignorancia) que dice que eres un sujeto y por tanto ya ningún qualia te parece que sea una sensación de sujeto, es solo el qualia que toque.
Pero antes, sí es útil trabajar la visión clara de todas esas supuestas sensaciones de sujeto (o de «Ser», como dicen en Vedanta).
No hay tampoco sensación de Ser: Ser es tener sensaciones. Punto.
Tan sencillo como eso. Cuando me pica el culo (como diría un maestro zen clásico) también es sensación de ser… soy, porque hay sensaciones…
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Comentario por 道 01/09/2020 @ 10:26 amDicho esto, sí existe «algo» que es intrínseco a la dualidad sujeto-objeto y que no es un qualia estrictamente.
¿Sabríamos encontrarlo?
Es el propio teatro cartesiano o la sensación de que hay «algo dentro» mirando «algo fuera».
En eso acertó hace tiempo Ewilius cuando hablamos del tema y dijo que para él el sujeto era «la sensación de estar tras los ojos».
Esa sensación no es qualia, es imposible de concretar pero todos (bueno, casi todos, pero no los practicantes del 3er o 4o yoga M.) la sienten.
En realidad es más bien una organización de la mente, es como se ha estructurado ésta y por eso en este caso hablamos de «colapso» (se cae la estructura) cuando desaparece. Y no de realización.
Curiosamente poca gente trabaja esto, van a qualias y demás.
Cuando Buddha dice «en lo visto, solamente lo visto», está trabajando el colapso del teatro cartesiano. Puesto que si en lo visto solamente hay lo visto, no es posible establecer dualidad alguna entre sujeto y objeto.
Por cierto J. Tan propuso otro ejercicio vipassánico en esa línea que era investigar donde está la frontera entre el observador y lo observado, no podremos encontrarla porque no existe.
De hecho la experiencia en el 3er yoga es que uno no está ni detrás ni delante de los ojos, ni tampoco especialmente en todas partes… simplemente no tiene residencia espacial.
Un abrazo malagueño
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Comentario por 道 01/09/2020 @ 11:13 amEspecificamente acerca de esta sensación mencionada me ha llegado a interesar profundamente lo que se conceptua como presencia, que no es fácil de explicar, pero que es lo más evidente que ocurre cuando algo que no estaba hace un momento se presenta y nos conecta y despierta.
Y es que no siendo qualia, inteligencia, atención o ninguno de los agregados, al incorporarse al sistema lo cambia fundamentalmente.
Durante muchos años mi empeño ha sido tratar de mantener esta presencia, pero va por libre; aunque suelen asociarla con cierto tipo de yoes sublimados, testigo, yo soy, yo superior, etc., no existe ninguna relación. La verdad es que esta presencia es la clave, no es expresable y no se identifica con nada ni con nadie, pero es el catalizador, la piedra filosofal, a mi entender.
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Comentario por JuanV 01/09/2020 @ 11:35 amLa teoría aquí es que tenemos dos modos de funcionamiento: reactivo y mindful.No es que eso sea una verdad absoluta pero es una forma de verlo que creo que es útil.
La presencia es cuando usamos el modo mindful espiritualmente.Y la ignorancia es el resto del tiempo.
Es por eso que no puede categorizarse como qualia u otra forma sencilla, es como si tuvieras dos «yoes» separados, por eso nos podemos proponer «meditar sin pensar» y estar pensando en la compra cinco minutos después.
Lo más parecido a eso, es que «otro yo» ha tomado el relevo y ahora ha decidido que hace «otras cosas» (reactivas).
Visto así no es extraño que nos cueste identificar qué pasa… hablamos de observar hasta nuestra «ausencia» (metafóricamente), lo cual no es fácil (pero ocurrirá) para compararlo con nuestra presencia y ver la diferencia. No es sencillo «ver» que e sloq ue distingue la presencia de la reactividad (la ausencia).
El modo mindful es el modo de cambio/aprendizaje, mientras el otro es el modo operativo rápido sin aprendizaje (por eso es reactivo). Es ejecutivo.
Pero cuando atiendo al profesor de matemáticas también estoy en el modo mindful.
La presencia es el modo mindful funcionando en un aspecto espiritual. Y especialmente no-conceptualmente. Es decir sería el modo mindful cuando además retiramos el intelecto o la conexión con él.
Esa es una situación que normalmente no ejerceremos si no somos espirituales, por eso parece «nueva» o diferente.
Más adelante la presencia será la mente despierta o realizada que substituye a la mindful y se notará aún más trascendente, más mindful y más no-conceptual.
Y será «otro yo» (el tercero), lo que han llamado atman (inicialmente).
MIndful viene de recordar, por ejemplo si practicásemos realizar «todo es un sueño», la mente mindful sería eso lo que contendría mientras atiende de forma no-conceptual a los fenómenos.
Pero ocurre igual cuando queremos dejar de comerse las uñas o tener sueños lúcidos, continuamente nos debemos recordar nuestro objetivo.
Asi pues tenemos diferentes «aromas» de mindfulness sea espiritual y no-coneptual (presencia) u ordinario. Lo que tienen en común es esa mente no-reactiva con la que aprendemos.
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Comentario por 道 01/09/2020 @ 12:06 pmqué bueno todo, gracias! No terminaba de «pillarse» lo del colapso del teatro cartesiano… hasta justo ahora… Gracias, es que no hay palabras. todo resuena verdad… no sé explicarlo ciertamente. un fuerte abrazo!
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Comentario por jorgeyordy 01/09/2020 @ 12:19 pmAl hilo de lo comentado en esta entrada, puedo decir que hoy he experimentado al menos tres diferentes situaciones con respecto a lo de sujeto-objeto. Una de ellas es la habitual ausente, en la que no están ni el uno ni el otro y todo funciona automáticamente mientras no hay emergencia. La otra en presencia, en donde claramente hay un interior y un exterior y me doy cuenta de lo que ocurre en ámbos, pero que no me permite saber donde empieza uno y acaba el otro, a pesar de que he puesto empeño en descubrirlo. Y la tercera al cabo de un rato en la meditación en la que las diferencias entre uno y otro se han difuminado y aunque existía el concepto de interior y exterior, no había una experiencia del mismo, todo era como una prolongación en ambos sentidos. Y sobre todo, que en ese momento que existieran ambos polos no me importaba en absoluto, no tenía necesidad de ellos.
Un abrazo.
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Comentario por JuanV 03/09/2020 @ 6:39 pm❤
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Comentario por 道 04/09/2020 @ 7:49 am