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El sujeto, teatro y ansias
Aunque todo lo que estamos hablando es sútil (y muy simplificado) llegamos al cénit de la sutileza y simplificación: el sujeto.
La piedra angular de muchos caminos espirituales…
Existen dos formas de ver al sujeto o dos sujetos posibles o mejo dicho, dos funciones a las que llamamos sujeto según el contexto.
Una de ellas es el aparente polo opuesto de los objetos, es decir de consciencia-qualia.
En realidad el polo opuesto de consciencia-qualia es estrictamente solamente la atención, no hay otro polo, pero es cierto que hasta muy avanzados en el camino espiritual, existe lo que hemos dado en llamar aquí «el teatro cartesiano» por inspiración de D. Dennett.
Es decir, que la configuración global de tu mente tiene el aspecto de un teatro en que hay un escenario donde pasan cosas que es la consciencia-qualia y un «yo» dentro de él, observando y reaccionando a ese teatro. Este «matrix», pues es comparable a una realidad virtual (aunque no existe otra menos virtual), es lo que normalmente llamamos «nuestra vida», aunque no hayamos salido de la mente ni por un instante.
Esa construcción mental dualista se deshace en Mahamudra en el paso del segundo al tercer yoga. No es que tu mente cambie muchísimo, simplemente se deshace la idea inatraplable de que hay ese teatro y la mente empieza a ser vista (por sí misma) como simplemente procesos que ocurren y no hay un sujeto inmerso en ninguna parte (o está repartido por todas partes, es lo mismo).
Por si alguien está cercano a esos lares espirituales (soy consciente que al menos hay una persona) decir que primero se deshace la sensación de dentro-fuera (a mitad o finales del segundo yoga) y finalmente colapsa el teatro cartesiano que ya no tenía esa sensación de dentro-fuera (en el paso al tercero).
Es decir desaparece la forma de funcionar mental que llamamos «teatro cartesiano». Y eso tiene un impacto muy relevante sobre lo que creemos ser y lo que creemos que es «nuestra» mente.
Pero dejando este sujeto de lado, existe otro elemento que se denomina «sujeto» a menudo, que se trata bastante en budismo, y que se relaciona en el modelo Yogacara con la séptima consciencia (Manas). Es aquello que ansía cosas y rechaza cosas, es decir, la fuente del desear-rechazar. O como decían en Yogacara el origen o contenedor de los conceptos de «yo», «mi» y «mío». Y ellos lo llaman Manas.
Manas también se asocia al intelecto en general en el modelo Yogacara, pero aquí, en el Sistema-Mente aparecen por separado. Y eso es así, porque es evidente que el intelecto puede seguir funcionando aún cuando se deshace ese «sujeto» (y también el anteriormente visto).
En el Sistema-mente esta función de ansiar-rechazar es co-emergente a partir de las demás. Es decir, no es una función aparte en el Sistema-Mente (como sí lo es en el modelo Yogacara) sino que es simplemente una forma de funcionar de la mente que es aflictiva.
El sujeto aparece en la consciencia solamente como una sensación sutilísima: una intención. En lugar de sujeto podríamos haber hablado de intenciones o anhelos simplemente, pero he preferido usar la palabra sujeto por tradición espiritual.
Así pues el sujeto efectivo es una intención (de aferrar o rechazar) surgiendo en la consciencia (puede llegar a ser detectable). Y es una suerte que surja en la consciencia, aunque cueste detectarlo, pues si no surgiera en ella, no podría ser gestionado (por la atención).
Muchas meditaciones lo que nos permiten es reducir la cantidad de actividad mental presente (aquietar las aguas como decía Buddha) para poder percibir aisladamente ciertos elementos mentales que normalmente ignoramos por ser demasiado sutiles entre tanto ruido mental.
Al poder hacer eso, todo esto se nos irá volviendo progresivamente “más familiar” hasta que nos sea más sencillo detectar conscientemente en cualquier momento en que esté presente tal sensación. Es lo que hace unas páginas llamábamos “ampliar el campo de consciencia”.
Y si está presente en la consciencia y atiendes a ello, ¿qué puede pasar? ¡Bingo! puedes aprender sobre eso, es decir, puedes cambiar patrones de reacción de afecten a ese elemento mental concreto.
Y eso puede hacerse incluso con… sí, con el sujeto. Y eso es prajna.
Cómo curiosidad, decir que dado que este sujeto es la funciónde aferrar y rechazar, la ausencia de sujeto es la ausencia de aferrar y rechazar, o dicho de otra manera de cierta forma de no-intencionalidad, que es justo el concepto de no-acción taoísta (Wu Wei).
