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Muchos de estos procesos de los que hablamos no son conscientes, así que perfectamente puede parecernos que “eso ocurre, pero no lo hago yo…”. Es de alguna manera, más instintivo.
Aquí quiero hacer otra puntualización, a menudo distingo entre consciente, subconsciente e inconsciente.
Lo primero es obvio, es todo aquello que aparece como qualia en tu consciencia.
Lo tercero también lo es, es todo que no puede aparecer ni aparecerá nunca como qualia en tu consciencia.
Por lo segundo (subconsciencia) quiero decir elementos que potencialmente si pueden llegar a ser conscientes pero no los estás contemplado, no los atiendes o son demasiado sutiles para tu mente actual, etc… pero el algunas mentes pueden ser conscientes.
Es decir que lo subconsciente puede caer de un lado o de otro (consciencia o inconsciencia) según la mente o hasta el momento.
Seguimos. “Yo no decidí que no me gusten las serpientes”, eso suena muy razonable, pero si no fuiste “tú” ¿quién fue y cual es tu relación con él? Esas son preguntas muy relevantes… muy vipassánicas. 🙂
Como siempre que hablamos de “yoes”, la paradoja no tarda en surgir… Mejor dejar los “quienes” solo a efectos utilitarios… Los quienes no existen. Ocurren cosas, y eso es suficiente, todos los hacedores son añadidos.
Saltando un poco de un lado a otro, podemos ver el sentimiento como una gestión inteligente (hasta cierto punto) de las emociones.
Cuanto más evolucionado sea un animal, más nos parece que quizá tiene sentimientos como nosotros. Así que nuestra empatía con ellos podrá ser más fácil. Es más fácil empatizar con la lealtad de un perro que con la reactividad de una serpiente.
No hace falta ni hablar de insectos… de los cuales podríamos incluso llegar a dudar de si tienen alguna emoción o son solo “robots” biológicos.
Se ha dicho mil veces que las emociones son “lo que nos mueve”, porque además ese es el origen de la palabra en latín, y la ciencia sigue reforzando esa idea. Así pues las emociones son muy importantes para hacer cualquier cosa, y si son importantes para hacer cualquier cosa, entonces también lo son en la evolución espiritual.
Si recordáis un artículo anterior del blog, se decía que el cerebro es básicamente una máquina de predicción. Poco a poco se va descubriendo que eso es así hasta tal nivel, que incluso la percepción seguramente es una herramienta de predicción que es matizada por los sentidos y no al contrario, como tendemos a creer…
En ese sentido, los sentimientos, de nuevo pueden verse como una herramienta de predicción de emociones. Quizá no es que sirvan solo para eso, pero es una de sus características relevantes en espiritualidad. Y esa predicción permite dirigirnos hacia las emociones positivas e intentar evitar las negativas.
Las emociones son rápidas en aparecer, si dejan algún rastro, son rastros fisiológicos que se disiparán en segundos o minutos. Su aparición es notablemente subconsciente, o incluso inconsciente, nuestro control sobre ellas es reducido, aunque puede aumentarse con el entrenamiento espiritual (ese control por tanto estaría en la categoría de subconsciente inicialmente pero se puede hacer consciente). Son efímeras.
Todos los sentimientos son construcciones mentales asociadas a emociones. Y aparecen como una herramienta predictiva de emociones. Residen en Alaya y por ello tienen continuidad (ya sabeis que Alaya es lo único que nos da continuidad temporal en le modelo budista).
Quizá esta visión del sentimiento no parece intuitiva, pero, dejando de lado si el sentimiento además tiene otras misiones, está claro que el sentimiento nos permite prever emociones futuras para buscarlas o eludirlas.
Seguimos
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