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Cuatro jhanas con forma (rupa jhana)
27/03/2019, 7:07 am
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Cuatro Jhanas con forma (Rupa Jhana)

1. Distanciado convenientemente de los placeres sensoriales y de los estados mentales indeseables, el meditador se introduce y mora en el primer Jhana de donde surge un pensamiento concentrado y sostenido acompañado de un sentimiento de éxtasis y felicidad nacidos del recogimiento.

En el primer Jhana el meditador se concentra en el pensamiento, una representación visual del mismo o en un objeto externo con el fin de desarrollar la focalización mental, similarmente a los estados Dharana y Dhyana del yoga. Tan pronto es capaz de mantener el pensamiento mediante la concentración, puede darse un sentimiento de éxtasis o júbilo (también traducido como placer sensual). Este es el primer Jhana.

2. Con la profundización del pensamiento concentrado y sostenido, se introduce y mora en el segundo Jhana, que provee calma interna y unificación de la mente, mientras se va desvaneciendo el pensamiento concentrado y sostenido acompañado de un sentimiento de éxtasis y felicidad nacidos del recogimiento.

En el segundo Jhana se intenta discernir la naturaleza ilusoria del éxtasis y a través de una progresiva separación interior, moverse a un estado más profundo denominado quietud (a veces también es referido como felicidad sosegada). Aunque todavía se mantiene un pensamiento sostenido, se va abandonando gradualmente. Alcanzar dicha quietud es el segundo Jhana.

3. Con el desvanecimiento del éxtasis, mora en la ecuanimidad, atención y discernimiento; y experimenta por sí mismo la felicidad de la que los nobles expresan: «Feliz vive aquel que es ecuánime y atento» –ya que entra y mora en el tercer Jhana.

En el tercer Jhana, uno percibe a través de la relativa naturaleza de la quietud y se introduce más profundamente en el estado de ecuanimidad. Incluso aunque la ecuanimidad, como la quietud, es un estado mental, es más sutil, menos personal y más cercana a la condición que está más allá del placer y el dolor. Adquirir dicha ecuanimidad es el tercer Jhana.

4. Renunciando al placer y al dolor y con la desaparición previa de la alegría y la aflicción, se introduce y mora en el cuarto Jhana, que no tiene ni dolor ni placer sino pureza de plena atención fruto de la ecuanimidad.

En el cuarto Jhana, incluso la ecuanimidad es vista como un estado mental relativo. Vista esta relatividad y desidentificándose de la misma, se alcanza la condición más allá del placer o dolor. Este estado de Jhana representa el acceso a un estado de referencia interno que sirve de base a una capacidad de desidentificación con estados psicológicos asociados a cualquier clase de placer o dolor. Ni placer ni dolor es la forma última y final del cuatro Jhana.

En estos primeros cuatro Jhanas se procede a un proceso de concentración en el pensamiento y se presta atención a la experiencia subyacente. Podemos apreciar que en todos ellos se utiliza la propia inteligencia a fin de profundizar y desidentificarse de la realización previa. En este sentido la práctica de las Jhanas tiene igualmente un elemento de visión, de descubrimiento, en la meditación, lo que quizás en un hecho frecuentemente olvidado.

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