Al principio las intenciones muchos practicantes las detectan por cierta contracción incómoda en el plexo solar, una sensación corporal no demasiado agradable. Eso es la reacción del cuerpo a dukkha (al anhelo, a la intención), el estrés. No es la intención en sí sino su resultado inicial, aunque ya es un principio.
Pero incluso detectar esto solo es posible cuando el practicante ya tiene relativamente pocos anhelos. En la situación de partida habitual esa contracción está tan cronificada, que al estar siempre presente, ni la detectamos. O en todo caso detectamos solamente incrementos notables de la misma, cuando el estrés se hace más fuerte de lo habitual.
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10 comentarios so far
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Buenas:
Esto de poner etiquetas a este proceso es difícil, sobre todo porque los matices aquí son importantes, pero no queda otro remedio que hacerlo para contarnos estas cosas. Este es mi punto de vista (mí, mío), y es más que seguro me haya salido del sistema conceptual de referencia que aquí se trata de consensuar para entendernos. Por eso, alabo el esfuerzo que pone Tao en intentar que nos entendamos (algo que me parece que hace muy bien) y espero no traer más confusión a este intento.
Yo entiendo «qualia-consciencia» como la realidad percibida,el mundo, así a lo bruto,sin saber muy bien que es la realidad o el mundo), a lo que se le pone atención (o no) temporalmente en alguno de sus aspectos. En principio, necesitamos alguien o algo que tiene que percibir o poner atención, el sujeto, alguien que «cree estar en el mundo» .
Por tanto, hay dentro o fuera, el sujeto en el mundo (el teatro). Y cree estar en el mundo con un cuerpo y una identidad que además está atrapada por un ego, que es la parte que valora, se apega, rechaza y sufre).
Se puede experimentar profundamente que no hay tal cosa, no hay sujeto y no hay teatro (no hay que entenderlo sólo intelectualmente, ni por sugestión y por ello es tan simple como difícil).
Una mente que se mira a si misma desaparece como dos espejos enfrentados, porque es absurdo ser una mente que cree «ver» fuera, si todo lo experimentamos en un «dentro» (el cuerpo, la identidad separada y la fuerza contraria de un ego que no quiere desaparecer-morir). Experimentamos vivir con un cuerpo que parece que está afuera, con un yo que está dentro, y al meditarlo, vemos lo absurdo que es.
Ya que somos el mundo (todo es mente) y por tanto el sujeto es innecesario y es nada.
O con otras palabras, es saber profundamente que para estar en «el mundo» (ser), creemos tener una identidad y un cuerpo, cuando en el fondo todo es el mismo mundo (hay quien también diría universo o conciencia universal), que ahora hemos colocado «dentro», por ponerlo en algún sitio. Pero si no hay afuera, tampoco es necesario un dentro.
Entonces no hay dualidad y se diluyen estas fronteras, dentro-fuera, yo-el mundo, incluso instante-eternidad.
Esto significa la liberación hacia la vida plena (ni idea en qué fase o yoga de las escuelas Mahamudra o Yogacara estaría esto),
¿qué pensáis acerca de esto? Como digo, es mi punto de vista, pero obviamente, si me equivoco, entonces mejor ni caso.
En el camino espiritual, no se puede dudar de que esto funciona así (aunque los métodos de llegar sean varios). Porque si se duda (¿y si esto también es un cuento que me estoy contando?), uno se dirige hacia la noche oscura del alma (el despertar no tiene porque llevar a la liberación: aparte de S. Juan de la Cruz, también estoy pensando en Nietszche y Schopenhauer).
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Comentario por Xylocopa 05/02/2020 @ 11:31 amPor mi parte lo veo bien expresado, nada que añadir.
Está en todas ellas. Las prácticas, yogas o fases no cambian los planteamientos básicos, simplemente indican de qué forma tenemos que practicar para ver uno de esos planteamientos concretos y concluye con su realización.
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Comentario por 道 05/02/2020 @ 11:40 amVaya, me alegro de poderme haber explicado, aunque no sé si entenderlo de forma conceptual significa gran cosa. Sí que hay ciertos flashes, pero siempre regreso a la casilla de salida. Por ahora, el mundo y yo, seguimos separados la mayor parte del tiempo.
Con esto, ya no pretendo llegar a ningún sitio, solo tengo curiosidad por lo que sea que haya que experimentar.
Me interesa el planteamiento desde estas escuelas budistas y entiendo que dices que no es necesariamente algo secuencial, aunque pueda ser útil subir la escalera.
Gracias.
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Comentario por Xylocopa 05/02/2020 @ 12:55 pmAsí lo entiendo yo también, la propuesta Mahamudra de progreso es «aconsejable», no obligatoria.
