El blog de 道

«En el zen hablan de la transmisión “de corazón a corazón” pero a mi aún nadie me ha aclarado que es eso, o transmitido algo así. Y los escritos zen son también legión…»

Pero si tú sabes de sobra lo que es!

«Sí hay otra forma de transmisión pero implica un contexto previo que ha de transmitirse con palabras antes. Esa forma de transmisión es: el ejemplo.

Es decir si alguien es compasivo, vive en paz y sencillamente, etc… está transmitiendo y tenderás a admirarlo, incluso puede contagiarse su paz y un deseo de ser cómo él, pero si no tienes una contexto previo que ha tenido que ser transmitido con palabras, no sabrás qué más hacer a continuación… simplemente admirarás “su carácter” y ahí acabará todo…»

Explicado así parece que se confunden los frutos de la fuente, con la fuente misma, y aunque pueda entenderse la relación maestro-discípulo como una «imitatio» en su aspecto formal, dicho así creo que corremos el riesgo de ocultar o no ver lo importante en cualquier práctica espiritual.
Sin ese factor importante, la «imitatio» o transmisión de corazón a corazón, se queda en el contexto verbal, que desencadena la mera adulación, la idolatría o la frustración y el abandono.

«En cierta manera el lenguaje puede ser origen del Samsara o un factor relevante para su emergencia (algunos no estarán de acuerdo), si fuera así, en cierta manera es paradójico pero cierra el círculo que sea parte de su final.»

Más que el lenguaje, yo hablaría de la prevalencia de la creencia en el lenguaje articulado como constructor de la realidad, es decir, extrapolarlo de su dimensión epistemológica para darle una dimensión ontológica. Y sí, por supuesto, puesto que más allá del lenguaje no hay tiempo, al ser -su abuso, como decíamos al principio del párrafo- el principio del Samsara, es lógico y esperable que sean su final, puesto que desde una dimensión atemporal, principio y fin tienen que ser la misma cosa.

Un abrazo

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