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Llamaremos experiencia a todo aquello que nos ocurre mientras aplicamos el modelo. Todo. Y cuando apliquemos el modelo a todas horas, todo será experiencia (espiritual).
Así que experiencia es lo que sientes el primer minuto de tu vida que meditas, hasta el samadhi más profundo y las visiones más sublimes.
Todo es experiencia porque pasa. Eso define experiencia y define la diferencia con realización. Da igual como de sublime es ese Jhana o ese samadhi o visión, pasa, y como pasa dejando solo un recuerdo neblinoso, es mera experiencia. Incluso si definimos Nirvana como una situación sublime que pasa (y se hace a menudo) entonces convertimos Nirvana en una mera experiencia.
Ninguna experiencia es permanente. Toda experiencia es eventual. Uno de los errores habituales en espiritualidad es suponer que la iluminación es hacer alguna experiencia permanente, sea ese samadhi nirvánico, un silencio mental profundo, una situación de relajación extrema, etc… Y no, no es eso… o en todo caso buscar la experiencia es inútil, estas se dan por causas y condiciones, y la causa principal es prajna (lo veremos).
No es que la experiencia no sirva para nada, servirá en función de lo que sepas extraer de ella. Por extraer quiero decir entendimiento espiritual y todo ese entendimiento, si bien es originado en la experiencia es mediado por el modelo. Si no extraes nada de ella, no será demasiado diferente, como decía Siddharta de Hesse, de los borrachos en una taberna, que también gozan y olvidan su yo (temporalmente).
Es decir, «experiencia más modelo» puede dar como resultado sabiduría (o eliminar ignorancia, que es lo mismo). La misma experiencia con otro modelo puede dar lugar a otro entendimiento. La misma experiencia sin modelo o sin reflexión puede no ofrecer ninguna sabiduría. Un entendimiento equivocado también es posible, sería debido a una malinterpretación del modelo o de la experiencia.
Por eso hay personas que afirman que continuamente pueden entrar en samadhi pero no hay liberación. Samadhi es experiencia, por sublime que sea y sin sabiduría no aporta más que ese ratito de bienestar. Y no, no vas a poder hacerlo permanente por mucho que lo practiques.
La sabiduría, ahora ya sí (sin experiencia espiritual no es posible) puede ser conceptual o no-conceptual (prajna).
La parte conceptual es básicamente «mapear» lo ocurrido con el modelo, como por ejemplo estudiar lo ocurrido y concluir «eso debía ser el segundo jhana». Y eso siempre ocurre a posteriori (revisión de lo ocurrido). Y sigue siendo entendimiento del modelo (como anteriormente).
La parte no-conceptual sería toda sabiduría «vivencial» adquirida, no mediada por palabras. Por ejemplo, alguna sutileza aprendida que nos permitirá volver a ese jhana con mayor facilidad, o la capacidad aumentada en nuestra vida diaria para no perder la calma, etc… son habilidades y capacidades espirituales que has adquirido pero que no son conceptuales y son tremendamente difíciles de explicar a otro, son notablamente sutiles. Por eso nadie sabe explicar bien como se llega a un estado de absorción. No tenemos las palabras para ello.
Incluso no es raro que el practicante no sea consciente de haber adquirido nada de eso. Sin embargo, si hay progreso espiritual efectivo, es que esas capacidades están siendo adquiridas. Esa adquisición no-conceptual ocurre típicamente durante la práctica y no a posteriori (aunque la práctica debería ser finalmente todo el tiempo de vigilia) pues no hay nada a analizar.
Un problema con las prácticas concentrativas es que como operan bloqueando la atención, y en el proceso a la inteligencia y la auto-referencia, la adquisición de prajna es menor y tienden a ser demasiado «experienciales», es decir tener una experiencia y poco más, pues no se adquiere demasiado sabiduría durante la misma (no estamos muy observadores). No es que sea totalmente así, pero podría llegar a serlo. Y entonces puedes entrar en samadhi cada día y cada día surgir de él exactamente igual.
La carencia en las técnicas vipassana es que pueden tender a ser demasiado conceptuales o teóricas. Se busca confirmar un modelo que ya hemos visto que es una verdad relativa y en el proceso se adquiere bastante sabiduría conceptual.
Las meditaciones de «solo estar» si somos despiertos, inquisitivos e intuitivos, parecen un vehículo equilibrado, pero la carencia es que el espíritu inquisitivo lo has de poner tú. No hay pautas para ello.
De alguna manera en samatha no miras demasiado, luego no aprendes demasiado pero entrenas la mente y como sientes el samadhi, lo vives, se adquiere entendimiento.
En vipassana te dicen como mirar y qué ver, y miras así, pero quizá esto es demasiado guiado. El resultado suele ser demasiado cercano a la conceptualidad, aunque depende mucho del planteamiento pues existen muchas formas vipassana.
En meditaciones de «solo estar» miras, no te queda otra, pues no hay demasiado soporte donde refugiar la atención, pero no te dicen ni qué has de mirar ni donde mirar… Es el vehículo menos pautado y por tanto requiere mayor madurez e intuición espiritual.
Tanto el entendimiento como prajna, a diferencia de la experiencia, son duraderos aunque, lógicamente pueden olvidarse, algo así como ir en bici…
Y llegamos a la realización, ese santo grial.
Seguimos
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Comentarios por Isabel S.M. 03/09/2019 @ 5:49 pm❤
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Comentarios por 道 04/09/2019 @ 8:09 amExiste un aforismo que dice: “El que no conoce la historia, está condenado a repetirla”. Siento profundamente que en la espiritualidad ocurre algo parecido. Es cierto que se deben abandonar los estereotipos de túnicas, pelos rapados, y aspectos meramente culturales provenientes del pasado. Es cierto que hay que aspirar hoy día a un budismo secular fuera del corsé religioso. Pero no podemos olvidar las joyas escritas en el pasado que nos dan una gran guía y apoyo en nuestra práctica. Con relación a este tema que entra dentro de la línea de reflexión de estas entradas, traigo a colación un texto de Daniel Brown (anteriormente referenciado en este blog) sobre la precisión técnica de cierta literatura budista. Como ha dicho Tao, se requiere conocer el lenguaje técnico de cada modelo teórico, pero merece la pena el esfuerzo ante la claridad que te ofrecen esos textos. Obviamente, estoy hablando de un equilibrio entre teoría y práctica.
“….Algunos estudiosos han clasificado las disciplinas científicas según los calificativos de : “posible” (“would-be”), “difusa” (“diffuse”) y “compacta” (“compact”), según el grado de detalle, claridad y consenso en sus postulados básicos, la existencia de procedimientos de investigación comúnmente aceptados y el grado de precisión de su lenguaje técnico. La química, por ejemplo, se considera una disciplina compacta, mientras que la psicología, con su pluralismo metodológico y división en numerosas escuelas de pensamiento, se considera una disciplina potencial o posible. Comparando las tradiciones espirituales de acuerdo con estos criterios, el misticismo occidental cumple con los criterios de una posible disciplina , mientras que el budismo tibetano ( ) cumple con los criterios de una disciplina compacta, no porque las realizaciones espirituales en estas tradiciones respectivas sean más o menos convincentes, sino por las diferencias entre la precisión técnica por la cual estas realizaciones se expresan y transmiten….”
() Y el Mahamudra en particular. Nota de este torpe traductor
Daniel Brown Ph.D. Señalando el gran camino: las etapas de la meditación en la tradición Mahamudra.
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Comentarios por Diego 03/09/2019 @ 7:12 pm