El blog de 道


Sobre la actitud en la meditación (II)
24/08/2014, 2:28 pm
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Gracias, Marcos 🙂

sobre la actitud en la meditacion


10 comentarios so far
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Magnífico, cuanto más esfuerzo-empeño-forzar-presión (dualista-separativo-egoico) se aplica, más tiempo tarda uno en entrar en el flujo natural y espontáneo… ya sea como espadachín o como bailarín o simplemente como «uno que está despierto» (Buda) o «como uno que así ha venido» (Tathagata).
Gracias Marcos y Tao.

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Comentarios por Freeman

Sí, así es, pero existe una fase inicial en que aparentemente debe aplicarse esfuerzo, para construir una atención capaz de desenmascarar los engaños, aunque más tarde se da uno cuenta de que no era tal esfuerzo sino cierto sufrimiento reiterado ante las espectativas.

Las espectativas son un impedimento. Incluso más tarde cuando uno entiende que no aplica esfuerzo alguno y por tanto relaja esa tensión-sufrimiento que parecía esfuerzo, aún entonces es bueno dejar de lado las espectativas, especialmente durante la práctica formal.

Un abrazo.

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Es curioso porque hay ciertas prácticas, como los koans, por ejemplo, en los que el esfuerzo y la voluntad juegan un papel importante.
Leí recientemente, lamento no recordar donde, que hay dos grandes caminos de liberación: la Vía de la Voluntad y la Vía de la Inocencia.

Y tampoco creo que, si damos por buena esta clasificación, nos sirva tanto para delimitar que prácticas van a un cajón y cuál a otro sino para observar con cual de esas dos actitudes generales se aborda la práctica, tal y cómo hacíais en vuestros comentarios.

No creo que la Vía de la Inocencia gane siempre la partida a la Vía de la Voluntad, pero es posible que para occidentales laicos la marcha más «sana y certera» se produzca caminando por el primero de ellos.

Quizás la elección entre una u otra sea la única elección importante que hagamos, teniendo siemprepresente que toda elección es solo aparente.

Un abrazo

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Comentarios por Radamantis

Me parece una aportación muy interesante y que da para reflexionar.

Lo hago en voz alta y sin haberlo meditado mucho

Es que la diferencia es muy sútil y los términos «esfuerzo», «espectativa», «voluntad» son muy borrosos.

En el trabajo del koan se genera tensión, el concepto de esfuerzo no existe, al igual que la voluntad, pero está claro que se busca generar tensión en el practicante.

Pero el practicante debe ser absorbido por el koan como a menudo se explica, si es «Mu», el practicante debe convertirse en «Mu» de tal manera que es entonces cuando, aunque sigue existiendo tensión no puede existir una espectativa de resultado pues no hay meditador, solo hay «Mu».

Solo entonces el koan puede considerarse meditación. No antes.

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Sí, pero no. 🙂

Yo creo que el koan es koan desde el primer momento que lo tomamos y nos sentamos a practicar con él, y más aún si el practicante es sincero y no hace una separación entre el resto de su vida y la práctica, y no sólo es koan en su momento de maduración que es el que tan bien describes en el último párrafo.

Esa tensión que se genera con la práctica del koan se suma en el caso de un laico a la tensión generada por su trabajo, por sus relaciones, etc y, como decía, ¿Una práctica que se vale de la tensión, aunque su objetivo sea otro, es la más conveniente para practicantes que viven rodeados de tensión? ¿Qué esperamos de la iluminación y de nosotros mismos si nuestra práctica consiste en buena medida en generar tensión en nuestro cuerpo? ¿Cómo puede ser y cómo nis afectará un despertar obtenido de una manera tan violenta?

Un abrazo

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Comentarios por Radamantis

Bueno, yo no he dicho que no fuera koan, he dicho que no era meditación…

Mientras el koan se pondera conceptualmente, intentando encontrar una respuesta con la mente conceptual, no es meditación, es solo una fase de generación de tensión porque el maestro espera una respuesta y la mente no llega para darla.

Cuando se rinde la mente conceptual, empieza la meditación o la práctica propiamente dicha.

Sin tener experiencia en absoluto en el trabajo de un koan bajo tensión (pues un koan puede trabajarse sin tensión como explica justo el artículo de 7 fases de ayer), digo, sin tener experiencia, a mi me da la impresión de que es simplemente un método para obtener un determinado estado mental puntual que te ayude a entender «qué debes buscar» pero que se pierde casi del todo relativamente rápido en la mayoría de los casos.

