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Al frente un precipicio y los lobos a la espalda,
en realidad, nunca me perdí, siempre seguí el camino correcto.
En algún lugar lejano de nuestra memoria antigua
se decidió traernos hasta aquí, sin explicación alguna.
Todo lo que necesito hoy, quítamelo
y déjame seguir atrapado, en este bote salvavidas,
navegando a la deriva y sin timón.
Por encima de lo mío siempre estuvo el infinito.
No quise más, pudiendo disfrutar y no dejar nada en el plato.
Todo lo que necesito hoy, quítamelo
y déjame seguir atrapado, en este bote salvavidas
navegando a la deriva y sin timón.
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