El blog de 道


Consejo de corazón sobre la asistencia a los moribundos
05/09/2015, 3:31 pm
Filed under: Fragments | Etiquetas: , , , , ,

Tarde o temprano la muerte va a acercarse a tu vida. No me refiero tu muerte, aunque también es inevitable (lo único realmente inevitable), sino a las de personas a tu alrededor. Nos gusta ignorarlo, es un tabú. Intentamos olvidar que nuestros padres morirán, morirán muchas personas a nuestro alrededor a lo largo de nuestras vidas.

Hace tiempo una compañera de trabajo me dio un libro que no quería, por alguna razón pensó que a mi me interesaría, era «El libro tibetano de la vida y la muerte» (no confundir con El bardo thodol). Ahora por cuestiones que no vienen al caso, parece un buen momento para repasar este libro:

CAPITULO ONCE
Consejo de corazón sobre la asistencia a los moribundos

Con frecuencia la persona que va a morir se muestra reservada e insegura, y no sabe cuáles son sus intenciones la primera vez que va usted a visitarla. Así pues, no espere que ocurra nada extraordinario; limítese a ser usted mismo, relajado y natural. Muchas veces la persona que va a morir no dice lo que desea ni lo que piensa, y las personas que la acompañan no saben qué decir ni qué hacer. Es difícil averiguar lo que acaso intenta decir, e incluso lo que acaso está ocultando. A veces, ni siquiera ella misma lo sabe. Por consiguiente, lo principal es disipar cualquier tensión que pueda haber en la atmósfera de la manera que más fácil y natural resulte.

Una vez se ha establecido la confianza, la atmósfera se vuelve relajada, y eso permite a la persona moribunda sacar a luz las cosas de las que realmente desea hablar. Anímela afectuosamente a sentirse lo más libre posible para expresar sus pensamientos, temores y emociones sobre la muerte y el morir. Desnudar así las emociones, sinceramente y sin arredrarse, es la clave de cualquier transformación posible, de hacer las paces con la vida o tener una buena muerte, y es necesario darle a la persona libertad absoluta y el permiso sin restricciones para que diga todo lo que quiera.

Cuando el moribundo empiece por fin a comunicar sus sentimientos íntimos, no interrumpa, discuta ni reste importancia a lo que diga. Los enfermos terminales o moribundos se hallan en la situación más vulnerable de su vida, y necesitará usted toda su habilidad y todos sus recursos de sensibilidad, afecto y amorosa compasión para permitirles que se le abran. Aprenda a escuchar y aprenda a recibir en silencio; un silencio receptivo y sereno que haga sentirse aceptada a la otra persona. Esté tan relajado y tranquilo como pueda, siéntase cómodo; siéntese al lado de su pariente o amigo a punto de morir como si no tuviera nada más importante ni más agradable que hacer.

He descubierto que, como en todas las situaciones graves de la vida, hay dos cosas que resultan útiles: el sentido común y el sentido del humor. El humor es algo maravilloso para aligerar la atmósfera, ayudar a situar el proceso de morir en su auténtica perspectiva universal, y romper la exagerada seriedad y la intensidad de la situación. Así pues, utilice el humor con tanta habilidad y delicadeza como sea capaz.

También he descubierto, por experiencia propia, que resulta esencial no tomarse nada demasiado personalmente. Cuando uno menos se lo espera, el moribundo puede convertirlo en blanco de todas sus iras y reproches. Como dice Elizabeth Kübler-Ross, la ira y la culpa pueden «desplazarse en todas direcciones y proyectarse hacia el rededor, a veces casi al azar». No se figure que esa cólera se dirige realmente contra usted; si comprende de qué profundidades de miedo y aflicción surge, evitará reaccionar a ella de un modo que pueda perjudicar la relación entre ustedes.