Igual que mucho corredores de fondo afirman conocer (cuando se les explica) que es eso de «correr sin corredor» debido al estado de agotamiento en este caso, parece cierto que ciertos estados corporales hace que la mente «cambie».

Aunque igual que tú, dada la tensión a la que intenta llevarme el mundo occidental cada día, el cuerpo me pide otras prácticas más relajadas… 🙂

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Hola Radamantis, normalmente la cuestión de las etapas y niveles en las vías «espirituales» no es algo que me interese gran cosa, pues es, para mí, algo inconcreto con lo que no se que hacer, ni para que me sirve. Sin embargo la cuestión de la actitud si es algo a lo que le doy importancia, y que me resulta tangible a la hora de la practica (es decir, a todas horas 🙂 . Por ello me ha llamado la atención esto que dices sobre la vía de la inocencia, y la vía de la voluntad. Se que es pedirte un esfuerzo, pues, según dices, no recuerdas donde lo leíste, pero, podrías concretar un poco más a que se refería el autor al hablar de estas dos vías.

Gracias.

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Comentarios por Roberto

Pues la verdad es que no había oído nunca lo de Voluntad e Inocencia.

Lo más parecido que me suena es Jnana y Bhakti , es decir sabiduría/conocimiento y devoción/fé.

Lo de la Inocencia suena bastante Taoista 🙂 pero la voluntad es absolutamente opuesta al concepto taoista de Wu Wei.

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Cómo no! Será un placer en la medida que pueda.

Antes me gustaría dejar claro que con mi comentario no apuntaba ni de manera explícita ni implícita a hablar de escalas o niveles sino de actitud y de cómo ciertas prácticas fomentan más una actitud que otra, y abrir un debate a partir de esta cuestión por eso dije en el penúltimo párrafo que en mi opinión ninguna de las 2 vías es mejor que otra sino que depende de quién las esté manejando y en qué circunstancias y me mojé diciendo que para los que estamos aquí la Vía de la Voluntad puede que no sea la más adecuada ya que no disponemos del laboratorio apropiado (puede que ni de la época ni de los directores de laboratorio tampoco) del que sí dispone un monje o un ermitaño. Opinión completamente parcial y limitada a mis escasos conocimientos, por supuesto.

Diría que el autor del que lo leí es Nisargadatta, pero cógelo con pinzas porque no estoy muy seguro. Lo que sí recuerdo bien son los conceptos de cada una de las dos Vías.
Aunque en ambas Vías se persigue lo mismo, como es de esperar, cada uno utiliza medios diferentes. Así, la Vía de la Voluntad se valdría del esfuerzo puesto en la austeridad, ejercicios y otras herramientas para «forzar» o alcanzar su objetivo, mientras que en la Vía de la Inocencia o del Desapego prima una actitud abierta, amorosa ante la práctica y lo que la vida presenta en cada momento, sostenido por la fe -término éste siempre peliagudo- o si se quiere por la confianza y la inocencia.

Si lo tomamos por las palabras clave que dan nombre a cada vía, voluntad e inocencia, no deberíamos pensar que una sea excluyente de la otra sino que la protagonista de cada una provoca que la otra juegue su papel como acompoñante o en momentos clave. Es decir, aquel que práctica con una actitud inocente tendrá que enfrentarse con obstáculos que también midan su voluntad y, por otro lado, aquel que practica ejercitando su voluntad hasta la extenuación gozará de momentos en los que la inocencia dará saltos de gigante.

Más allá de identificar de manera histórica la Vía de la Voluntad con aquellas prácticas ascéticas a las que se puso de frente el Buddha, y de que éstas Vías siempre han aparecido de una manera u otra en todas las escuelas de liberación, creo que la cuestión se nos plantea de manera actual y personal a cada uno de nosotros, como, por ejemplo, para laícos occidentales ¿Cuál de las dos Vías es la apropiada? ¿Es la Vía de la Voluntad apropiada para alguien que no ha renunciado al mundo? ¿Puede despertar ésta la compasión igual que lo hace la Vía de la Inocencia? ¿Hay prácticas más adecuadas o que fomentan y desarrollan más una actitud que otra (piénsese, por ejemplo, en la tensión, que generan los koans y la ausencia de la misma en el shikantaza)?

La vida es una cuestión y las cuestiones, cuestiones son.

Un abrazo

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Comentarios por Radamantis

Que rule! 😉

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Comentarios por marcos




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