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La lluvia, el viento un terremoto, un volcán.
Son fuerzas de la naturaleza.
El sol, la brisa, las olas, el florecer de los cerezos.
Son fuerzas de la naturaleza.
Accidentes, errores, malentendidos, desencuentros.
Son fuerzas de la naturaleza.
Amor, paciencia, inteligencia, empatía.
Son fuerzas de la naturaleza.
Traiciones, mentiras, golpes, discriminación.
Son fuerzas de la naturaleza.
Vida, plantas y animales.
Son fuerzas de la naturaleza.
Soldados, médicos, familia y amigos.
Son fuerzas de la naturaleza.
Jnanis, Arhats, Bodhisattvas y Buddhas.
Son fuerzas de la naturaleza.
Las fuerzas de la naturaleza pueden ser
ciegas o dotadas de inteligencia.
Pero eso no cambia que todo ocurra por
causas y condiciones.
Si todo ocurre por origen inter-dependiente
todo lo que te ocurre, ocurre
como ocurre la lluvia.
No personalices.
4 comentarios so far
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Muy bueno, bonito y cierto. Muy buen material sobre el que reflexionar, muy especialmente la última parte. Esto me ha recordado…
«Te pase lo que te pase, no es asunto tuyo».
Según El Buda Curioso, un proverbio zen que tú has mencionado. Según esta web, también…
«Ten presente el ejemplo de una vaca vieja,
que se da por satisfecha durmiendo en un cobertizo.
Tienes que comer, dormir y cagar,
eso es inevitable,
lo demás no es asunto tuyo».
En cualquier caso, trascender lo «personal» es el viaje o la aventura más fascinante y hermoso que puede hacerse.
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Comentario por whatgoesaround 09/02/2019 @ 7:11 pmEs justo el otro polo, pero me gusta que lo digas.
Pase lo que pase, no es asunto tuyo. (polo sujeto)
Pase lo que pase, no son los demás. (polo objeto)
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Comentario por 道 11/02/2019 @ 10:20 amCómo se trasciende lo personal?
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Comentario por Lameloide 13/02/2019 @ 4:12 am¿Cómo se trasciende lo personal? Pues muy fácil, poniéndose a ello. No se me ocurre otra respuesta. Poniéndose en marcha, echando a andar por ese camino.
Claro, si nos ponemos a relativizar con los puntos de vista podremos argüir multitud de respuestas. Por eso es una cuestión muy larga de explicar, pero vamos, sintetizando y como yo lo veo: pues poniéndose a ello. Aunque se pueda decir que el ego en verdad no existe, pues la verdad es que sí existe, como mínimo como imagen ilusoria o identificación o identidad falsa o equivocada. Y es el ego el que debe iniciar ese camino, desde la voluntad, el esfuerzo, el trabajo, las preguntas, indagaciones, observación, atención, mindfulness, meditación (las cosas que uno crea que son convenientes, útiles o necesarias, allá cada uno con su recetario). La aspiración, la búsqueda, la inconformidad, la insatisfacción o infelicidad, la incompletitud. Todas estas son las herramientas con las que inician el viaje las mentes dormidas con respecto al ser despierto hacia ese despertar y su plena expresión, o realización (y encarnación). “El descontento es el motor del cambio”, me parece válida esta reflexión para iniciar ese camino. Sí, después se podrá discutir hasta la eternidad que en verdad no hay técnicas, disciplinas, métodos, doctrinas, atajos, trucos y bla bla bla. Claro. Ahora rectifico para ser más preciso: si el ego no existe, si no es nadie, en verdad es el Sí Mismo el que inicia ese camino, porque se busca a sí mismo incontabes veces. Ya lo dije, el Buda o el ser despierto juega al escondite consigo mismo; se ha olvidado de sí mismo porque esto es la basculación entre implosión y explosión, ignorancia y sabiduría, olvido total y conciencia plena. Y entonces el Sí Mismo inicia la búsqueda o las preguntas, siendo el ego una mera apariencia. La máscara queda desintegrada y se diluye en la Luz.
“¿Cómo?” Quizá Tao podría decir que no te pongas a razonar el cómo, que sencillamente des el primer paso. Y si no lo dice él sí que es mi punto de vista.
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Comentario por whatgoesaround 13/02/2019 @ 5:08 pm