A veces quizá se sienta tentado a predicar a los moribundos o a darles su propia receta espiritual. Evite absolutamente ceder a esa tentación, sobre todo si sospecha que no es eso lo que desea el moribundo. Nadie quiere ser «rescatado» con las creencias de otro. Recuerde que no es su tarea convertir a nadie a nada, sino ayudar a la persona que tiene delante a ponerse en contacto con su propia fuerza, confianza, fe y espiritualidad, sea cual fuere. Naturalmente, si la persona es verdaderamente receptiva a los temas espirituales y verdaderamente quiere saber qué piensa usted sobre ellos, tampoco ha de reprimirse.

No espere demasiado de usted mismo, ni espere que su ayuda va a producir resultados milagrosos en la persona que va a morir o que va a «salvarla». Se llevaría una decepción. Las personas mueren como han vivido, como ellas mismas. Para que se establezca una auténtica comunicación hay que hacer un esfuerzo consciente para ver a la persona en relación a su propia vida, su carácter, su medio y su historia, y para aceptarla sin reservas. Del mismo modo, no se inquiete si le parece que su ayuda hace muy poco efecto y que el moribundo no responde. No podemos conocer los efectos más profundos de nuestra atención y cuidados.

-Sogyal Rimpoché


7 comentarios so far
Deja un comentario

Aquel libro es una enseñanza sobre las implicancias de la muerte, buen extracto el que seleccionaste.
Gassho.

Le gusta a 1 persona

Comentarios por Genkai

Gracias….

Le gusta a 1 persona

Comentarios por Manuel

Gracias por esta entrada. La muerte me resulta difícil de aceptar y procesar. Hace poco he tenido la oportunidad de seguir el diario meticuloso y detallado de una amiga que ha estado presente durante los últimos quince días de la vida de su madre, respetando la decisión de ésta de dejarse morir. Para mi ha sido algo que me ha ocasionado un profundo impacto. Mi amiga se encontró a su madre de 75 años ( diagnóstico: maníacodepresiva pero por lo demás absolutamente sana ) en la cama y sin comer desde hacía una semana y con la firme decisión de morir porque ya no quería vivir más en ese estado mental incurable.
Durante las siguientes dos semanas mi amiga no se separó del lado de su madre. El médico de cabecera y una enfermera asistieron también a la madre hasta el último momento. Al parecer esta práctica, es decir la decisión consciente de dejar de vivir, no es algo extraño dentro del budismo, sin embargo a pesar de lo admirablemente sublime y espiritual que esta experiencia ha resultado ser, no deja de plantearme interrogaciones que me producen dolor de cabeza.

Le gusta a 1 persona

Comentarios por zenmujerdiario

¿Qué interrogaciones te producen dolor de cabeza?

Un abrazo

Me gusta

Comentarios por Radamantis

Supongo que es la confusión lo que me produce dolor de cabeza. Mi propia confusión dada mi convicción de respetar y proteger toda forma de vida. Esta convicción entra en conflicto con un caso como el de mi amiga donde se trata de aceptar, respetar y asistir al deseo de la muerte sin hacer nada por alterar ese deseo. Supongo también que es algo cultural: las actitudes que observo normalmente son las de disuadir de la muerte en favor de la vida. También me planteo como reaccionaria yo de encontrarme en una situación parecida.

Me gusta

Comentarios por zenmujerdiario

respetar y proteger toda forma de vida

Eso no está reñido con respetar también el deseo de esa forma de vida de decidir no vivir por las razones que esa forma de vida crea oportunas. Me adhiero a ambos postulados y no me parecen contradictorios.

Esta vida no es un valor absoluto. Al menos no para el budismo. No es, como en el cristianismo, una obligación a sobrellevar «porque así lo quiere Dios», cueste lo que cueste. No solo por la creencia en la reencarnación sino por la propia filosofía de aceptación de la impermanencia y la ausencia de yo nuclear.

El poder ejercer una muerte consciente, digna y serena es en el budismo una prueba de entendimiento profundo de su filosofía.

Un abrazo

Le gusta a 2 personas

Comentarios por

Gracias. 😀

Me gusta

Comentarios por zenmujerdiario




Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.