Y de hecho siempre se avisa de que en Mahamudra se contempla que hayan personas instantáneas (muy, muy pocas) que se realizan de forma súbita y completa. Personas que «saltan-fases» y no hacen una recorrido tan pautado de esos 4 yogas y luego personas graduales que lo siguen.
Pero sí parece que el orden más útil es el recomendado.
En zen, sin tener fases (o mejor dicho, habiéndolas olvidado hoy día pues las tenía), la doma del buey zen se estructura igual sin llamarlo cuatro yogas. Es interesante ver, en esa estructura de 10 pasos, como el foco pasa de «domar la mente» a «deshacer el sujeto» a «deshacer el entorno» a «ser un Buddha».
Y eso son los cuatro yogas y en ese orden.
Así, no es que sea incorrecto, por ejemplo, comenzar y de buen inicio, realizar prácticas del estilo «la realidad externa es solo mente» que estrictamente son del tercer yoga, pero aparentemente serán poco efectivas hasta que se completen otros pasos, por tanto no es que deban evitarse pero quizá no es lo más efectivo.
No hay muchas más opiniones porque no conozco ninguna doctrina que lo haya concretado tanto. Tenemos el Adv. Vedanta que suele decir «primero atman y luego brahman). Que tal como yo lo entiendo es justo lo mismo (primero sujeto, luego entorno).
Y justo esas tres doctrinas nombradas (junto con Dzogchen) son las que conozco que usen prácticas similares (meditación de no-acción).
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Comentario por 道 05/02/2020 @ 1:17 pmY todo esto nos viene de serie?
Es esto la totalidad de un ser humano Tao?
Gracias por tu trabajo nuevamente.
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Comentario por JuanV 05/02/2020 @ 11:52 amNo lo tengo claro. Parte puede ser construido.
Para más detalles, hablamos un poco del tema cuando hablamos de la mente bicameral
No, claro que no. 🙂 Solo algunas funciones que es interesante concretar bien para poder intercambiar información espiritual de forma coherente.
Además falta Alaya. 😀
Es el último capítulo.
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Comentario por 道 05/02/2020 @ 12:07 pmUna pregunta que llevo varios días intentando observar, ¿integras la vocecilla (supongo) dentro del esquema del sujeto? Porque muchas veces ella no anhela ni rechaza, solo comenta a posteriori, no mete gol pero se lo apropia.
Gracias…
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Comentario por Jose 31/03/2020 @ 1:31 amLa vocecilla es el intelecto, no hay diferencia cuando cuenta unas cosas u otras, es la misma función…
De hecho podríamos llamarla simplemente «módulo del lenguaje» y sería quizá incluso más exacto.
Manas en nomenclatura budistas Mahayana. Ellos coinciden con este Sistema-Mente, no distinguen unas voces de otras, todo pensamiento expresado en lenguaje interno o externo, es equivalente y es producido por Manas o llamado Intelecto aquí.
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Comentario por 道 31/03/2020 @ 8:10 amGracias…
Help por favor: si digo París es la capital de Francia como respuesta a una pregunta (de intelecto a intelecto) lo siento muy diferente a digo París es la capital de Francia, soy la leche de listo.
En uno veo proceso y en otro falsa autoría.
No me refiero a ver una manzana y que aparezca lenguaje en vez de «solo ver percibir», sino en el nivel intelecto.
Espero haberme explicado algo mejor.
Gracias…
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Comentario por Jose 01/04/2020 @ 10:52 amNo es de intelecto a intelecto 🙂 Es intelecto recibido y enviado a la consciencia y procesado allí por la inteligencia (los qualia no procesan nada).
En ambas hay autoría, ¿acaso no crees pensarlos tú? pero además no es eso lo que cambiará la función, también tienes sensación de autoría cuando hacer flexiones de forma atenta (y no la hay cuando lo haces pensando en otra cosa). Va por separado. No hay diferencia en la autoría en esos pensamientos o llamas autoría a algo que se me escapa.
Igual lo que quieres decir es que no hay impacto emocional de ciertos surgimientos intelectuales y de otros sí. Cierto, ¿y eso por qué es? Pues:
A) De si son atendidos
B) De si además despiertan alguna huella emocional en Alaya.
Cuando alguien te dice «soy muy listo» eso puede hacer surgir una emoción de censura (rechazo) a cómo es esa persona, cosa que no ocurre cuando dice «son las 17:30». Eso es la conexión con Alaya, La función e incluso esencia de ambos pensamientos es la misma.
Igual a otra persona, esa misma frase le hace sentir que esa persona es muy sabia y eso también es su Alaya.
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Comentario por 道 01/04/2020 @ 4:48 pm